Enrique Cortés
Esta semana os traemos a la Columna del Maestro a Enrique Cortés, un Maestro de 57 años, que se ha recorrido el mundo en busca de su camino, estudiando diferentes sistemas para complementarse y desarrollarse a sí mismo. Desde su humildad me dice “Te pido que seas paciente, yo no soy un buen narrador como tú, no soy erudito en letras y no se plasmar bien mis vivencias…”. Pero tras su confesión, siento en sus palabras años de trabajo en el tatami: cinturón negro en Full Contact, Wushu, Kyokushikai, Aikido (2º Dan), Taekwondo (4º Dan), Hwarang Do (4º Dan), Hwarang Kwan Do (5º Dan), Hapkido (5º Dan), Kick Boxing (5º Dan), Muy Thai… y algo de Krav Maga, Defensa Personal, boxeo… Peleó en Lumpini y ganó en el estadio Radjadamnoen. Ha participado en veladas de MMA en Estados Unidos, veladas de Kick Boxing en Holanda, Inglaterra y Boston… y tiene una “colección de lesiones” con las que convive diariamente, aunque confiesa sonriente “por lo demás estupendo no padezco de la tensión ni colesterol ni otras patologías por a hora”.
Mi nombre es Enrique Cortes Lloverás tengo 57 años, soy Maestro de Artes Marciales.
Todo empezó cuando tenía 8 años, mi padre, un practicante de las Artes Marciales, me arrastraba con él a su gimnasio, donde en el por primera vez tuve contacto con un tatami y conocí a un Gran Maestro…. Hombre que estaba destinado a cambiar mi vida y ser la base de lo que soy hoy.
Al principio no me gustaba ir al gimnasio, y no daba demasiado valor a lo que aprendía, cualquier excusa daba para no ir me valía, incluso mi madre me ayudaba a persuadir a mi padre para quedarme en casa y poder librarme.
Los años fueron pasando, y yo seguía allí creando raíces entonces invisibles. A los 16 años mi vida dio un vuelco radical: perdí mis padres en un terrible accidente.
Me quedé solo, sin parientes que me acogieran. Imagínense un adolescente que lo tenía todo, y de repente creía no tener nada.
Durante ese periodo no le di valor a mi vida, di vueltas por casas de acogidas, colegios, etc… y al final, perdido, me puse la mochila en la espalda y me fui a recorrer mundo.
Hice muchas cosas incorrectas pero de las cuales aprendí mucho. Y viendo que no podía llenar ese vacío volví al principio de mi vida, y descubrí que si tenía algo en este mundo: “las Artes Marciales”.
Las Artes Marciales y mi Maestro, que con una indulgencia y paciencia incomprensible consiguió hacerme volver al camino.
Volví a entrenar y a amar lo que hacía, empecé ayudando mi Maestro en su gimnasio, fregando el tatami, limpiándolo de arriba abajo, y con la mente abierta y despejada empecé a dar clases. Pero quería saber más y conocer otros estilos, me puse en contacto con Maestros en EEUU y estuve viviendo en Tailandia. También estuve viviendo en un templo budista durante tres años. Viví en diferentes países y en diferentes ciudades de España y del mundo siempre dedicando parte importante de mi tiempo a las Artes Marciales.
Entrene con magníficos Maestros, algunos muy conocidos y otros no tanto, pero con un gran conocimiento igualmente. Las Artes Marciales para mi han significado el yin y el yang, las dos caras de una moneda, tuve un mal principio pero al final llegue a un buen puerto.
[bctt tweet=”El camino es duro y lleno de obstáculos, pero tu rutina debe convertirse en tu motivación,” username=”@dragonzMAG”]Las utilice con diferentes fines, pero ellas me educaron y me enseñaron el camino que debía tomar, he vivido experiencias extraordinarias dentro del mundo de las Artes Marciales, me han completado, se han introducido en mi ser sin yo darme cuenta, y he podido ver y vivir otro mundo. Que me sirvió para renacer de nuevo.
A lo largo de mis años he recorrido muchos países y he conocido verdaderos Artistas Marciales que me han ido aportando cualidades y conocimiento.
Existen en el mundo una gran variedad de Artes Marciales, y aun siendo diferentes todas ellas están enlazadas con un cordón, son “diferentes expresiones para decir lo mismo”. La diferencia la ponen los Maestros, pues son ellos los que en su mente las ven diferentes y las enseñan con esa diferencia
[bctt tweet=”Enfoca el entrenamiento diario en busca de la profundidad de las Artes Marciales, y ellas te guiaran el resto de tus días, y podrán hacer de ti, un gran ser humano.” username=”@magazine/”]¿Acaso tú rechazas a tu mano izquierda o tu ojo derecho? ¿Verdad que no? Tú eres el que las controlas, a ti te pertenecen. Pues lo mismo sucede con las Artes Marciales, todas proceden de la raíz de un árbol, que ha dado infinidad de ramas ¿Por qué existe esa rivalidad y rabia entre los diferentes estilos, sistemas, organizaciones… ?
Las Artes Marciales, me han servido para completarme y entender mejor el mundo que me rodea; he ido adaptándolas a mi personalidad y carácter, y me han hecho sentirme vivo.
Y superar el mayor y más terrible trauma que he tenido en mi vida, la perdida de mis padres durante mi infancia.
He tenido tantas experiencias con ellas que podrían escribir miles de páginas.
Por ello, me gustaría aprovechar este pequeño espacio que he tenido el Honor de recibir, para desear que no existan la infinidad de barreras y obstáculos que suelen poner las federaciones y asociaciones, y los hombres que se eliminaran y se concentraran más en unir que dividir. Esta es mi finalidad: unir y hacer a los practicantes, personas vivas que no dejen pasar una oportunidad de ser felices y encontrarse a sí mismos.
El camino es duro y lleno de obstáculos, pero tu rutina debe convertirse en tu motivación, enfoca el entrenamiento diario en busca de la profundidad de las Artes Marciales, y ellas te guiaran el resto de tus días, y podrán hacer de ti, un gran ser humano.
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