STAR WARS y las Artes Marciales

STAR WARS y las Artes Marciales

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STAR WARS y su relación con las Artes Marciales

Hoy 15 de diciembre de 2017 pasará a la historia por ser el día en el que se estrena el capítulo VIII de La Guerra de las Galaxias. Una ópera espacial épica que se estrenó con el capítulo IV titulado “Una nueva esperanza” en mayo de 1977.

La influencia que tuvo oriente y las Artes Marciales en el diseño de la historia está latente en todo momento, desde los vestuarios del joven Skywalker, a la armadura del malvado Darth Vader, o al uso de la energía mística llamada “La Fuerza” (Chi en chino ó Ki en japonés).

Es por ello, que en Dragonz nos hemos querido sumar a este momento histórico, con este reportaje, en el que desvelamos algunas curiosidades y analizamos la influencia de las Artes Marciales en la Saga.

STAR WARS Y LAS AAMM

El cine de Artes Marciales, ya sea clásico o moderno, ha influido en otros géneros.

Desde las adaptaciones de clásicos japoneses como “Los Siete Samuráis” o “Yojimbo” que se convirtieron en los westerns “Los Siete Magníficos” o “Por un puñado de dólares”, a los wuxia influyendo a John Woo y su heroic bloodshed, o el uso de las Artes Marciales y los bullet ballet que hemos podido ver en “Equilibrium” o “Ultravioleta”, con desigual resultados pero que se ha convertido en lo que algunos denominan ”Gun” Fu por el uso de armas de fuego como si fuesen Artes Marciales.

A veces se queda en meros recursos estilísticos para proporcionar espectacularidad a las películas, pero uno de los casos donde las Artes Marciales y su filosofía han calado mucho más es, curiosamente, una película de ciencia-ficción, y todo comenzó en 1977 con el estreno de “La Guerra de las Galaxias”.

Personajes, conceptos, aspectos visuales… muchos elementos que a poco que se fije uno algo, verá la enorme influencia asiática para esta saga que ahora estrena su séptima película mientras se preparan varias más, incluyendo, por fin, presencia asiática y marcial. Es hora de subirse al Halcón Milenario y echar un vistazo a una galaxia muy, muy lejana.
En Japón…si, puede sonar raro, pero parte del germen de la saga de Star Wars, o “La Guerra de las Galaxias” en su primera película, está en Japón, en 1958.

La película del Maestro Akira Kurosawa “La Fortaleza Escondida” sirvió de base para parte del guion original. En ella, una princesa era ayudada por un bravo samurái y dos campesinos contra un ejército de samuráis.

Este clásico del cine influyó en George Lucas, creador de la saga. No en vano, el propio Lucas junto a Francis Ford Coppola (“El Padrino”) produjeron en 1980 a Kurosawa y su “Kagemusha. La sombra del guerrero”.

Aunque la sinopsis más breve de “La Fortaleza Escondida” (que por cierto salió reeditada en DVD y BR el pasado mes de noviembre de mano de A Contracorriente Films), deja clara la influencia para la historia de “La Guerra de las Galaxias”, los personajes de la película nipona también remarcan su influencia. Por un lado tenemos a dos princesas, Yuki y Leia, y el personaje que interpreta el gran Toshirô Mifune, el General Rokurota Makabe, se convierte en dos personajes en la saga galáctica, Han Solo y Luke Skywalker.

Este desdoblamiento se aprecia en aspectos puramente filosóficos y culturales japoneses. Por un lado tenemos los conceptos de Bushido emparentados con la Fuerza, y por otro lado, la valentía y cierto punto de sarcasmo del belicoso general que conectan con el simpático caradura dueño del Halcón Milenario que interpretó Harrison Ford. Finalmente, los dos campesinos son émulos de los androides C3PO y R2-D2, tanto por cómo están construidos los personajes, elementos cómicos pero importantes para la historia, como por el físico, uno alto y delgado, C3PO, y otro más bajo y rechoncho, R2-D2.

La influencia de Akira Kurosawa y del cine japonés se deja notar en diferentes elementos, como se afirma en diferentes fuentes de información.

Otros títulos de Kurosawa que han influido en la trilogía original fueron, “Los Siete Samuráis” (“Sichinin No Samurai” 1954), con alguna línea de diálogo prácticamente igual, o “Yojimbô” (1961).

Está claro que Lucas, amante del cine japonés, vio muchas películas, incluyendo de ciencia-ficción, como “Invaders from Space” (“Yûsei Ôji”. 1959 Eijirô Wakabayashi), “Batalla en el Espacio” (“Uchû Daisensô” 1959. Ishirô Honda) e incluso títulos chinos como “A Touch of Zen” (“Xia Nu” 1971. King Hu).

A veces esta influencia se debe a planos similares que realmente no tienen por qué ser referencias reales, como un plano de “Dersu Uzala” de Kurosawa y otro de “El Imperio Contraataca”, segunda entrega de la saga de Lucas.

Más allá de la influencia de un cine que fácilmente un estudiante universitario de cine podría ver y dejar huella en un joven aspirante a realizador. Pero si profundizamos en otros aspectos, podemos ver por qué hablamos de Star Wars en esta revista de Artes Marciales.

EL ZEN Y LA FUERZA

En la primera parte nos presentan la Fuerza y a los Caballeros Jedi, y es más que evidente en la relación que existe entre los conceptos inventados por Lucas y la filosofía Zen así como la energía interna, de la cual hablaremos en el siguiente artículo..

Obi Wan-Kenobi, interpretado por Sir Alec Guiness, define la Fuerza de la siguiente manera: “La Fuerza es lo que le da al Jedi su poder, es un campo de energía creado por todas las cosas vivientes, nos rodea, penetra en nosotros y mantiene unida a la galaxia.” La energía interna en las Artes Marciales entra perfectamente en esta definición, ya que existen estilos y técnicas de Artes Marciales internas que buscan coger la energía de, por ejemplo, la tierra.

Katas como el Sanchin de Karate, usan la respiración y las diferentes técnicas para renovar el Ki, incluyendo la mencionada absorción de energía de la tierra. Si a esto le unimos la definición de los Caballeros Jedi, “Durante miles de generaciones los caballeros Jedi fueron los guardianes de la paz y la justicia en la galaxia, antes de estos tiempos oscuros… antes del imperio.” ya tenemos a los samuráis y el código del Bushidô.

La formalidad de los samuráis es la misma que siguen los Caballeros Jedi, usando además la misma arma, una espada con todo el simbolismo que además conlleva. Como dice de nuevo Obi Wan al joven Luke, “Un arma noble para tiempos más civilizados.” El misticismo oriental se une a conceptos que muchos pueden tildar de medievales occidentales, pero es innegable la relación entre los Jedis y los samuráis con su tradición, lealtad y honor. Incluso podemos ver a Han Solo como un ronin, similar al interpretado por Toshirô Mifune en “Yôjimbo” o al que interpretó en “Los Siete Samuráis”. Un mercenario pero con un código de honor que le hará ayudar a los rebeldes contra el Imperio.

 

El uso de la Fuerza como técnicas de defensa y ataque es lo mismo que el uso de la energía interna en las disciplinas marciales asiáticas, llevado al terreno de la fantasía, como en el cine de artes marciales donde los protagonistas lanzan su energía a través de las manos para dar más fuerza a sus golpes. Quizás si podamos unir el universo creado por George Lucas con el wuxia pero hay que admitir que existen conceptos caballerescos occidentales y orientales que mantienen unos rasgos similares que podrían llevar a marcar influencias que no lo son tanto.

Pero tenemos otras irrefutables. El villano por excelencia, Darth Vader, lleva un casco de samurái, así de sencillo. Tenemos que recordar que los samuráis usaban en batallas máscaras de demonios para infundir miedo en sus oponentes, y la máscara de Vader, similar a un esqueleto, deja patente su origen japonés. Yoda, por su parte, con su peculiar forma de hablar parece plantear koan zen a su estudiante, tal y como podemos ver en la segunda entrega, “El Imperio Contraataca”.

La relación con Luke Skywalker es similar a la de maestros budistas, ya sean chinos o japoneses, así como su entrenamiento, que recuerda al entrenamiento acrobático que hemos visto una y mil veces en el cine de Kung Fu chino, en títulos como “El Mono Borracho en el Ojo del Tigre” (“Drunken Master”. 1978. Yuen Woo Ping) de Jackie Chan o en cualquier peripecia shaolinesca de la Shaw Brothers. Si a esto le unimos la búsqueda del Maestro que lleva acabo Skywalker, muy similar a lo visto en el cine de género donde el alumno busca a un maestro de Kung Fu que no es como se esperaba pero cuya sabiduría trasciende la marcial.

 

Yoda se convierte así en el Sifu que enseña al joven pupilo al estilo Karate Kid a defenderse y a controlarse, imbuyéndole de filosofía. He mencionado al Tempo de Shaolin ya que incluso existen teorías sobre paralelismos con la mitología de Star Wars, pero que de nuevo son demasiado forzados.

LA ACCIÓN EN STAR WARS

En la primera entrega de la saga, rodada duramente con menos medios de los que parecen pero con muchas ganas e ilusión, la acción fue obra de Bob Anderson, toda una leyenda en lo que a coreografiar peleas se refiere, siendo el profesor de actores de la talla de Errol Flynn o encargándose de las luchas de espadas de la trilogía de “El Señor de los Anillos”. Centrada en las propias luchas de espadas, mantienen el espíritu samurái, estudiándose y lanzando pocos golpes en busca del que acabe con su enemigo, lo mismo que, por ejemplo, el Iaido japonés.

El propio Anderson se encargó de doblar en las escenas de lucha a Darth Vader en las dos siguientes entregas. La parte filosófica se acentuó en la segunda parte pero se mantiene en la trilogía original la influencia japonesa a la hora de los combates, si bien el número de golpes aumenta para dotar de mayor espectacularidad a las escenas, adaptándose poco a poco a los años en los que cada parte se iba estrenando.

La cosa cambió cuando llegó la trilogía que servían de precuela a las películas originales. Para empezar tenemos a Ray Park. El actor británico y antiguo stunt que ha participado en “X-Men” (Bryan Singer. 2000) o en las adaptaciones de G.I. Joe como el ninja Ojos de Serpiente, o Snake Eyes, interpretó al villano, Darth Maul, poco explotado pero que demostraba su maestría en Kung Fu. Park es un admirador de Bruce Lee y Jackie Chan, lo que le llevó a estudiar Wushu, compitiendo de forma internacional y consiguiendo diferentes premios.

Andreas Petrides, fundador de la British Action Academy, experto en Karate, se encargó de las coreografías y Park desplegó todo el Wushu que pudo con una nueva arma láser usada al estilo del bastón chino. No podemos afirmar que toda la película, “Star Wars. Episodio I: La Amenaza Fantasma”, tenga una conexión con las Artes Marciales más allá del mantenimiento de la mitología sobre la Fuerza, con algunas alteraciones, y los combates con espadas láser, sobre todo con la presencia de Park.

Además, tenemos un momento muy zen, volviendo a la relación con el cine de samuráis. En un momento determinado, en su tramo final, unas barreras láser interrumpen el combate entre Darth Maul y Qui-Gon Jinn (curioso nombre, ¿No os recuerda a nada?), interpretado por Liam Neeson. Mientras el guerrero Sith anda nervioso como un tigre enjaulado esperando a poder atacar, el personaje de Neeson se sienta a la manera tradicional japonesa, seiza, y espera paciente, como si meditase. El momento en el que la barrera que les separa deja de interponerse, ambos contendientes atacan a su estilo, haciéndolo claramente Neeson como un verdadero maestro de Katana japonés.

En el 2002 llegó el siguiente episodio, “El Ataque de los Clones” y la presencia marcial acreditada se limita al entrenador de Hayden Christensen en Artes Marciales, Sayed Najem, Gran Maestro de Taekwondo y campeón olímpico que preparó al mismísimo Anakin Skywalker, el futuro Darth Vader. La acción es correcta, pero al tratarse de batallas épicas en su mayoría, tampoco tiene una influencia demasiado llamativa. El peso del formato culebrón, o space-opera, aludiendo al termino más cinematográfico que se adapta a la saga, pesa de nuevo más en la segunda entrega, llegando al cierre de los tres primeros episodios en 2005 con “La Venganza de los Sith”, que de nuevo mantiene ciertas constantes pero donde la influencia asiática se nota menos.

Pero estamos de suerte. Este mes de diciembre, la saga ha continuado con la primera de una nueva trilogía de cierre que Lucas imaginó, pero bajo manos de Disney, que recordemos hace un tiempo compró todo lo referente a Lucasfilms, es decir, Star Wars, Indiana Jones… “El Despertar de la Fuerza”, con J.J. Abrams como director, tras su éxito con las dos partes de la modernización de otra saga galáctica, “Star Trek”, trae presencia asiática y marcial, aunque en el momento de escribir este artículo, se desconoce la importancia o duración en pantalla de Iko Uwais y Yayan Ruhian, el dúo de “The Raid – Redada Asesina”, así como la de Cecep Arif Rahman, al que vimos como el asesino de los cuchillos en la secuela de “The Raid”.

Por desgracia, no aparece por ninguna parte un coreógrafo de lucha, a parte del coordinador de especialistas, Rob Inch, un stunt reconvertido a coordinador con más de veinte años de experiencia en sus espaldas. Esto no significa que no vayamos a ver a nuestros expertos indonesios en acción, pero el secretismo que rodea a la película hace que no sepamos ni el nombre de los personajes que interpretan. Menos mal que este mismo mes de diciembre tendremos la respuesta.

Para lo que si tengo respuesta es sobre si veremos más Artes Marciales en el universo Star Wars, y la respuesta es que si, en el cine tendremos más Artes Marciales y presencia oriental. Aunque se ha planteado una nueva trilogía, entre medias de cada una de ellas tendremos un spin-off, es decir, películas independientes surgidas del mismo universo.

Usualmente este término se centra más en personajes que aparecen en películas o series de televisión y consiguen tal popularidad que les proporciona una serie propia. Ampliando el término, como demuestra su uso continuo, como en “The Flash”, la serie que no es realmente un spin-off ya que se presentó al personaje en “Arrow”, y no era un secundario de la misma, el universo se ha ampliado y la primera película, que se estrenó el 16 de diciembre de 2016, se tituló “Rogue One: A Star Wars Story” y cuentó con Gareth Edwars (“Godzilla”. 2014) como director.

En su reparto coral tuvimos intérpretes de muchas naciones, pero la que más nos llamó la atención fue la del mismísimo Donnie Yen. En un papel que era un claro homenaje a Zatoichi, el espadachín ciego japonés. Además de contar con él, el actor y director chino Wen Jiang (“Let the Bullets Fly”. 2010) completa la representación asiática.

Y antes de terminar este post, quiero recordar que tenemos un episodio más a estrenarse en 2019 y dos spin-off más en 2018 y 2020 que podrían centrarse en la juventud de alguno de los personajes ya existentes, como Han Solo o el caza-recompensas Boba Fett.

ARTES MARCIALES ROLERAS EN STAR WARS

No quiero dejar la oportunidad de mencionar al juego de rol basado en las películas y que ha ido creciendo con los años hasta desarrollar, con ayuda de las novelas, videojuegos y demás historias en diferentes soportes que han ido apareciendo, todo un universo con nombres y definiciones concretas tanto de criaturas, dialectos, costumbres, naves y si, Artes Marciales. Algunas de ellas son la Mano Bakuuni, Echani o Teräs Käsi.

A pesar de parecer algo anecdótico, el desarrollo de sus creadores ha llegado al punto de tener en algunas ocasiones, bases de artes marciales reales. El Teräs Käsi viene del Serak, un estilo del Pencak Silat indonesio, mientras que el Echani se basa en el Hung Gar Kung Fu y en el Wing Chun. En otras ocasiones no se desarrollan tanto, siendo en realidad meros tipos de ataques debido a las morfologías de las razas que usan las técnicas, como por ejemplo los wookies, es decir, Chewbacca, el inseparable compañero de Han Solo, el Wrruushi. Desarrollar diferentes estilos de combates para cada raza del extenso universo ayuda a que el propio universo evolucione, con reglas específicas para los combates. De esta forma las Artes Marciales han ido enriqueciendo e integrándose de tal forma en Star Wars, que su presencia es cada vez más palpable y real.

La influencia visual, estilística y argumental asiática en Star Wars ha ido oscilando con cada película, notándose considerablemente en la trilogía original, imbuida del misticismo zen, los caballeros samuráis y las guerras civiles japonesas junto a un espectáculo de ciencia-ficción que marcó un antes y un después en la Historia del Cine. Que este fenómeno tenga tanta influencia oriental es algo no siempre recordado. George Lucas creó un universo mezclando diferentes elementos reales, y las Artes Marciales han conseguido entrar de una forma u otra.

Ahora, con las incorporaciones como actores de auténticos artistas marciales y con mucho peso en la actual industria cinematográfica oriental y del género, tenemos un aliciente más para dejarnos llevar por la magia del Séptimo Arte y por la imaginería de George Lucas, que aunque ya no esté detrás, tenemos que agradecerle su enorme aportación al cine, y si encima nos trae artes marciales, mejor aún.

 

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