El enfentamiento real en casos particulares (parte 4)
En esta entrega, continúo con el estudio de los casos particulares que pondrán darse en el enfrentamiento real, si en las anteriores ya lo hice con los ataques en la calle, el portal, el ascensor, tu propio domicilio, los urinarios públicos, los aparcamientos subterráneos, el metro y tu coche, además de estudiar los peligrosos casos de violación y la defensa contra varios agresores; en esta explicaré la defensa contra el ataque de un perro, y la agresión de un humano que usa contra nosotros presas y agarres.
DEFENSA CONTRA PERRO
A veces los delincuentes se ayudan de la “complicidad” de un perro de grandes dimensiones, aunque también la posibilidad de que un perro asustado nos ataque es bastante alta, por lo que deberíamos saber como defendernos de ellos, ya que según estadísticas oficiales, desde 1990 hay una mordedura de perro cada mil habitantes y una media de más de una muerte al año (treinta muertes en veinte años).
Yo soy un amante de los animales, siempre he tenido algún animal en casa, y reconozco que si me ataca un perro el culpable no es él, lo es su dueño, que no lo ha educado bien o lo ha hecho con fines ilícitos, pero ello no debe refrenar mi defensa, pues si soy piadoso y comprensivo la que lo va a pagar es mi integridad física o la de un inocente al que estemos protegiendo.
Antes de indicar como defendernos de un perro, os recuerdo que no debéis de dejar de vigilar a su dueño, pues a veces el ataque de la mascota es solo un ardid para facilitar su ataque. Otra indicación previa, jamás huyas, pues los perros son más rápidos que los humanos, lo que debes hacer es hacerle frente lo más tranquilo posible, recordando que la mayoría de los perros no tendrá intenciones de morderte sino tan solo de amenazarte mediante sus ladridos y gruñidos, pues estará tan asustado o más que tu y de esta forma te está diciendo: “no te acerques, no me ataques… o tendré que morderte”; si te mantienes firme no atacará, a no ser que esté adiestrado para ello, retrocede sin darle la espalda y sin dejar de vigilarle hasta que el perro se calme, a partir de ese momento podrás continuar tu camino.
Dependiendo de las dimensiones del perro, podremos saber anticipadamente su forma de ataque, por lo que podremos encontrarnos con:
El ataque de un perro pequeño. Los perros de pequeñas dimensiones, por sus características de tamaño, atacarán a tus piernas, por lo que la defensa será con estas, ya que al tiempo que estás movilizándolas dificultas su mordida y apresamiento; por tanto, patea con precisión el cuerpo del pequeño atacante, no te refrenes, golpea lo más fuerte que puedas; en general ante la primera patada el perro desistirá de su actitud violenta y ya no nos tendremos que preocupar de él.
No te preocupes por las lesiones que le puedas provocar, no serán tantas, ya que mucha energía cinética se perderá precisamente por su poco peso, pues parte de ella lo que hará será empujarle y lanzarle por los aires, con lo que mucha de la intensidad del golpe se perderá con esta acción.
Como verás, indico que el objetivo de nuestro ataque será que nuestra patada impacte en el cuerpo del cánido, y no en la cabeza, pues por sus especiales características anatómicas los músculos del cuello de los perros son muy flexibles y rápidos, por lo que si intentamos golpear la cabeza seguramente nos morderá el pie, y cuantas menos posibilidades dejemos al destino, mejor.
El ataque de un perro de grandes dimensiones. El tamaño de los grandes perros les hace más peligrosos, y no solo por que el tamaño de la mordida sea mayor y causar mayores destrozos, sino por que con su masa podrá hacernos caer al suelo si salta contra nosotros, con lo que la defensa será mucho más difícil, por lo tanto, es vital el evitar nuestra caída.
Generalmente, el objetivo del ataque de estos perros será nuestro cuello o, si está adiestrado, nuestro brazo con el fin de inmovilizarnos, por lo que saltará contra nosotros. Sabiendo esto podremos defendernos mejor, ya que mientras está en el aire su impulso impedirá que cambie la dirección de su ataque, por lo que es el momento en el que estará más vulnerable, por ello deberás estar muy ágil en la esquiva y el posterior ataque: mantén las piernas ágiles para poder desplazarte mejor, mantén flexible tu tronco y caderas para poder esquivar mejor y, asentándote firmemente en tus apoyos, golpea con fuerza el vientre y los costados del perro atacante, y si pudieras agarrar una de sus patas posteriores lánzale con fuerza contra una pared o un árbol mediante la energía cinética que desarrollarás girando el cuerpo; si vas a hacer esto no te demores, el agarre y el lanzamiento deben ser lo más inmediatos posible.
Esquiva sus dentelladas, por ello evitarás golpear la cabeza u hombros del perro, pues éste podría aprovechar ese momento para girar la cabeza y mordernos.
En los instantes previos deberás mantener una guardia alta con doble fin, por un lado para proteger tu cuello y por otro, al tener recogidos los brazos, no facilitarás su agarre mediante la mordida. En última instancia recuerda la siguiente enseñanza de Sun Tzu: “aquel general que se apega a sus soldados e intenta no sacrificarlos en la batalla, perderá la guerra”, esto es, es preferible sacrificar un brazo que perder la vida, si tenemos miedo a ser mordidos en el brazo es posible que nos muerda el cuello, por lo que a veces será necesario el escudarnos con el brazo izquierdo (el derecho si somos zurdos) para atacar con el derecho (o izquierdo si somos zurdos).
Si, por desgracia, el perro alcanza a hacerte caer, intenta evitar sus fauces si aún no ha mordido tu brazo y agárrale la garganta, presionando fuerte y firmemente los ganglios de su cuello, situados ligeramente por debajo de la mandíbula, de esta forma estará mejor controlado y, al mismo tiempo, le producirás un gran dolor; si fuera posible presiona sus ojos, es seguro que el perro cejará en sus empeños. Y nunca le agarres por su collar, pues supondrá una falsa seguridad cuando en realidad el perro mantendrá libre los giros de su cuello y la movilidad de su cabeza, con lo que su peligrosidad, lejos de haber sido mermada, se incrementará, pues estás perdiendo unos instantes preciosos y una oportunidad que es posible que no se vuelva a producir.
Si, desgraciadamente, el perro te ha mordido el brazo, recuerda no tirar del miembro afectado, pues te puedes producir desgarros más peligrosos que las simples heridas producidas por los dientes; y no olvides que el perro no podrá luchar como un humano, por lo tanto, para hacer que suelte la presa, golpéale lo más duramente posible en su garganta, hocico y parte posterior de la cabeza, jamás en su parte superior, pues su cráneo suele ser tan grueso que lo único que harás será enfurecerle aún más y apretará con más saña su presa. Su vientre también será un buen objetivo para golpearle. Otra táctica podrá ser el agarrarle con la mano libre la garganta, en su tráquea, apretando con las “fauces” así formadas con tu mano, asfixiándole hasta que suelte la presa.
Si pudiéramos, en el instante justo de hacernos caer con el empuje de su cuerpo, deberíamos aprovecharnos del impulso del perro para agarrarle y rodar girando para que sea el perro el que llegue antes a suelo y reciba la mayor parte del golpe. Una vez en el suelo, si pudiéramos montar con parte de nuestro cuerpo su lomo y agarrarle el cuello por detrás, la estrangulación sería la mejor de las defensas. Además, aprovéchate en todo momento de tu peso corporal, siendo una buena estrategia el caer sobre sus costados y sus costillas con tus rodillas.
El ataque de un perro mediano reúne las características de ataque de los perros pequeños y grandes, por lo que nuestra actuación será la ya descrita, dependiendo si ataca nuestras piernas o salta para atacar nuestro cuello o brazos.
En todos los casos deberemos defendernos con crueldad, pues recuerda que el ataque de un perro puede llegar a ser mortal. Jamás debes lastimar a un perro, pero si este te ataca, sintiéndolo mucho, es preferible que sea él el que sufra y no tú.
Al término de la refriega, deberás tratar tus heridas de inmediato, pues incluso las mordeduras menos severas pueden causar una infección, por ello tendrás que acudir de inmediato a un hospital o centro de salud indicando la causa de las heridas, por si tuvieran que valorar y tratar indeseables infecciones como la rabia o el tétanos. Y, finalmente, denuncia el caso a las autoridades.
Cuando debas auxiliar a alguien por el ataque de un perro, cuando éste ya le haya mordido, no se te ocurra tirar del perro para que suelte la presa, pues lo que harás es que los dientes desgarren la zona afectada, ocasionando una mayor herida con profusión sanguínea y tremendo dolor. Lo que debes hacer es agarrar el collar del perro por detrás de su cabeza (al nivel de su nuca) y levantarle, lo que ocasionará el ahorcamiento del animal, por lo que poco a poco irá aflojando la presa hasta soltar la dentellada.
PRESAS Y AGARRES
Ante una presa o agarre deberemos zafarnos inmediatamente y contraatacar; jamás deberemos pensar que si no hacemos nada el agresor se confiará y aflojará la presa para aprovechar el momento para contraatacar, pues una vez afianzada la presa el agresor no la aflojará, sino que se aprovechará de su ventaja.
Aunque la técnica a usar la extraigamos de los diferentes sistemas de defensa personal y artes marciales que practiquemos, aquí indicaré algunos consejos que con seguridad os vendrán bien, no olvidando jamás que siempre podrá haber una defensa si tenemos el conocimiento y la suficiente sangre fría para ello.
Los agarres de muñeca los violentos suelen aplicarlos con frecuencia a las mujeres, pero todos deberemos aprender su defensa pues nos ayudará a iniciarnos en las defensas más básicas, recordando que con esa mano ya no nos atacará pues la tiene ocupada, mientras que nuestra mano agarrada, si sabemos hacerlo, será muy útil en la defensa.
Los agarrones de solapa la mayoría de las veces no pasan de ser un simple zarandeo, pero hay ocasiones en las que es el comienzo de algo más serio, sobre todo cuando nos agarran con las dos manos, ya que la sujeción es sólo el inicio de un ataque de rodilla o, la mayor parte de las veces, un cabezazo, por lo que nuestra respuesta debe ser rápida y eficaz, pues la distancia con el agresor es muy escasa y, por tanto, peligrosa.
Las estrangulaciones, en principio, no son tan peligrosas si mantenemos la sangre fría, recuerda que puedes mantener la respiración bajo el agua cuando buceas durante casi un minuto, por ello, podrás defenderte sin respirar durante al menos treinta segundos, una eternidad en términos de autodefensa. Piensa que el adversario tiene las dos manos ocupadas, por tanto, golpea con celeridad en sus puntos vulnerables, ya habrá tiempo que afloje la presa de nuestro cuello. Por lo tanto, aguanta el dolor de la presión, no te pongas nervioso y ataca con eficacia y premura.
Una presa simple de cuello (una “romana” o “llave de candado”), cuando es aplicada por una persona de similares características físicas, en cuanto a corpulencia y altura, que el agredido, no es especialmente peligrosa cuando el defensor tiene conocimientos de autodefensa, pero si es una persona más fuerte lo tendrá más difícil, sobre todo si el atacante tiene conocimientos de lucha, por lo que el agredido deberá ser lo más contundente posible en su defensa.
El “mataleón”, o estrangulación trasera usando los dos brazos cruzados con el cuello en medio de ellos, es muy peligroso, siendo muy difícil su defensa una vez que está afianzada por una persona fuerte, por lo que deberemos anticiparnos a su aseguramiento, interponiendo una mano entre la presa y nuestro cuello con el fin de poder evitar que el brazo de la presa se afiance sobre nuestras arterias impidiendo la corriente sanguínea. Una vez asegurada nuestra mano procederemos a nuestra defensa, aunque no aconsejo que ésta incluya la proyección del adversario, pues si no soltara la presa nos rompería el cuello y, en el mejor de los casos, al caer, seguiría aferrando nuestro cuello en el suelo, con lo que nuestra defensa se volvería más difícil e, incluso, ineficaz.
El llamado “abrazo del oso”, esto es, cuando el adversario agarra el cuerpo y los brazos del agredido, puede ser una presa muy peligrosa aunque en principio no pudiera parecer tan lesiva como otras. Es un tipo de presa que suele usarse cuando hay un solo agresor para llevar a la víctima a rastras hacia un lugar adyacente con menos posibilidad de ser interrumpido en su acto agresor. Cuando esto pasa es porque el agresor es mucho más fuerte y voluminoso que su víctima. También suele usarse cuando son dos los agresores, con el fin de sujetar uno de ellos a la víctima, inmovilizándola y dejándola indefensa, mientras que su compañero actúa.
En este caso cualquier intento de soltar los brazos será inútil, incluso para un hombre, y lo más importante es empezar a actuar antes de que el agresor tenga tiempo de afianzar su presa, pues después sería mucho más difícil el contraataque; por ello, lo primero que hay que hacer es aflojar la presa de alguna manera, aunque sólo sea levemente, antes de empezar a actuar.
No aconsejo intentar la defensa preconizada por muchos manuales consistente en subir fuertemente los codos para, a continuación, doblar la cadera y golpear con un codo; de esta forma lo que se quiere es que el abrazo a la altura de los codos de la víctima suba hasta la altura del cuello con el fin de tener un hueco suficiente para golpear. Creo que esto es erróneo pues el agresor aprovecharía para agarrarnos por el cuello y proceder a una estrangulación trasera, mucho más peligrosa ya que, mientras que la estrangulación frontal solo es respiratoria, la trasera también lo es sanguínea con lo que el desvanecimiento es mucho más rápido, y además sufren las vértebras cervicales.
Una de las defensas idóneas sería mover la cadera para dejar un “pasillo” entre nuestro cuerpo y el del atacante, con el fin de dejar accesible sus genitales a nuestras manos, de esta forma se le podrá golpear, hacer que afloje la presa y seguir primero con la defensa y después con nuestro contraataque.
Cuando nos hagan una presa de brazo, recuerda que el agresor sólo tiene dos brazos, por lo que no podrá hacernos una palanca con triple apoyo, sólo podrá hacerlo con dos apoyos, en muñeca y hombro, o en muñeca y codo, por lo que la defensa debe comenzar por movilizar la zona no controlada, el codo en el primer caso y el hombro en el segundo. Una vez “desanclada” la presa será más fácil aplicar la técnica defensiva.
El agarre de pelo. Aunque es un ataque típico entre mujeres neófitas en artes marciales y métodos de combate, también es una típica agresión machista a una mujer, que lo hace con el fin de someterla física y mentalmente. Aunque hace años este tipo de agarre entre hombres era considerado poco varonil, últimamente también es usado entre varones (sobre todo si el agredido tiene el pelo largo).
El agarre suele ser desde la zona frontal o la trasera, y por otra parte el agresor podrá usar el agarre como sujeción para asestarnos un golpe, sobre todo cuando esté frente a nosotros, por lo que deberemos estar preparados para contrarrestar el ataque. No es una defensa difícil pues, como el agresor ocupará ambas manos, una para sujetar y otra para golpear, dejará olvidada su defensa y se le podrá golpear con facilidad en puntos vulnerables. En todo caso, lo primero que hay que hacer es sujetar la mano agresora para evitar un tirón mayor y ceder a éste, aprovechándose de él para iniciar la defensa.
Cuando el adversario se lanza contra nosotros, generalmente para golpear con su cabeza nuestro estómago o vientre y agarrarnos la cintura con el fin de hacernos caer y empezar a luchar en el suelo; en ese caso aconsejo que esquives el ataque con un desplazamiento lateral para no encontrarte en su trayectoria y te aproveches de su impulso y energía cinética para proyectarle contra el suelo o golpearle con eficacia. Jamás entres en su juego, ya que si quiere lanzarte contra el suelo es que se maneja muy bien en la lucha cuerpo a cuerpo y en suelo, por lo tanto, evita las técnicas de lucha y emplea las de golpeo.
En la siguiente entrega finalizaré con el estudio de más casos particulares de enfrentamiento real.
F. Javier Hernández.
Continuará en el blog la semana que viene.
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