VILLANOS del Cine Marcial
Cuando vemos una película de Artes Marciales, lo más habitual es sentir empatía con los héroes, sintiéndonos identificados con Bruce Lee, Van Damme, Scott Adkins o Jackie Chan. Pero más allá de eso tenemos a unos personajes que sin ellos, los héroes no serían lo que son.
Me refiero a los villanos, los malvados que les ponen las cosas difíciles al héroe en cada película de Artes Marciales que devoramos. Hay que agradecer a gente como Han, Tong Po, o a Chong Li que se hayan convertido en iconos populares del género del cine de artes marciales. Y ya que estamos con los villanos, haremos un repaso a otros villanos más genéricos y a alguno que se ha convertido en un antihéroe.
La imagen del villano en el cine es además muy agradecida, permitiendo, como pasa en otros géneros, mayor creatividad con personajes fuertes e incluso que hayan marcado ciertas épocas. Grandes cerebros del mal o sigilosos asesinos son el motor de muchos de los grandes títulos que sin ellos no hubiesen fucionado igual encarnados por actores emblemáticos que sabieron hacer suyos los personajes y que los iguala al de esos otros géneros que cuentan con mayor benevolencia entre la crítica generalizada como es el del terror.
Es hora de darles el reconocimiento que se merecen con un breve repaso a quienes ejercieron de villanos por excelencia en diversos momentos de la historia del cine de artes marciales, recordando además algún que otro homenaje.
JAPÓN Y CHINA. SAMURÁIS Y LOS MANCHÚES
El cine de samuráis se ha nutrido de diversos tipos de villanos. Desde malvados daymios o señores feudales, hasta el mismísimo demonio o intrigantes palaciegos, bandidos o incluso ronin, antiguos samuráis sin señor convertidos en delincuentes.
Este tipo de cine no ha variado demasiado en cuanto al tipo de villanos que ha incorporado al género, normalmente del tipo que podemos encontrar en otras cinematografías no tan lejanas.
A veces las figuras más representativas han sido los ninjas, exceptuando en su propio subgénero,el ninja-eiga, donde eran los héroes de la función. Algo similar fue el caso de la Yakuza, la mafia japonesa, representada en muchos jidai-geki, o películas de época, asociados al juego, siendo éste el antecesor del propio término, yakuza, haciendo referencia a la peor mano en un juego de cartas.
De villanos a héroes con un curioso código de honor que roza lo caballeresco, su imagen de malvados terminó de desaparecer en los ’60 y ’70 gracias a actores como Ken Takakura.
En algunas ocasiones usaron a los occientales como villanos, cosa curiosa, al ser los propios japoneses los villanos de muchas películas chinas de Kung Fu.
El sentimiento patriota del pueblo chino les hizo narrar la invasión de Japón y les tenemos, por poner un ejemplo, de villanos en el clásico de Bruce Lee “Furia Oriental” (Lo Wei, 1972) Los japoneses estaban detrás de la muerte del Sifú Huo Yuenjia y Bruce Lee les atacaría sin piedad.
El propio Bruce además tendría como villanos en su debút como director, “El Furor del Dragón” (Bruce Lee. 1972) a un mafioso italiano que contrata para derrotar al héroe a un norteamericano, Chuck Norris, y a un japonés, interpretado por el surkoreano experto en Hapkido Whang Ing-Sik.
La secuela de “Furia Oriental”, de nuevo dirigida por Lo Wei y con Jackie Chan intentando buscar su hueco en el cine, “Furia Oriental II” repetía el esquema de los japoneses malvados. La enemistad entre ambos colocaría a los nipones como estereotipos de villanos crueles, muchas veces asociados a occidentales.
No es raro ver en “Érase una vez en China” a los ingleses como malvados detrás del tráfico de opio. Tsui Hark realizó en esta película un retrato de una época de colonialismo y extorsión sobre el pueblo chino con un Jet Li en plena forma como el héroe popular Wong Fei Hung en una de las obras maestras del cine de Kung Fu.
Usar a los extranjeros como villanos es algo habitual en el cine chino. La mayor parte del cine de los ’60 y ’70 de la Shaw Brothers y de otras productoras menores se nutría de colocar como villanos a los manchúes.
¿Quién no recuerda de pequeño escuchar una y otra vez que los manchúes han usurpado el poder y los “buenos” se revelan contra ellos? El argumento de innumerables películas cobran vida en este momento, ayudado por un rápido vistazo a quiénes son los manchúes. Se trata de un pueblo originario de Manchuria, al norte de China, colindando con Rusia. De ser un pueblo nómada pasaron a formar dos dinastías en China, la Jin (1115-1234 DC) y la Qing (1644-1912 DC), siendo ésta última la “culpable” de su demonización en el cine.
Al tratarse de una minoría étnica en China, los manchúes han sido considerados como usurpadores del poder, colocándoles como villanos habituales que ordenan quemar el Monasterio Shaolin o detrás de intrigas conspirativas para mantener un control sobre sus territorios. No en vano durante esta dinastía, el famoso templo budista fue destruido y los monjes supervivientes viajaron al sur de China, instaurándose el Kung Fu como una arma contra el gobierno tiránico.
Esto, aunque parece surgido de un wuxia de Chang Cheh, era la realidad, por lo que no les costó mucho a los guionistas escribir “Las 36 Cámaras de Shaolin” (1978), “The 18 Bronzemen” (1976) o el clásico “Hermanos de Sangre”, que recogía un suceso real, el atentado contra Ma Xinyi, en 1973 con un excepcional Ti Lung a la cabeza del reparto.
Esta película tiene un remake moderno con Jet Li, Andy Lau y Takeshi Kaneshiro, “The Warlords. Los Señores de la Guerra” (Peter Chan. 2007).
Por otro lado, el suceso histórico conocido como la “Rebelión de los Boxers” que llevó a los chinos a levantarse ante los abusos occidentales, colocaba a los occidantes como villanos, algo que se recuperaría en la mencionada “Érase una vez en China” (1991) con Jet Li a la cabeza. Al margen de la producción hollywodiense “55 Días en Pekín” (“55 Days at Peking”. Nicholas Ray. 1963), los propios chinos hicieron su versión en 1976 con Chang Cheh dirigiendo “Boxer Rebellion” (AKA “The Bloody Avengers”) con coreografías del mítico Liu Chia-Liang o Lau Kar-Leung además de la presencia de actores clásicos como Alexander Fu Sheng o Chi Kuan-Chu.
Pero éstos no eran los únicos villanos ya que en muchas ocasiones tenian que dar cuerpo al villano y no solo culpar a un colectivo. Incluso sin tener nada que ver con política, el cine de Kung Fu ya nos daba algunos villanos míticos como Pai-Mei.
LOS MALVADOS PAI-MEI, HAN Y BOLO
Si tenemos que hablar de villanos a la altura de los héroes, uno de los primeros fue Pai-Mei, homenajeado por Quentin Tarantino en su duología “Kill Bill” en el 2003 y 2004. El personaje, con base real, alcanzó el nivel necesario para comenzar este viaje personalizado, encarnado por Lo Lieh en “Los Vengadores de Shaolin” (Liu Chia-Liang. 1977), representado como un malvado eunuco y al que Lieh dotaba de unas técnicas de Kung Fu espectaculares y perteneciente al Clan del Loto Blanco, una organización también real que se opuso a los mongoles y que en muchas ocasiones se ha referido como unos inícios de las Tríadas o mafias chinas.
El caso es que la figura del original Pai-Mei está asociada a la traición al propio Templo Shaolin, ya que sería uno de los supervivientes para finalmente traicionarlo, colocándole en el momento oportuno para ocupar el primer trono de la villanía marcial. Lo Lieh interpretó de maravilla al personaje, repitiendo dos años después en “Shaolin Abbot” (AKA “Slice of Death”. Ho Meng-Hua. 1979) y por último en “Clan of the White Lotus” (Lo Lieh. 1980) dirigida por él mismo.
A pesar de que su versión es la que sentó precedentes, la figura de Pai-Mei, o Cejas Blancas, ya pudo verse en 1976 en “The Shaolin Avengers” (Chang Cheh) interpretado por Hui Lou Chen. Sus dos últimas apariciones son en la película tawanesa “El Cazador Ninja” (Wu Kuo-Ren. 1987) interpretado por Jack Long y en “Kill Bill. Vol. 2” (Quentin Tarantino. 2004) en todo un homenaje con Gordon Liu como el maestro Pai-Mei, sifu de Kung Fu del personaje protagonista interpretado por Uma Thurman. En el propio guión Tarantino tenía indicado que el personaje debía tener el aspecto del interpretado por Loh Lieh.
En el cine de Kung Fu de los ’60 y ’70 hubo más villanos, muchas veces encarnado por uno de los más grandes pateadores que ha dado el cine de Hong Kong, el surkoreano Hwang Jang-Lee. Sus personajes en los dos grandes clásicos de Jackie Chan, “El Mono Borracho en el Ojo del Tigre” y “La Serpiente a la Sombra del Águila” en 1978 son intercambiables pero igual de efectivos.
El caso de Jang-Lee es curioso ya que aunque se convirtió en un villano por excelencia, no consiguió el papel concreto por el que se le recuerda, aunque viendo su filmografía y sus apariciones, con esas prodigiosas piernas en acción, ya nos vale. Fue incluso homenajeado en la serie de anime “Bola de Dragón” en el personaje de Tao Pai-Pai. Pero sí tenemos dentro del cine, e incluso anterior a Pai-Mei, otro villano, pero con unas características muy concretas que le sitúa un poco fuera del concepto de villano tradicional dentro del cine de Kung Fu. Me refiero a Han, el antagonista de Bruce Lee en “Operación Dragón” (“Enter the Dragon”. Robert Clouse. 1973).
Al tratarse de una co-producción entre Estados Unidos y Hong Kong, y considerando que la parte del guión corría por cuenta de los norteamericanos, la figura de Han bebe directamente del subgénero de espías, más concretamente en el universo bondiano. Aunque el personaje es en esencia un renegado del Monasterio de Shaolin y eso ya motiva al personaje de Bruce para detenerle, se le mezcla con la dirección de una organización al más puro estilo Spectra, con el tráfico de drogas y de personas como verdadera forma de lucro.
El encargado de dotarle de vida fue el veterano Shih Kien, o Sek Kin. Un auténtico practicante de Kung Fu desde muy jóven que comenzó en el cine en 1940 y que cuenta con 546 participaciones en películas como actor, al margen de otras doce como director de acción. Su experiencia en Kung Fu de Shaolin del Norte le proporcionó una carrera en el cine de acción, destacando en la larga serie de películas sobre Wong Fei Hung con Kwan Tak-Hing como el héroe popular.
Curiosamente solía encarnar a villanos, cosa que le ayudó a dejar su marca como el cruel Han. Curiosamente es un papel en el que está bastante comedido, pero le otorgo un carisma genial, acentuado por ser la película que es, claro.
El desenlace de la película se sitúa más en el terreno marcial que el de espías. Si esta presentación de Bruce al público occidental bebía de la saga de James Bond, en su último enfrentamiento todo se decidiría en un combate de los de siempre, y recordemos que Bruce le recuerda que ha profanado el templo. Una frase concisa que nos devuelve al cine de Kung Fu en estado puro. El complemento de la mano de Han, sustituyéndola por afiladas cuchillas le dan más personalidad si cabe y dejándonos la imagen de Bruce herido como un icono de él mismo. Estos momentos épicos de la película engrandecieron al villano, una mente perversa, fria, pero con momentos de locura y violencia como en su enfrentamiento contra Jim Kelly. Un experto luchador, peligroso y en definitiva, el Han que nos gusta y que nos ha marcado.
En “Operación Dragón” tambien tenemos a un actor que destacó como villano y tiene en su haber un buen puñado de títulos a lo largo de su dilatada carrera donde es necesario pararse. Bolo Yeung, ¿quién si no? Bolo comenzó a estudiar Tai Chi y Wing Chun entre otros estilos de Kung Fu y debutó en el cine en 1970 en “The Wandering Swordsman”, con unas 20 películas antes de aparecer en la película de Bruce Lee.
Al contrario de lo que mucha gente piensa, Bolo no debutó con Lee, ya había paseado su poderoso físico por diversas películas en papeles mayores o menores, muchas veces acreditado como Yang Tze, su verdadero nombre.
Fue Mister Hong Kong de Culturismo y defendió el título, alrededor de diez veces. Apodado “la Bestia del Este” o el “Hércules Chino” por su musculatura y su dominio marcial, su carrera se catapultó tras “Operación Dragón”, donde interpretó a Bolo, el lugarteniente despiadado de Han. Aunque tuvo que luchar contra el inexperto John Saxon, tuvo secuencias donde se pudo lucir, consiguiendo posteriormente papeles similares. Gracias a Bolo, Yang Sze pasó a acreditarse como Bolo, siendo así mundialmente conocido.
Tras este personaje tuvo papeles destacados en “Todos los hombres son hermanos” (Chang Cheh, Wu Ma. 1975) entre otras, pero no llegaba un nuevo papel que llamase la atención lo suficiente.
Tras beber del éxito de la imagen de Bruce Lee en el Bruceplotation, participando en películas de sus clones, pasó a engrosar las filas de los actores considerados clásicos, contando con él para verdaderas reuniones del talento del cine hongkonés en películas como “El Tren de los Millonarios” (Sammo Hung, 1986) o para relanzar la carrera de Brandon Lee en “Brandon Lee: La leyenda continúa (AKA “Legacy of Rage”. Ronny Yu. 1986).
Pero quien recuperó a Bolo fue curiosamente la copia y desarrollo del propio personaje que le encumbró en “Contacto Sangriento” (“Bloodsport”. Newt Arnold. 1988) con Jean Claude Van Damme como protagonista. En ella Bolo era Chong Li, un poderoso luchador, cruel como Bolo, pero que al contrario que en la película del Pequeño Dragón, sí podía desplegar todo su repertorio técnico en una serie de combates geniales. Una modesta producción que se convertiría en un clásico moderno y obra casi de culto, no solo lanzando a Van Damme, si no dándonos a un nuevo villano que recordar y que ofrecía un combate final de los que marcan época.
El último gran villano de Bolo ha sido de nuevo con Van Damme, Moon, que Bolo interpreta de nuevo pétreamente pero ofreciendo más geniales combates contra el belga, alejándose del histrionismo que casi rayó con “Contacto Sangriento”. Este personaje puede ser incluso un merecido homenaje a un tipo de personajes que interpretó en su carrera, aunque no fue el único.
Un actor y artista marcial que merece un mayor reconocimiento y que al menos ha conseguido gracias a su galería de personajes, perdonándole que haya repetido el de “Operación Dragón” incluso en la serie B norteamericana, pero le ha mantenido en activo durante mucho tiempo.
LA SAGA DE TONG PO Y BOYKA
Van Damme nos trajo a Chong Li, y mientras su carrera avanzaba, volvió a ofrecernos un nuevo villano para entrar en esta categoría de indispensables dentro del cine de Artes Marciales. Van Damme llevaba un tiempo dando tumbos por el cine, destacando en “Retroceder nunca, rendirse jamás” (“No retreat, no surrender”. Corey Yuen. 1986) como el villano Iván Kraschinsky, un genial pateador de pocas palabras además de guardaespaldas del auténtico malvado de la película. El belga del split habia conseguido llamar la atención y su carrera fue subiendo hasta que llegó “Kickboxer” (Mark DiSalle y David Worth. 1989) Ofrecía un acercamiento al Muay Thai, un nuevo héroe en una película “a lo Karate Kid” pero más adulta y con un arte marcial en auge.
La imagen de Van Damme salió muy favorecida, pero a la vez nacía Tong Po. Su presentación es uno de los momentos cumbres del género, con los golpes secos que se oyen cada vez más cerca y la cámara nos muestra de espaldas al thailandés golpeando una columna de la que se desprende el yeso. Para interpretarlo, lejos de tener a un thailandés, tenemos al marroquí Michel Qissi, amigo de la infancia de Van Damme, quien con el adecuado maquillaje se encargó de ser Tong Po y ya había colaborado con el belga en “Contacto Sangriento” en 1988 interpretando al luchador Suan Paredes.
Su rostro de cera, debido en parte al maquillaje, y su interpretación le encumbraron como gran villano del cine de Artes Marciales, aderezado con el épico combate final contra Van Damme, con los cristales y el cáñamo en los puños.
Aunque Van Damme no quiso participar en la secuela de “Kickboxer”, los productores aprovecharon para lanzar a Sasha Mitchell como el “tercer hermano” Sloane, cargándose al bueno de Kurt usando un doble de Van Damme. El caso es que “Kickboxer II” sí contó con Michel Qissi para repetir como Tong Po, sin llegar a parecer tan imbatible como en la primera parte.
El experto en Karate Shotokan dejó así el papel para aparecer en películas de bajo presupuesto como “Kickboxing. Pacto con la muerte”, “Kickboxer Terminator” o “Fuerza Extrema”, algunas de ellas dirigidas por él mismo. Pero a pesar del abandono de Qissi del papel, Tong Po volvió en 1994 en la cuarta entrega, “Kickboxer IV: El Agresor”, con Kamel Krifa, también conectado a Van Damme desde 1989. El caso es que Tong Po perdió la fuerza que Qissi nos mostró en la película original, convirtiéndose en todo un icono parodiado incluso en películas como “Hot Shots”, parodia algunas de las mejores películas de acción.
Este mismo año 2016 veremos la nueva encarnación de Tong Po con la cara y el poderoso físico de Dave Batista en “Kickboxer: Vengeance”, con Alain Moussi como Kurt Sloane y con la presencia de Van Damme como el Maestro Durand. ¿Llegará a hacernos recordar al mejor Tong Po, que no necesitaba un físico como el de Batista?
Los años pasaron y el cine de Artes Marciales sufría un bajón. Era el año 2006, lejos quedaban los éxitos de Van Damme o Seagal, que en ese año estrenaban “En territorio enemigo” el belga y “Mercenary”, “Shadow Man” y “Attack Force” el aikidoka. Y si, Jet Li estrenaba ese año “Fearless (Sin Miedo)” y Jackie Chan “2 ladrones y medio”, película que llegaría a España en el 2008, pero la sequía, con Tony Jaa desaparecido en pleno rodaje de “Ong Bak 2”, continuaba.
Hasta que llegó “Invicto 2”. La secuela de “Invicto”, drama carcelario y de boxeo de 2002 con Ving Rhames y Wesley Snipes, nos traía de vuelta a George “Iceman” Chambers, que en esta ocasión volverá a la cárcel pero en Rusia.
Michael Jai White retoma el personaje de Rhames para enfrentarse en un campeonato ilegal con los mejores luchadores, y el mejor es Boyka. Scott Adkins, tras algunos personajes secundarios y de relleno en series de televisión y algunas películas, incluyendo papelitos en “Espía por accidente” o “El Poder del Talismán” de Jackie Chan, “Black Mask 2” o “Danny the Dog” de Jet Li, conseguía el de Boyka a pesar de que el productor quería a alguien más alto y de mayor envergadura.
El caso es que a pesar de ello, Adkins consiguió el papel y unió un físico envidiable con una velocidad técnica impresionante. Tanto sus combates, como los de Jai White y sobre todo el suyo final, son pura delicía, y Adkins hace que odies a su personaje pero que desees ver más y más. El éxito de esta película y sus impresionantes coreografías, de la mano de J.J. Perry, encumbraron a los dos actores, pero la imagen de Boyka se quedó muy presente.
Tanto que en 2010 llegó “Invicto 3”, de nuevo con Adkins como Boyka en un giro del personaje que le ha convertido en un antihéroe. Sigue manteniendo su esencia de badass, pero deja de ser el villano odioso visto anteriormente, papel que cayó en manos del chileno Marko Zaror.
Gracias a la excelente técnica de Adkins y Zaror, con esos combates entre MMA y XMA, a pesar de no llegar al nivel de la segunda entrega, si consiguió ser de las más esperadas y aplaudidas por los aficionados, llegando a la cuarta entrega que verá la luz este 2016, ya titulada “Boyka: Invicto IV”.
De esta manera un villano de enorme repercusión ha conseguido ser un, al menos, antihéroe querido por el público y de momento seguiremos viéndole al menos una vez más.
Este rápido repaso a los villanos del cine de Artes Marciales es sólo una muestra general, dejando a muchos otros fuera, muchas veces arquetipos y en otras ocasiones personajes históricos, según quién cuente la historia.
Todos ellos se encuentran detrás de los que he mencionado antes, pero tienen su hueco como grandes villanos del género. Dignos de recordar tenemos al Johnny de “Karate Kid” (“The Karate Kid”. John G. Avildsen. 1984) interpretado por William Zabka, además de su maestro, Kreese (Martin Kove), el Ninja Estrella Negra de “El Guerrero Americano” (“American Ninja”. Sam Firstenberg. 1985) interpretado por Tadashi Yamashita, Fung Sheng Wu Chi, o la Guillotina Voladora de “El Luchador Manco 2”, con Kang Chin interpretándole, Sho’nuff (“Sambo”) también conocido como el Shogun de Harlem, en la película de culto norteamericana “El último Dragón” (“The Last Dragon”. Michael Schultz. 1985), y siguiendo con un título de culto, no sólo de Artes Marciales, Lo Pan en “Golpe en la Pequeña China”, con, bajo el maquillaje, a James Hong, acompañado de los Tres Tormentas, Trueno (Carter Wong), Lluvia (Peter Kwong) y Relámpago (James Pax), sin olvidar al Shang Tsung de Cary-Hiroyuki Tagawa en “Mortal Kombat” (1995), Sammo Hung como Wong Po en “Duelo de Dragones” (“Sha Po Lang”. Wilson Yip. 2005), Mad Dog, o Yayan Ruhian desbocado en “Redada Asesina” (“The Raid”. Gareth Evans. 2011), o el dúo de la secuela, Hammer Girl y Baseball Bat Man y podría seguir añadiendo personajes que en mayor o menor medida han conseguido destacar por encima de otros.
La realidad se funde con la imaginación para darnos villanos como Oda Nobunaga, personaje histórico japonés que ha aparecido en muchos films como un villano. Y de vez en cuando algún que otro gran personaje o actor marca la diferencia y se convierte en un icono como son los casos que hemos comentado este mes.
Pero nunca sabremos cuándo vuelve uno de los clásicos o aparece otro gran villano para ponerle las cosas difíciles a nuestros héroes, alegrándonos de ello los aficionados, por lo que tendremos que estar muy atentos al próximo cine marcial.
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A falta de eso, habría que sumar que Marvel Studios se nos viene con Shang-Chi.