Marta Fernández, ser mujer en las AAMM

Marta Fernández, ser mujer en las AAMM

marta fernandez

Ser mujer en las Artes Marciales

He visto a lo largo de los últimos años crecer a nuestra “joven maestra” de este post. Y torneo tras torneo, he visto como perdía, como lloraba, como se enfadaba, como iba cambiando de cinturón, y como comenzaba a acumular trofeos de campeona hasta llegar a verla convertida en cinturón negro. Por ello, cuando me dijo que había comenzado a dar clases con un brillo especial en sus ojos, la ofrecí que nos contara sus experiencias en esta columna. Pues aunque siempre ha estado reservada a maestros con mucha más experiencia, todo maestro comenzó impartiendo clases en algún momento de su vida, y abrirle las puertas a las nuevas generaciones, para nosotros como artistas marciales, es garantía de continuidad. Marta Fernández es cinturón negro 1º dan de Kajukenbo, ha ganado infinidad de torneos en todas sus modalidades (formas con y sin armas, defensa personal y combate), recientemente ha comenzado a impartir clases, ¡y todo esto con tan solo 18 años!

Aún recuerdo cuando era niña y mi padre quería meterme en el mundo de las Artes Marciales, gracias a él sigo practicando y luchando cada día. Llevo diez años practicando Kajukenbo, mi Maestro es Felipe Hernández Díaz cinturón negro 6º Dan, para mí, uno de los mejores. Ahora soy cinturón negro 1º Dan, tengo 18 años, y por supuesto, sé que aún me queda mucho para ser una Maestra. He obtenido buenos resultados en campeonatos y he conocido a Grandes Maestros y deportistas como Ricardo Mercado Sierra, Juan Hombre, Nacho Serapio, Raul Gutierrez, Manuel Villaseñor, Al Dacascos y muchos más.

Es muy bonito tener a tu figura paterna junto a ti, apoyándote en todo, corrigiéndote y dándote consejos. Siempre que he tenido algún bajón, me ha motivado para seguir adelante. Mi padre es Carlos Fernández García y lleva muchos años en las Artes Marciales. Antes de que yo naciese, ya entrenaba con José Caballero. Teniendo yo apenas un año, sufrió una lesión de rodilla en el tatami, tuvo que pasar por una operación difícil y tuvo que dejar de entrenar. Tras 10 años sin entrenar, se encontró a Felipe, y este le animó a retomar las Artes Marciales, mi padre no dudo en comenzar de nuevo. Tan solo unos meses después comenzó mi vida en el Kajukenbo.

Mi padre dice “Las Artes Marciales son como una droga, si lo dejas acabarás volviendo… ”, esto me ha ayudado a no rendirme nunca y a buscar solución a las cosas. Siempre ha sido muy exigente conmigo, quería que hiciera todo bien, de hecho los peores golpes que he recibido en el tatami ¡han sido suyos! Pero no me lo tomo a mal, sino todos lo contrario, porque me ayuda constantemente a mejorar y ver fallos para corregirlos. Gracias a él conocí este mundillo y estoy muy agradecida. Esto para mí no es ningún hobby, sino una forma de vida.

El sacrificio para conseguir un triunfo en un campeonato o una subida de grado es un sentimiento de emoción y satisfacción, no importa lo que cueste conseguirlo si luego hay recompensa.

De las derrotas es de donde más se aprende, y cuando más ganas tienes de entrenar para conseguir lo que quieres.

Hay muchos baches en el camino pero siempre tienes que ser fuerte y esquivarlos. Siempre he tenido el apoyo de mi Maestro, me ha demostrado más en las derrotas que en las victorias, una vez me dijo una frase que nunca olvidare “El día que des clases sabrás explicarles a tus alumnos lo que es ganar y perder”. Siempre le estaré agradecida porque cada conocimiento que sé es gracias él, dedicando su tiempo y esfuerzo para que mejorase como artista marcial.

He tenido varias lesiones, una de ellas fue de rodilla, competí lesionada en “La Batalla de Toledo” y al finalizar la competición me empezó a doler más. Cuando me dijeron que tenía que dejarlo temporalmente, tuve un sentimiento de rabia y tristeza por no poder entrenar. Fue en época de competición, la recuperación fue dura pero tuve mucha fuerza de voluntad y poco a poco fuí entrenando y preparándome de nuevo.

Nunca hay que rendirse ante una lesión, hay que tener paciencia y ganas de volver a pisar un tatami. Sinceramente vuelvo a los entrenamientos por el simple hecho de no poder vivir sin entrenar Artes Marciales, es lo que más me gusta en esta vida.
En una ocasión, tras no obtener “mi triunfo”, estuve a punto de tirar la toalla, pero un Gran Maestro se acercó a mí y me pidió que no dejara las Artes Marciales. Sus palabras se quedaron marcadas en mí. Estos detalles son los que motivan y ayudan para continuar el camino.

No es fácil estar en un mundo en el que hay más hombres que mujeres. Siempre hay que hacerse más notar y respetar. El saber defensa personal te da seguridad y confianza en ti misma, te hace valorarte más como mujer y te hace tener disciplina. Por eso recomiendo a todas las mujeres practicar Artes Marciales, y que cada vez seamos más mujeres en este mundillo de hombres.

Supongamos que vas sola por la noche e intentan agredirte… ¡el arte marcial te hace reaccionar ante la situación! tener esa confianza, seguridad y control. También ante violaciones, violencia de género y mucho más.

Durante muchos años de entrenamiento he notado mejora en mi misma tanto físicamente como mentalmente. Sé que hoy día reaccionaría de manera diferente ante una agresión.

El saber defenderse crea seguridad en ti mismo y te ayuda en la vida diaria.

OS ANIMO A QUE PRACTIQUÉIS ARTES MARCIALES.

“Mi Maestro”

Ha tenido mucha paciencia conmigo, siempre explicándome todo y poniendo énfasis en mí, animándome en todo momento. Sus entrenamientos son duros, disfrutas y aprendes. Nunca olvidaré cuando suspendí una subida de grado por no ejecutar bien mis movimientos… ese hecho me hizo madurar y tomarme las cosas más en serio. Me puse a entrenar más y a mejorar los fallos cometidos.

Aunque ese mismo día estuve enfadada, lo hiciste por mi bien y te estoy muy agradecida. No quiero otro Maestro, si me dieran a elegir, te elegiría siempre. Para mi eres como mi segundo padre, siempre que me ha pasado algo dentro o fuera del tatami, siempre, has estado ahí.

Antes de competir, te pones detrás de mí y me dices sabias palabras para que me tranquilice y este concentrada. Esos detalles demuestran que eres un gran Maestro y por ello te doy las gracias Sifu.

“Llegar a cinturón negro no es el final del camino sino el comienzo de una nueva etapa”

Nunca ha sido fácil llegar a cinturón negro, muchos se quedan en el camino, otros llegan y a los pocos meses dejan de entrenar porque creen que han finalizado su aprendizaje. Pero los verdaderos artistas marciales saben que esto no es así, siguen y luchan por lo que quieren.

El Kajukenbo para mi es forma de vida, no puedo vivir sin practicar Artes Marciales ¡nunca se deja de aprender! siempre hay cosas que no sabemos o que tenemos que perfeccionar.

Soy joven y tengo un largo camino por recorrer. Aún me queda mucho por aprender y corregir. Y aunque haya empezado una nueva etapa en mi vida marcial, sigo entrenando con mi Maestro, porque aún me queda mucho por aprender. No hay que dejar de entrenar, siempre hay que mejorar la técnica y la condición física. No existe un final ni una meta para mí en este camino.

“Una etapa nueva”

Desde pequeña siempre he tenido la ilusión de poder dar clases el día de mañana, y ese día ha llegado, el mañana se ha hecho presente. Estoy cumpliendo ese sueño.

Es una nueva experiencia y una motivación el saber que el esfuerzo de años atrás, hoy en el presente ha dado su fruto. Transmitir mis conocimientos a gente con ganas de aprender, motivarles y darles seguridad en sí mismos. Gente que, como yo hace unos 10 años aproximadamente, estaban en la misma situación. He de confesar que me gusta lo que hago y disfruto con ello.

Sé que no es fácil empezar a dar clases y más siendo tan joven, pero sinceramente no lo veo como algo malo, sino todo lo contrario. Este proceso me hace superarme y dar lo mejor de mí, como mi Maestro hizo en el pasado, y continúa haciendo en el presente.

Sé que aunque este comenzando a dar clases, aún soy una aprendiz. Y creo que todo Maestro/Maestra, Instructor/Instructora es un eterno aprendiz. No existe la perfección, pero si la experiencia.

Quiero transmitir a todos los artistas marciales que lean esta pequeña columna, aprendices o expertos, jóvenes y no tan jóvenes… que nunca tiren la toalla, que siempre hay solución para todo, y que con esfuerzo y sacrificio se llega a todo. Que aprovechen cada segundo de entrenamiento y que luchen por lo que quieren. El camino es duro y largo pero todo llega a su tiempo.

Muchas gracias a Dragonz Magazine por darme esta oportunidad para expresar mis sentimientos y pasión por las Artes Marciales.
Marta Fernández.

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