Las 2 caras de la competición en Artes Marciales
Conocí a Ángel Ruiz… en una competición, era… “el hombre a batir”. todo el mundo hablaba de él: era el actual campeón mundial de kenpo en la modalidad de combate, y estaba en mi categoría: me iba a tocar pelear con él.
tras estudiarlo mientras calentaba, y como “soy así”, me acerqué a hablar un poco con él: “-hola, soy nacho serapio. me han dicho que eres el hombre a batir”, le dije. Él me respondió: “-a mí me han dicho lo mismo de tí”. me quedé sorprendido. sobra decir que me gustó la respuesta, porque uno también tiene “su ego”. pero demostró una gran humildad en todo momento. finalmente peleamos… y ganó ¡por los pelos! peró ganó. un combate limpio y ejemplar donde los haya. un contrincante con el que da gusto pelear, una partida de ajedrez sobre el tatami. desde entonces hemos coincidido en numerosos eventos, y ahora hasta somos ¡casi vecinos! y cuando leáis estas líneas, posiblemente hayamos peleado incluso en el mismo equipo. en el maestro ángel ruiz encontramos el yin-yang de la competición y el respeto por la tradición…!
Hola amigos amantes de las Artes Marciales, mi nombre es Ángel Ruiz, llevo 31 años practicando kenpo y 19 de ellos dedicados a la enseñanza. A pesar de ello es todo un honor para mí que Nacho me haya pedido que escriba estas letras para la Columna del Maestro, pues creo que la palabra “Maestro” aun me queda un poco lejos, sin embargo no he querido perder la oportunidad de seguir creciendo como artista marcial y poder compartir con vosotros mi humilde opinión sobre la competición en las Artes Marciales.
Sé que hay un gran debate en el mundo marcial acerca de si se debería o no competir para demostrar nuestro arte y como en todo en esta vida habrá personas que estarán de acuerdo conmigo y otras que no, por eso me voy a basar simplemente en mi propia experiencia personal y profesional con este tema, sin olvidar que las competiciones son para mí y para mi escuela una pequeña parte del entrenamiento dentro del programa anual, con esto quiero decir que porque me guste la competición no estamos todo el año entrenando solo competición sino que entrenamos todos los puntos de nuestro sistema para mejorar en todo y un poquito antes de la competición nos preparamos para esta.
Sé que hay muchísimos artistas marciales que están en contra de las competiciones, pero yo creo que tienen su parte buena y que tenemos que saber aprovechar.
Primero voy a hablarles de los beneficios que percibo en mis alumnos a la hora de preparar competiciones y competir en las distintas edades de aprendizaje.
A los más “peques” de la clase, 1ª infancia que son los menores de 6 años, la competición les aporta sobre todo superación a la timidez y diversión. A esta edad el hecho de que sean capaces de salir a realizar un trabajo ante la mirada de jueces y público, ya les convierte en ganadores, de hecho yo siempre llevo a los torneos medallas o trofeos para ellos y ganen o no ganen la competición, se llevan su premio totalmente merecido, pues para mí son vencedores por haber cumplido nuestro primer objetivo.
En la 2ª infancia, edad comprendida entre los 6 y los 12 años, los niños que compiten reciben los mismos beneficios que en la primera infancia y además refuerzan su espíritu competitivo, aumentan su deportividad, aprenden que los esfuerzos en los entrenamientos tienen recompensa, mejoran su nivel técnico ya que entrenan más motivados, conocen y compiten contra otros niños que no son de su entorno, aprenden a ganar y a perder. Por supuesto nuestra misión de sensei es hacer que todo lo aprendido también lo apliquen en su vida cotidiana fuera de las artes marciales.
Los adolescentes al competir comienzan a valorar por ellos mismos su nivel técnico, ya que pueden ver a otros competidores y son conscientes de quién trabaja mejor, eso hace que aumente su intensidad de trabajo y por lo tanto su técnica. Mejoran el trabajo en equipo. En esta etapa también aprenden a ponerse metas y luchar por ellas.
En mis alumnos adultos que compiten, noto que consiguen superar su nerviosismo, mejoran muchísimo su nivel técnico debido a que hacen entrenamientos más duros y frecuentes a la hora de preparar una competición y que creo que si no fuese por esa motivación extra sería muy difícil entrenar de igual forma, aumentan la confianza en ellos mismos y ven la competición como un reto personal de superación, esto les aporta seguridad en su día a día.
Respecto a los beneficios que personalmente me ha aportado la competición tengo que decir que han sido muchos a lo largo de mis 30 años de competidor. Yo soy un amante de las competiciones pues desde crío he estado entre jueces y árbitros. Mi primer triunfo llegó a los 10 años donde gané el Campeonato de España de kenpo 1990 en Katas y mi último triunfo, el Campeonato del Mundo de kenpo 2015 en combate. Por desgracia en España no podemos vivir de nuestros triunfos como deportistas y además es súper difícil conseguir patrocinadores por lo que desplazarnos a cada competición tiene un hándicap para la mayoría importante que es el gasto económico y que hace que muchísimos buenos competidores no puedan asistir a los torneos. Pero si es cierto que a mí me han ayudado muchísimo siempre los títulos como reclamo publicitario en mis escuelas de kenpo y he podido sacar un poco de jugo a los títulos conseguidos y vivir de lo que realmente me apasiona, enseñar kenpo. A los 16 años comencé a dar clases en el colegio de un pueblecito de Jaén llamado Bedmar (1996) y en la actualidad tengo un centro de Artes Marciales con un gran número de alumnos en Las Rozas de Madrid y muchos de ellos se acercan a mi “Dojo” gracias a los mundiales conseguidos y eso tengo que agradecérselo a la competición. Todo un progreso en mi vida profesional que me ha hecho crecer como artista marcial y como persona.
Evidentemente en relación a la competición no todo son beneficios. Hay una gran parte negativa que para mí es la más importante que es la decepción del alumno al perder la competición y que gran parte de nuestros alumnos saborearan, ya que es un porcentaje mínimo el número de competidores que consiguen subir a los pódium en las competiciones. Nuestra labor es preparar a los alumnos tanto para la victoria como para la derrota y hacerles ver que no ser buen competidor no quiere decir no ser buen artista marcial, que un buen artista marcial es aquel que disfruta su arte física, mental y espiritualmente, que le apasiona lo que hace y comparte su pasión con todo lo que le rodea, que entrena cada día con el corazón para superarse a sí mismo, quien se esfuerza diariamente para dejar su arte mejor que lo encontró y quien se levanta cada día para ser mejor persona que el día anterior.
Ángel Ruiz
angelruizgym.es
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