Humilde, tranquilo y metódico… Esas son las características principales que he observado durante el tiempo que he podido compartir con el máximo responsable del equipo nacional de katas.
Desde su llegada al cargo los éxitos le han acompañado, y sus objetivos están puestos en mantener en el podio a todos los componentes de su equipo durante las próximas citas internacionales. Sin duda alguna, y a juzgar por su buen trabajo, las medallas seguirán llegando para engrandecer aún más la brillante trayectoria del Karate español.
DM: ¿Quién es Jesús del Moral?
¡Un soñador! (risas). Una persona que tiene el privilegio y la suerte de hacer lo que le gusta después de haber luchado por ello, y que se siente muy feliz con lo que hace.
DM: ¿Consideras que estás viviendo un sueño?
¡Por supuesto! Estar aquí y vivirlo en primera persona es un privilegio, si además le añades que lo estoy viviendo con la persona con la que quiero estar, no se puede pedir más.
DM: ¿Cómo te iniciaste en el Karate?
Cuando era pequeño, cerca de mi casa había un cine de verano donde solía ir con mi hermano a ver películas de “chinos”, y cuando llegaba a casa, solía imitar y repetir, a mi manera, lo que había visto. Con cinco o seis años, le pedí a mis padres que me apuntaran a clases, pero me llevaron a clases de Judo en el colegio de mis hermanas. Pasado un año aproximadamente, les pedí que me cambiaran y, estudiando las posibilidades más cercanas a mi casa, me matricularon en el Gimnasio Complutense con Lorenzo Granell.
Cuando tenía catorce años, mi profesor se trasladó al Gimnasio Olimpia y me fui con él.
Por esa época comencé a colaborar como ayudante en las clases de los pequeños y, como me gustaba tanto entrenar, con quince o dieciséis años decidí complementar mi formación asistiendo un par de veces por semana al gimnasio del maestro Ishimi, porque desde pequeño siempre había querido entrenar con un maestro japonés. Y allí he permanecido entrenando hasta hace unos tres años (ahora tengo cuarenta y seis).
DM: ¿Y cómo fue tu etapa de competidor?
Cuando era joven competía en kumite pero con diecinueve años, durante un curso con mi amigo Paco Egea, me lesioné la rodilla haciendo un mawashi geri…
Tras casi dos años parado desde la operación y al no sentirme muy seguro haciendo combate, empecé a desarrollar más en profundidad el trabajo de katas.
DM: Conociendo tu espíritu investigador, DM: ¿qué destacas de tu trayectoria como artista marcial?
Me considero aprendiz de mucho y maestro de nada… Siempre me ha gustado hacer de todo, estudiar e investigar para conocer la Historia. Me apuntaba los cursos de katas, a los de Kobudo, a los de Goshin…
Me ha gustado aprender de mucha gente y a lo largo de mi vida he practicado Taekwondo, Judo, Boxeo, Capoeira, Kickboxing… pero siempre pensando en mejorar mi karate, para enriquecerlo y para trabajar algunos aspectos que a día de hoy, y por circunstancias, ya no se trabajan.
DM: Entonces, ¿cuándo decides abrir tu propio gimnasio?
Estuve impartiendo clases en el gimnasio Olimpia y después lo hice durante más de diez años en el colegio Antonio Machado, donde ahora da clases Jonathan Huertas que fue alumno mío. En el año 2005 y a pesar de que mucha gente me recomendó que no lo hiciera, me embarqué en la aventura y abrir mi propio gimnasio donde me encargaba tanto de las clases de Karate como de otras actividades dirigidas (body combat, pilates, body pump…) una vez que me fui formando obteniendo diferentes titulaciones que posteriormente me han servido para desarrollar mejor mi trabajo actual.
DM: ¿Cómo fue tu paso de entrenador a seleccionador?
Durante los años como entrenador en mi gimnasio, también impartía clase en Alovera (Guadalajara).
Como el club pertenecía a la federación Castellano- Manchega, estuve compitiendo y representando a dicha federación durante algún tiempo. Pasados los años, me ofrecieron el puesto de seleccionador de katas cuando Javier Pineño decidió dejarlo. En ese momento abandono totalmente mi etapa de competidor y paso a encargarme de la selección una vez que consideré que podría tratarse de algo bueno y enriquecedor, que podría aportarme muchas cosas. Pasé un tiempo como seleccionador y después decidimos marcharnos a Dubai donde permanecimos unos tres años como entrenadores de un club con diferentes grupos de katas y kumite de competición.
DM: Luego estando en Dubai, ¿es cuando recibes recibes la oferta de la Federación Española?
Más o menos… Recibí una llamada del presidente Antonio Moreno para que fuese a una concentración de la selección española en el CAR de Sierra Nevada, previa al campeonato del mundo de Linz de 2016, porque en ese momento no existía la figura de seleccionador y tras unos días pensándolo, consideré que era un nuevo reto y una bonita apuesta.
DM: Ahora te voy a meter en un pequeño aprieto… Sabiendo de la importancia de los éxitos que ha conseguido el equipo nacional desde que eres el seleccionador y de los éxitos anteriores a tu llegada, ¿cuál crees que es el secreto de Jesús del Moral para que esto funcione?
Siempre digo que no hay y que no tengo ningún secreto. Lo más importante es saber hacer una buena planificación y trabajar mucho siendo estricto y riguroso.
Todos los éxitos anteriores de los equipos, los obtenían a través de reunirse y trabajar duro durante muchas horas para lograr ser mejores que los demás.
DM: ¿Qué esperas del equipo nacional para los próximos tres años?
Mi objetivo personal es que tanto Sandra como Damián puedan participar en los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020 porque estoy convencido de que si llegan hasta allí, lograrán medalla. Hablando de los equipos, el objetivo es que se sigan manteniendo campeones de Europa tanto en la categoría masculina como en femenina y que sigan entre los tres primeros clasificados en el campeonato del Mundo que se celebra en España en 2018.
DM: ¿Consideras que los cargos deben permanecer en el tiempo independientemente de los resultados o crees que si no se alcanzan en dichos objetivos se tendrían que producir cambios de seleccionador y de competidores?
Si confías y tienes fe en tu trabajo, hay cosas que salen bien a la primera y otras que quizá tardan un poco más. Por ponerte un ejemplo cercano, Sandra ha tardado casi veinticinco años en alcanzar el éxito y si hubiera pensado que no servía o si hubiera tirado la toalla, quizá nunca hubiera llegado donde lo ha hecho…
Si en algún momento pierdo la ilusión, seré el primero en decir que quizá otras personas lo pueden hacer mejor. Y respecto a los competidores, lo que hay que tener claro es que lo primero y lo importante es el equipo, por lo que si salieran las cosas mal quizá, y con todo el dolor de mi corazón, habría que valorar a los que vengan por abajo para renovar el equipo.
DM: Como entendido y estudioso del karate en todas sus vertientes, contando con los años de experiencia que te avalan, ¿qué se le puede decir a quienes consideran que la competición choca con el Karate tradicional?
Lo primero que habría que tratar de definir es el año a partir del cual se considera que el Karate es tradicional porque yo no lo sé y tengo mis dudas… Lo que hacía Funakoshi ¿es tradicional o es moderno? Lo que hacía Mabuni ¿es tradicional o es moderno?
Por ponerte un ejemplo, hacia 1920 Mabuni se puso un peto de béisbol y unos guantes y comenzó a trabajar combate… ¿eso es tradicional o deporte?
El maestro Itosu modificó el kata Kushanku y obtuvo tres vertientes… El maestro Inoue y el maestro Hayashi modificaron katas para la competición…
DM: ¿A partir de qué momento o de qué época se considera que el karate es tradicional?
Hay quienes consideran que cuando te dedicas a la competición no haces Karate tradicional o Karate “de verdad”. Yo pienso que la competición debería valorarse como una etapa y no como un fin. La mayor parte de los competidores suele competir entre los trece y los cuarenta años, pero eso no quiere decir que no hagan Karate o que después no puedan seguir haciéndolo. Si quieres ser competidor debes concentrarte en tu trabajo para tratar de convertirte en un especialista porque la competición exige un nivel de profesionalidad que te obliga a especializarte mucho. Antiguamente en Okinawa era tradición practicar tanto Karate como Kobudo, pero muchos maestros decidieron trabajar solo una de las dos cosas para mejorar únicamente en una.
DM: ¿Qué crees que hace falta para que se considere el Karate un deporte top?
Lo que hace falta es invertir en formación e investigación…Lo que hace falta es dinero y recursos para que el competidor se ocupe de competir y que el entrenador tenga posibilidad de formarse con la intención de que cada uno pueda desarrollar su trabajo con el menor número de trabas posibles.
En éste momento, fuera de los campeonatos de Europa o del Mundo, el competidor es el responsable de gestionarse sus viajes, sus traslados, su manutención… y si eso se pudiera gestionar de otro modo, el cien por cien de su tiempo lo dedicaría a su entrenamiento. Aunque bien es cierto que la federación está haciendo todo lo posible por ayudar al competidor, esperemos que el próximo año este tema pueda estar solucionado.
DM: ¿Qué consejos ofrecerías a los karatekas que se inician en la competición?
Que se lo pasen bien y que disfruten. Que hagan su trabajo lo mejor posible en cada campeonato y que aprendan de sus aciertos o errores. Deben considerar la competición como un juego donde me dan una medalla si gano y donde no ocurre nada si pierdo.
DM: Y para finalizar, ¿cómo te ves cuando finalice tu etapa como seleccionador?
Me veo muy tranquilo en la piscinita de mi casita descansando los dos juntitos (risas). Dando alguna clase y vinculado siempre al Karate pero de forma más tranquila porque llevamos unos años muy intensos.
DM: Pero, ¿qué ocurrirá si finalmente se consiguen los objetivos de Tokyo 2020? No te podrás ir ¿verdad?
Habrá tantos cambios… y si nos llaman de otro sitio, allí estaremos. Siempre vinculados al Karate pero abiertos a vivir nuevas experiencias.
DM: Muchas gracias por tu tiempo Jesús.
Muchas gracias a vosotros.