El caballero de las Artes Marciales
Pocos artistas marciales a nivel mundial han sido tan conocidos como Chuck Norris, quizás tan solo el mismísimo Bruce Lee ha alcanzado unas cotas de popularidad tan grandes como para haberse convertido en un auténtico mito viviente.
Más aún cuando el pasado 17 de julio, y a sus 77 años, sobrevivió a 2 infartos en menos de 47 minutos… lo que le faltaba al mito para convertirse en leyenda.
Pero más allá de “memes” y de bromas, detrás del mito de Chuck Norris, existe una auténtica historia de superación y éxito personal, desconocida para muchos, los cuales creen que tras su aparición en “El Furor del Dragón” enfrentándose a Bruce Lee, se le abrieron las puertas de Hollywood.
En este homenaje que le hemos querido rendir, Pedro Conde nos trae un fantástico artículo biográfico, realizado en base a las 3 entrevistas que le realizó en persona a lo largo de su trayectoria.
El 25 de mayo de 1988 Chuck Norris presentó en España a la prensa escrita la película “El héroe y el terror”. En aquella época el actor era la máxima estrella del cine de artes marciales, además de ser uno de los actores principales del cine de acción de Hollywood. En la premier, cuando faltaban menos de 10 minutos para el pase privado, apareció Chuck Norris. El actor, se paró para ver la publicidad del film. Aprovechando la coyuntura, decidí acercarme, y cuando me encontraba a un par de metros de él, su guardaespaldas afroafricano, me interceptó de forma poco amistosa y me empotró literalmente contra una pared.
Chuck Norris observó la escena sorprendido y le recriminó por su comportamiento. Sonriendo, me preguntó que quería. Le dije que practicaba artes marciales y que escribía en dos revistas. Le pedí perdón por haberle molestado, le expliqué que tan solo me había acercado para regalarle algunas de ellas. Entonces Norris cogió las revistas y se disculpó por lo sucedido. Empezó a ojearlas, comentando los artículos; se sorprendió que en España se hubiera escrito tanto sobre él. Entonces le avisaron que iba a empezar el pase, el actor, se volvió a disculpar por lo ocurrido y me preguntó: “¿qué puedo hacer por ti?” La respuesta era evidente, le pedí que me concediera una entrevista, aunque fuera corta. Norris, sin lugar a dudas, molesto por el incidente con el guardaespaldas, aceptó de muy buen grado.
Tras el pase de “El héroe y el terror” tuvo lugar la rueda de prensa, al finalizar la misma, cuando Chuck se disponía a abandonar la sala de forma apresurada pues tenía una agenda súper cargada de compromisos, nuestras miradas se cruzaron, el actor explicó al personal de la distribuidora que me había prometido una entrevista y que era un hombre de honor. Cumplió su palabra; gracias a un golpe de suerte, conseguí mi objetivo. Aquel detalle me llegó al corazón, iba a ser la primera estrella de Hollywood que entrevistara y lo había parado todo por mí. Aquello creo por mi parte una deuda de “quiri”, los que los japoneses denominan deudas de agradecimiento que no se pueden solventar económicamente. Desde entonces reconozco que he visionado sus películas y su carrera marcial desde otra óptica, soy consciente que no soy ecuánime al respecto, pero no lo puedo evitar, es algo inconsciente.
En viernes 27 de marzo de 1992 tuvo lugar mi reencuentro con Chuck Norris, para la ocasión preparé un cuestionario muy amplio, pues su distribuidora me había dado un tiempo extra porque iba en representación de tres publicaciones. La entrevista fue larga, muy larga, en el desarrollo de la misma pude percatarme que Chuck Norris no actúa, es la misma persona que aparece en la serie Walker Texas Ranger. Una persona afable, muy respetuosa y seria. Es un señor y un caballero con mayúsculas. Mi opinión sobre él, tras la misma, se vio acrecentada, desde entonces reconozco que ha sido mi debilidad, me hieren los comentarios despectivos sobre su persona, creo que mucha gente cambiaría su opinión si lo conocieran, espero que este artículo ayude a ello…
Carlos Ray Norris, más conocido por Chuck Norris, nació en Oklahoma el 10 de Marzo de 1940. Norris se educó en el seno de una familia modesta y muy religiosa, de hecho, el nombre de Carlos se lo pusieron como un pequeño homenaje al reverendo Carlos Berry, ministro espiritual de la familia durante esos años. Norris tiene ascendencia irlandesa por parte de su abuelo paterno y de su abuela materna y ascendencia Cherokee por parte de su abuela paterna y de su abuelo materno.
Cuando era competidor acostumbraba a bromear sobre sus orígenes diciendo a sus adversarios: “Si consigues vencer a la combatividad de mi mitad irlandesa, mi mitad Cherokee te arrancará la cabellera”. Hablando en serio, siempre consideró que su energía y vitalidad le vienen de su sangre irlandesa y que su determinación y estoicismo de su sangre india.
Cuando Norris afirma que nunca le han regalado nada y que siempre ha sido un luchador, sin duda tiene razón, su mismo nacimiento fue una lucha con la vida: tras un largo y complicado parto, nació con graves problemas respiratorios y necesitó cinco días de atentos cuidados médicos para poder ser declarado fuera de peligro.
Su infancia no fue nada fácil. Por un lado desarrolló una inmensa timidez debido, entre otras cosas, a que desde un principio le fue imposible hacerse amigos duraderos: su familia estaba continuamente mudándose de casa.
Antes de los 15 años ya había pasado por trece ciudades diferentes. La situación económica de la familia nunca fue demasiado buena, solían alquilar pequeños apartamentos en los que se debían amontonar para dormir. Otro gran problema de su infancia fue el alcoholismo de su padre: Ray Norris regresó de luchar en la Segunda Guerra Mundial con graves problemas con la bebida.
Esto dio lugar a numerosas situaciones tensas con su mujer y sus hijos. “Afortunadamente nunca nos llegó a pegar.- Recuerda Norris- Era un hombre pacífico y cuando no estaba borracho era muy agradable. Pero cuando estaba bajo los efectos del alcohol (la mayor parte del día) era muy sombrío e imprevisible. A veces nos gritaba y amenazaba, cosa que me afectaba muchísimo ya que yo era un niño muy sensible y vulnerable. Otras veces desaparecía durante días e incluso semanas”.
La situación se hizo insostenible y cuando Norris tenía 16 años y sus hermanos Wieland y Aarón 12 y 4 respectivamente, sus padres se divorciaron. Poco después su madre se volvería a casar y el padrastro lograría estabilizar la situación familiar, periodo durante el que Norris conoció a Dianne con quien se casaría años más tarde.
Tras su graduación Norris decidió que quería ingresar en el ejército para intentar después cubrir un puesto dentro de la policía militar. Se alistó en Agosto de 1958 y fue destinado a la base militar de Lackland, Texas. Fue ahí donde los otros reclutas, ante la dificultad de pronunciar su nombre “Carlos”, comenzaron a llamarle Chuck.
Al poco tiempo, a finales de 1959, le mandaron a una base militar de las fuerzas aéreas americanas en Osan, Corea. Este traslado, en un principio muy problemático pues no podía llevarse consigo a Dianne (con la que se había casado recientemente), resultó ser determinante para la vida y futuro de Chuck Norris. Nada volvería ser igual cuando regresara de Corea. “En la base militar de Osan tan sólo tenías 4 actividades a las que dedicar tu tiempo libre: jugar a las cartas, irte a beber con otros reclutas, apuntarte a clases de formación académica o aprender Judo. La mayoría de los reclutas elegían las dos primeras opciones, yo elegí la última. El por qué es bastante simple: a nuestros instructores militares les importaba muy poco si entrenabas o estabas en forma, en cuanto tenían ocasión te machacaban físicamente hasta dejarte exhausto. Decidí por lo tanto practicar Judo (el único arte marcial que era conocido por la época) para desarrollar mis capacidades físicas y, de paso, intentar vencer la inseguridad que me caracterizaba”.
En una visita que realizó al pueblo de Osan un extraño espectáculo atrajo su atención: rodeados por gran cantidad de curiosos, unos jóvenes coreanos estaban realizando una demostración de artes marciales, ejecutando increíbles patadas de todas las facturas, circulares, en giro, en salto, etc. Norris quedó francamente impresionado por lo que veía, jamás pensó que el cuerpo humano fuera capaz de realizar tales proezas.
Después de mucho insistir Norris logró ser aceptado en las clases de Tang Soo Do (así se llamaba el arte marcial que practicaban aquellos jóvenes) del maestro coreano Jae Chul Shin. “Shin impartía el entrenamiento al estilo tradicional, -Recuerda Norris con una sonrisa-. Es decir, cinco horas diarias de lunes a sábado. Éramos cerca de 20 alumnos, la mayoría de ellos coreanos cinturones negros y unos pocos americanos. Los comienzos fueron especialmente duros, Shin y sus alumnos sabían muy poco de psicología pedagógica. No había término medio: o te gustaba y apasionaba hasta dejarte el alma en cada entrenamiento o al cabo de una semana te largabas echando pestes. Afortunadamente fui desde el principio hasta el final un alumno asiduo y perseverante. Se puede decir sin ánimo de exagerar que las artes marciales cambiaron mi vida. A los pocos meses de entrenar comencé a sentirme mucho más seguro de mí mismo y me volví más comunicativo y sociable con los compañeros de la base. ¡Incluso me eligieron en una ocasión como el soldado del mes!”.
Cuando Norris tuvo que abandonar Osan para regresar a los Estados Unidos, en Marzo de 1961, ya poseía el cinturón negro de Tang Soo Do y el cinturón marrón de Judo. De regreso a su casa fue nombrado sargento de la policía militar en la base aérea de Riverside. Entonces decidió compaginar su carrera en el ejército con su pasión por las artes marciales. Siguió recibiendo clases de Judo (incluso compitió en diferentes torneos interestatales) mientras practicaba el Tang Soo Do por su cuenta al no conocer a ningún maestro que enseñara este estilo.
Comenzó entonces a dar clases de “karate”, ya que por la época si hablabas de Tang Soo Do la gente pensaba que te referías a alguna comida oriental, por lo que Norris se vio obligado a utilizar un término mínimamente conocido como “karate”. Sus primeros alumnos fueron sus hermanos, primos y militares de su base. Pronto se dio cuenta que había muchísima gente interesada por las artes marciales por lo que en 1962 abandonó el ejército y decidió dedicarse de pleno a la enseñanza.
Abrió un pequeño gimnasio pero las cosas no iban como esperaba: “Si realmente quería triunfar como profesor de artes marciales tenía que ganar unos cuantos torneos nacionales. Era la única manera de darme a conocer en este mundillo y de captar la atención de la prensa especializada”.
Por extraño que parezca Chuck Norris salió derrotado en sus dos primeros intentos de proclamarse campeón. Lejos de dejarse llevar por el desánimo, demostró una vez más que la perseverancia y la fe en uno mismo dan, tarde o temprano, sus frutos; así es como en 1964 se proclamó vencedor del torneo de Los Angeles. Fue el principio de una extraordinaria carrera deportiva en la que Chuck Norris puso pronto de moda las patadas en giro que le dieron más de un título, él y sus alumnos empezaron a arrasar allá donde fueran. Por fin, en Agosto de 1966, se le presentó la oportunidad de competir en el torneo más prestigioso de la época: Los Internacionales de Long Beach organizados por Ed Parker, oportunidad que no desaprovechó ya que regresó a casa con el título de los pesos medios.
Fue entonces cuando Chuck Norris se dio cuenta de que si había tenido que sudar sangre para llegar hasta arriba, mucho más le iba a costar mantenerse entre la élite. Decidió pues entregarse en cuerpo y alma a las artes marciales. Comenzó a entrenar con los mejores profesores de karate de la costa oeste americana: con Fumio Demura, experto en Shito Ryu; con Hidetaka Nishiyama, maestro de Shotokan y con Tutamu Oshima, del que guarda unos recuerdos muy especiales: “Oshima era extremadamente duro. El nivel que imprimía a sus clases era muy impresionante; con él aprendí a superar las limitaciones que te impone tu cuerpo y a basar el progreso físico y técnico en el poder de la mente, a través del sacrificio y del sufrimiento.” También entrenó Hapkido y Aikido con el maestro Jun Chung y Ju Jitsu con Al Thomas. Bajo la tutela de Ed Parker aprendió kenpo-karate y Gene Lebell, experto en lucha americana, judo, boxeo y karate, le dio una buena base de lucha en la corta distancia y en el suelo.
El talento de Norris y las enseñanzas de tales maestros le permitieron revalidar su título de campeón del peso medio y, además, llevarse el título de campeón de todos los pesos ganando al célebre Joe Lewis. Fue en este campeonato donde conoció a Bruce Lee: “Conocí a Bruce Lee en 1968, en Nueva York, fue en el campeonato All American Grand Championship que se celebraba en el Madison Square Garden, yo competía y él era una celebridad, cuando gané, el promotor me presentó a Bruce Lee. Aunque yo sabía quién era y él me había visto en torneos, no habíamos tenido la oportunidad de conocernos personalmente. Lo había visto en su gran demostración en el Campeonato Internacional de Long Beach en 1964 y conocía su trabajo como actor en la serie de televisión Green Hornet. Bruce me felicitó, reconociendo lo difícil que fue ganar a Joe Lewis en la final del campeonato. Hablamos amigablemente y descubrimos que estábamos hospedados en el mismo hotel, llevaba peleando desde las 10:00 de la mañana y eran las 23:00 de la noche, estaba muy cansado pero desde hacía tiempo quería conocerle. Así que empezamos a hablar y a intercambiar filosofías y técnicas, así que cogimos un taxi juntos, estábamos realmente implicados en la conversación. Llegamos al ascensor y paramos en su piso, él estaba en el 7º y yo en el 9º y seguíamos hablando, así que salí del ascensor y me paré en el pasillo, eran casi las 00:00 de la noche y la próxima cosa que sé, es que me quité la chaqueta y empezamos a entrenar y te juro que la siguiente vez que miré mi reloj eran las 07:00 de la mañana. Bruce era tan dinámico que me parecieron solamente veinte minutos. Fue increíble que nadie llamara a la seguridad del hotel quejándose de dos locos haciendo movimientos raros en el pasillo. No podía creérmelo tenía un vuelo de vuelta a Los Ángeles en dos horas.”
A raíz del conocer a Bruce Lee empezaron a entrenar tres o cuatro horas una o dos veces por semana, así nació su amistad. Norris logró convencer a Bruce de que siempre podía ser útil saber patear alto (Bruce por la época, muy influenciado por el Wing Chun, tan sólo pegaba patadas de la cintura para abajo) y le enseñó varias técnicas a cambio de las cuales el Pequeño Dragón le explicó la mecánica del golpeo directo en Wing Chun que Norris enseguida incluyó en su repertorio de combate.
El primer papel que Chuck Norris realizara en una película lo consiguió gracias a Bruce Lee cuando una mañana de 1968 este le llamó y le dijo: “Chuck, puedo conseguirte un pequeño papel ideal para tí: tendrías que hacer de guardaespaldas de la actriz Elke Sommer en la película “The Wrecking Crew”. ¿Te interesa?”. En esta película actuaban también Dean Martin y Sharon Tate… Evidentemente, a Norris le interesaba enormemente.
Pero la primera oportunidad de una participación seria e importante en el mundo del 7º Arte no le llegó hasta que en 1972 Bruce Lee le llamó desde Hong Kong proponiéndole el papel de co-protagonista de su próxima película “El furor del dragón”. Aunque Norris gozaba ya de bastante popularidad, no desaprovechó la oportunidad que le ofrecía Bruce Lee de darse a conocer por todo el mundo e introducirse en la industria del cine. Norris viajó a Roma y después a Hong Kong para filmar con Bruce Lee lo que se ha llegado a denominar “el combate del siglo”, su duelo en el Coliseo rememorando a los antiguos gladiadores. “Bruce se fue a Hong Kong a continuar con su carrera como actor y no supe nada de él, en aproximadamente dos años, una mañana me llamó por teléfono desde Hong Kong y me dijo: Chuck he rodado dos películas en Hong Kong y han sido un gran éxito de taquilla, acabo de terminar el guión de una película que voy a rodar en Roma, en el Coliseo, me dijo con emoción: ¡Dos gladiadores luchando hasta la muerte! Lo mejor de todo es que nosotros mismos prepararemos la coreografía. Te prometo que la pelea será el momento culminante de la película, quiero hacer una escena de lucha que todo el mundo recordará. ¡Genial! le dije ¿Quién gana? Pregunté: Bruce dijo riendo: ¡Yoooo, soy la estrella! Ah, ¿vas a vencer al actual campeón mundial de karate? Noooo, respondió Bruce. Voy a matar al actual campeón mundial de karate. Me reí y me comprometí a hacer la película, acepté participar en ella porque sabía que si Bruce estaba implicado en ella, no sería una tontería. Siempre he respetado su manera de hacer las cosas y particularmente admiraba su insistencia en la perfección y realismo en las artes marciales. “
Tres semanas después Bruce Lee llamó otra vez a Chuck Norris informándole de que la película se empezaba a rodar y le preguntó si estaba listo para viajar a Roma. Chuck Norris en aquel momento se enteró de que su papel era el de un luchador a sueldo, artista marcial, contratado para dar una paliza al Pequeño Dragón. “Nunca antes había viajado a Europa, así que le pedí a Bob Wall, mi buen amigo y socio de las academias de karate, que me acompañara. Cuando llegamos al aeropuerto Leonardo da Vinci en Roma, Bruce nos estaba esperando con equipo de filmación para grabarnos cuando bajáramos del avión. Bruce quería usar la escena de la llegada como parte de la película. Ya que Bob venía conmigo, Bruce decidió que interviniera también en ella. Poco tiempo después Bruce y yo fuimos al Coliseo para revisar los detalles para la gran escena de la pelea. Era un sentimiento extraño, estar junto a él en uno de esos túneles que llevaban hacia la arena. Recordé películas como Espartaco, donde Kirk Douglas peleó en la arena y un sentimiento de respeto al pensar en las verdaderas peleas a muerte que regularmente se hacían en el Coliseo para entretener a la población romana. El Coliseo era más grande e impresionante de lo que me había imaginado. Nos sentamos en uno de los asientos de piedra de la arena y discutimos la escena. Bruce hizo anotaciones sobre los ángulos de las cámaras. Él planeó la escena de forma que pareciera como si fuéramos dos gladiadores peleando el uno contra el otro. Como nosotros mismos estábamos a cargo de la coreografía, él me preguntó. «¿Qué quieres hacer?» Yo le dije: bueno yo hare esto y esto. Mostrándole unas técnicas que pensé serían interesantes. Él dijo ok, y así él preparó sus defensas. Así que salimos a la arena e hicimos sparring libre, como nos conocíamos el uno al otro tan bien, porque habíamos entrenado juntos durante mucho tiempo, la escena salió perfecta, en ella Bruce no hacía más que atacarme, eso era todo. Atacar, atacar, atacarme. El trataba de desgastarme y era todo en cámara lenta. Le recuerdo moviéndose alrededor con esos preciosos movimientos fluidos intentando desgastarme y cuando yo intentaba atacar, él se agachaba y esquivaba todo el tiempo. Finalmente, cuando fallé todos mis golpes, empecé a sentirme cansado, el avanzó, lanzando golpes a todos mis puntos vulnerables, noqueándome. Ahí ya estaba completamente exhausto. Después me derribó contra una pared y llegamos al punto en que yo lancé un grito y Bruce me empujó contra la pared. Ese fue el momento en que me rompió la muñeca, el codo y la rodilla derecha, caí al suelo e intentaba levantarme. Así llegamos a la dramática escena en la que yo intento levantarme y seguir luchando con mucho esfuerzo, entonces Bruce me mira como diciendo, vamos a parar, he ganado yo. Ellos habían colocado la cámara en la panorámica entre su cara y mi cara, de un lado al otro. Lo que intentaban transmitir era que yo de alguna manera sonreía, una sonrisa de gracias pero no, del tipo de, soy un profesional, de o ganas o mueres y yo prefería morir antes que abandonar o perder, ese tipo de sonrisa. En ese momento lancé un grito y me abalancé sobre Bruce, casi volando y el me sujeto, agarrándome del cuello. Lo único que yo podía hacer era golpearle con una serie de golpes en el riñón y finalmente él me rompió el cuello. Entonces me tumba en el suelo suavemente y se aleja como sintiendo pena por haberme matado. Afortunadamente Bruce no me obligó a ser tan malvado, aquel era un combate entre dos profesionales. Al final de la pelea, cuando él me mata, me tapa con mi chaqueta del uniforme y coloca mi cinturón encima de una forma muy ceremonial y respetuosa”.
Tras el rodaje volvió a su rutina. Después de haber ganado prácticamente todo, Chuck Norris dejo de competir a principios de 1974 para dedicarse plenamente a su labor de profesor de artes marciales. “Algunas veces, saber cuándo retirarse de algo es casi tan importante como saber cuándo empezar. A los treinta y cuatro años de edad había mantenido el título de campeón mundial de karate por seis años consecutivos. Ya no tenía la intensidad necesaria para, volver a competir, así que decidí involucrarme de lleno en la enseñanza de las artes marciales. Sea que la decisión fue influenciada por la muerte de Bruce Lee o simplemente por el deseo de retirarme cuando estaba en la cima, no estoy seguro, pero oficialmente me retiré de los campeonatos de karate en 1974, abandonando el cuadrilátero como seis veces campeón mundial profesional de peso medio.”
Tras su retirada se asoció con Bob Wall y abrieron varias escuelas, Norris se ocupaba de dar clases y Bob se encargaba de llevar el negocio, pero aquello no funcionó. Después del estreno de “El furor del Dragón” en Norteamérica, su fama se acrecentó y En 1977, protagonizó “El poder de la fuerza”, seguida un año después por “Los valientes se visten de negro”.
Tras la muerte de Bruce Lee, el trono de “El rey de las artes marciales” había quedado vacante y parecía que ningún oriental tuviera el suficiente talento para ocuparlo, entonces, Hollywood buscó una alternativa: Por lógica, el único occidental con fama y conocimientos marciales para ocuparlo en aquella época, era Chuck Norris. Era evidente que el público estaba harto de tantas películas orientales, hacía falta un actor occidental con el que el público se sintiera identificado. “Fuerza 7” fue su siguiente trabajo (En la que actúa junto a Bill Wallace), “Duelo final”, “Golpe por golpe”, entre otros. Si bien la primera etapa de su filmografía se reduce básicamente a películas de artes marciales, a principios de los 80 Norris va a intentar cambiar el papel en el que le encasillaban y dedicarse a protagonizar películas de acción en la línea de Stallone o Schwarzenegger; “Desaparecido en combate”, “Invasión USA”, “EL héroe y el terror”, “McQuade lobo solitario”, “Código del silencio” y “Delta Force” son un buen ejemplo de su segunda etapa cinematográfica. Respecto a este cambio Norris comentaba: “A mediados de los 70 enseguida me encasillaron como un karateca-star. Mi propósito fue el romper con ese tópico y para ello me tuve que alejar bastante de las artes marciales en el cine. Creo que ya he logrado hacerme un nombre entre los más grandes del cine de acción, ya puedo pensar seriamente en volver a incluir muchas artes marciales en mis películas”.
A finales de la década de los 80 la figura de Chuck Norris como actor y como artista marcial entró claramente en crisis. Sus últimas películas no obtuvieron el éxito esperado en salas cinematográficas sin embargo eran muy demandadas en los video Clubs.
En 1992, cuando parecía que otros “héroes” del cine marcial y de acción le cogían la delantera, le propusieron un proyecto arriesgado: una serie de televisión cuyo personaje evocaba al personaje que había interpretado en “Mc Lobo solitario” Mientras estaba en Israel filmando la película Hellbound, en 1992, mi representante, Mike Emery, me llamó y me preguntó si estaría interesado en hacer una serie semanal llamada Walker; Texas Ranger con CBS, una historia moderna de un ranger texano que tiene valores chapados a la antigua y que representa el bien contra el mal. Al principio, no estaba muy interesado, pero Mike me motivó cuando me dijo que la serie era sobre un oficial de la ley tipo vaquero que luchaba contra el crimen en la ciudad moderna de Texas. “Déjame pensarlo, Mike no estoy seguro que quiera hacer televisión“, le dije. “Después de todo, sería un gran riesgo. Además, si la serie no tiene éxito, podría afectar mi carrera en el cine”.
En alguna ocasión Chuck Norris había declarado que se había sentía muy identificado y cómodo con el personaje que había interpretado en “Mc Lobo solitario”. La idea de la serie le seducía pero si no obtenía el éxito que se esperaba, tal y como iba su carrera en los últimos tiempos, un fracaso podría traerle fatales consecuencias. Chuck Norris había tomado muchas decisiones arriesgadas a lo largo de su vida y “casi” siempre le había salido bien, aquella ocasión no fue una excepción, acepto protagonizarla. La serie no solo triunfo en Norteamérica, sino que también lo hizo en aquellos países donde se estrenó, convirtiendo a Chuck Norris en el personaje más conocido a nivel marcial por el gran público, superando su fama a la de Steven Seagal o Jean Claude Van Damme.
Walker, Ranger de Texas consto de 203 episodios de 45 minutos, fue emitida entre el 21 de abril de 1993 y el 19 de mayo de 2001 por la cadena Norteamericana CBS. A nivel internacional, fue retrasmitida en más de 80 países de todo el mundo con un promedio de mil millones de espectadores por episodio.
“El último episodio de Walker, Texas Ranger, un gran final de dos horas, fue el 6 de abril del 2001. Fue un momento muy emotivo para todos nosotros. Muchos en el reparto habíamos trabajado juntos por ocho temporadas; éramos como una familia. Cuando terminamos nuestro último día de trabajo, hablé brevemente al personal y al reparto. No me atreví a hablar demasiado por temor a terminar llorando. Sin embargo, hubo bastantes lágrimas al ir diciéndonos adiós. Cuando cerramos el escenario de Walker, miré a mi esposa Gena y le dije: «Vamos a casa». Cuando empezamos a trabajar para la serie, pensé que Walker tenía el potencial para mantenerse por tres o cuatro años. ¡Nunca creí que pudiéramos llegar a ocho! CBS tal vez hubiera continuado otro año más pero para ese momento, Gena estaba embarazada y no quería estar atado a los horarios rígidos de la serie. Gena iba a tener gemelos y yo sabía que iba a necesitar de mi ayuda.”
Tras el nacimiento de los gemelos, Chuck Norris, prácticamente se retiró, protagonizando esporádicamente alguna película (estreno de televisión) vinculado a su serie. En el 2005 rodó el film de “El mediador”, el cual paso prácticamente desapercibido. Desde entonces apenas si ha salido de su rancho Lone Wolf en Napisota, Texas, ha sido solo para algunos actos públicos. En el 2012 accedió a participar en “Los mercenarios II”, siendo este su último trabajo.
El 16 de julio del 2017 el actor de 77 años logró sobrevivir a dos infartos al corazón consecutivos que sufrió en apenas una hora. Los hechos sucedieron cuando Chuck Norris junto a su familia regresa a su casa en California desde Las Vegas, donde había participado en el Campeonato Mundial de la Federación de las Artes de Lucha Unidas, que él mismo fundó.
Al parecer, el famoso actor empezó a encontrarse mal durante ese trayecto. La expedición de toda la familia se detuvo en un hotel de Nevada, donde hicieron noche y donde Chuck Norris sufrió el primer infarto. El actor se estaba duchando cuando su corazón se paró, por lo que cayó al suelo y tuvo que ser rápidamente atendido por asistencias sanitarias. De camino al hospital, en la ambulancia Chuck Norris llegó a “dejar de respirar”, pero los sanitarios lograron reanimarle. Por increíble que parezca el actor ha sobrevivido a dos infartos en 47 minutos. Tras unos días en el centro hospitalario de Reno, Norris recibió el alta y pudo regresar a su casa.
Parece que las desgracias nunca vienen solas, Chuck Norris ha demandado a 11 compañías farmacéuticas, a las que acusa de intoxicar a su esposa. Los hechos se remontan a 5 años, cuando Gena Norris se realizó tres resonancias magnéticas en una sola semana a causa de su artritis, y desde entonces padece los dolores. Los médicos le inyectaron gadolinio, un compuesto químico usado como contraste para mejorar las imágenes del aparato. Tras las resonancias, la mujer comenzó a sentir un ardor en su cuerpo, así como un marcado cansancio y dolores. Norris asegura que el gadolinio inyectado como agente de contraste para mejorar la claridad de las imágenes ha sido el causante.
Además padece desde entonces episodios de dolores intensos y sensación de ardor en su cuerpo, lo que la ha llevado a ser ingresada en varias ocasiones por lo que el actor ha presentado la demanda en California y pide 10 millones de dólares como indemnización; alega que es la cantidad que se ha gastado estos años en aliviar la enfermedad de su esposa, con la que lleva casado 19 años.
Chuck Norris es uno de los últimos “grandes” de las artes marciales, ya no aparecen héroes ni maestros como él, esperamos que su corazón no le dé más sustos… Norris ha sido un pionero en las artes marciales en occidente, en los campeonatos, en el cine de artes marciales en Hollywood, en crear una asociación contra la droga etc. etc. pero además de todo eso, es un señor y un caballero, es decir: un gran Sensei. Alguien que ha elevado a las artes marciales a lo que son; un camino de vida.