La aparición de Jean Claude Van Damme en el cine marcial en 1988 con Contacto Sangriento supuso un revulsivo para el género, en franca decadencia. Mucha gente vio y sigue viendo a Scott Adkins como el heredero natural, pero las diferencias entre ambos y el rumbo de sus carreras, así como el del propio cine marcial tiene marcadas diferencias. No obstante, son dos figuras emblemáticas y es lógico pensar que el británico ha heredado el puesto del belga en el cine de artes marciales. Este mes vamos a analizar la repercusión de ambos actores en el género, viendo las similitudes y diferencias y daré mi opinión personal al respecto, que no tiene que coincidir con la tuya, querido lector. Eso es algo que deberás decidir tú, y sabes que puedes dar tu opinión en las redes sociales. Un debate muy interesante que da comienzo ahora mismo…
EL CINE MARCIAL A FINALES DE LOS OCHENTA
Aunque Van Damme ya llevaba un tiempo dando vueltas por el mundo del cine como extra o en papeles muy secundarios, no fue hasta la llegada de Contacto Sangriento en 1988 cuando saltó al estrellato. Dos años antes Retroceder Nunca, Rendirse Jamás nos lo había presentado como un temible villano, poniendo de relieve sus habilidades: gran musculatura, excelente flexibilidad y una gran técnica de pierna. Con su personificación de Frank Dux y su asistencia al Kumite aparecía una nueva estrella en medio de un género que no pasaba por su mejor época. En Occidente el cine marcial había tenido su mayor auge con Chuck Norris, pero a finales de los ochenta se había decantado por el cine de acción puro y duro, aunque usase sus habilidades en ellas. La segunda mitad de la década había protagonizado Delta Force (1986), El Templo del Oro (1986), Braddock: Desaparecido en Combate 3 (1988), El Héroe y el Terror (1988) y comenzaba la nueva década con Delta Force 2 (1990). Por otro lado, teníamos a Sho Kosugi y su cine de ninjas, siendo su último film Rage of Honor (1987) aunque en 1989 aparecería en Furia Ciega, con Rutger Hauer como un moderno Zatoichi.
Existían más películas, pero de menor presupuesto y destinadas a vídeo, por lo que en el cine no podíamos disfrutar de este tipo de películas, al margen de algunas apariciones puntuales de cine asiático. Contacto Sangriento rompió esto catapultando a Van Damme. En 1989 llegó Kickboxer, desatando la fiebre tanto del actor como del Kickboxing y el Muay Thai. En estos años no se estrenaban muchas más películas de artes marciales, aunque los videoclubs se inundaban de películas que se aprovechaban del éxito del belga y de Kickboxer, pero en el cine seguíamos sin nada más que sus films, lo cual no es nada malo, ya que nos ofrecía estrenos continuamente, al menos uno por año con títulos donde las artes marciales eran lo importante: Lionheart, el luchador (1990), Doble Impacto (1991), Soldado Universal (1992), Blanco Humano (1993), Timecop (1994), Street Fighter, la última batalla (1994), The Quest (En busca de la ciudad perdida) (1996) o Double Team (1997), sin olvidar el cine de acción donde ponía en práctica sus habilidades marciales pero de forma secundaria, es decir, Libertad para morir (1990), Sin Escape (Ganar o morir) (1993), Muerte Súbita (1995), Al Límite del Riesgo (1996) o Soldado de Fortuna (1998).
Su impacto fue tremendo y ayudó a que las productoras buscasen nuevas estrellas, destacando por encima de todas, pero por debajo de Van Damme, el aikidoka Steven Seagal, que debutaba en 1988 con Por encima de la ley. Pero mientras Van Damme continuaba su estrellato, Seagal sólo consiguió el éxito durante escasos años, con Alerta Máxima (1992) como su canto del cisne y cayendo poco a poco con sus posteriores estrenos. En 1996, Glimmer Man parecía que le ayudaría a remontar, pero fue un éxito puntual, lo mismo que Herida Abierta en 2001, cayendo de golpe en las producciones de bajo presupuesto y rodajes en Bulgaria desde principios del nuevo siglo hasta la actualidad, con escasos títulos de calidad y de donde no ha salido ni con la serie de televisión Justicia Extrema (2010-2012) Aparecieron otras estrellas menores con buenos títulos, como Jeff Speakman y su Arma Perfecta (1991), actor, que por cierto, aparecía como agente de seguridad en Lionheart, el luchador, experto en Kempo Karate del Maestro Ed Parker pero que no ha tenido mucha suerte en sus siguientes producciones, su tocayo Jeff Wincott con títulos como Ley Marcial II (1991) o Misión de Justicia (1992), e incluso Cynthia Rothrock pasaba del cine hongkonés al norteamericano con títulos emblemáticos como China O’Brien (1990) y su secuela, Las Garras del Tigre (1991), La Furia y el Honor (1992) o Sworn to Justice (1996)
Los noventa nos trajeron además a otras estrellas cuyos films iban derechos al vídeo, pero creando un star system marcial lleno de calidad gracias a gente como Jalal Merhi, Oliver Gruner, Loren Avedon, Billy Blanks o Mark Dacascos, el único que ha mantenido el estatus de estrella aunque no se prodigue en exceso en el cine marcial. El final de ésta década nos dejó, además de tantos títulos disfrutables, la caída de Van Damme, aunque el año 2000 trajo algunas películas de calidad pero donde el belga no brillaba tanto. A partir de aquí empezó a alternar títulos de cierta calidad con productos meramente alimenticios, dejando el cine marcial occidental huérfano.
Los productores de cine no buscaban a nadie para lanzarlo como estrella, pasando a producir cine marcial directo a vídeo o estrenando cine asiático gracias al éxito de gente como Jackie Chan, Tony Jaa o Donnie Yen, nutriendo de esta forma este tipo de cine, que aunque sigue brillando con la altísima calidad de muchos de sus títulos, no suele llegarnos en pantalla grande exceptuando de forma muy puntual. Y eso que el belga ha alternado papeles alimenticios con otros mejores, ya sea como secundario en Desierto Rojo (2014) o en la china Jian Bing Man (2015) o protagonista absoluto como Estado Crítico (2015), Kill’em All (2017) o la esperadísima Lukas (2018) Pero lo que más ha llamado la atención es su incorporación al remake de Kickboxer, con Alain Moussi como protagonista y con dos entregas de tres estrenadas, apareciendo Van Damme en las dos primeras, o al menos de momento. Una de cal y otra de arena, pero siempre arriesgando y buscando, entre toda la morralla, producciones interesantes, como demuestra la autoparódica serie para Amazon Jean Claude Van Johnson, todo un tour de forcé para el actor donde sale mucho más que bien parado.
SCOTT ADKINS, ESTRELLA EN EL SIGLO XXI
El caso de Scott Adkins es más parecido a una carrera de larga distancia. Mientras que Van Damme consiguió el estrellato al poco de empezar a trabajar en el cine, Adkins se ha labrado una carrera apareciendo en varias series de televisión brevemente como actor o como especialista, probando suerte incluso en Hong Kong en títulos como Espía por accidente (2002), Black Mask 2: City of Masks (2002) o El Poder del Talismán (2003) sin la suerte esperada. En 2005 fue uno de los luchadores contra los que peleaba Jet Li en Danny the Dog, además de coincidir con el director Jesse V. Johnson (del que hablaremos más tarde) en Combate a Muerte, una serie B de artes marciales directa a vídeo. Pero en el 2006 interpretó el papel que le haría famoso, el del villano Boyka en Invicto 2.
Ya en ese año se le podía ver en la nueva versión de La Pantera Rosa con Steve Martin de protagonista, creando una constante en su carrera al alternar el protagonismo en la serie B con apariciones mínimas en blockbusters. De esta forma aparece su nombre en El ultimátum de Bourne (2007) como uno de los agentes, X-Men Orígenes: Lobezno (2009) donde doblaría a Ryan Reynolds en el tramo final luchando contra los protagonistas, Zero Dark Thirty (2012), Hércules: El origen de la leyenda (2014), Agente Contrainteligente (2016) o Doctor Extraño (2016), demostrando sus conocimientos marciales aunque fuese brevemente.
Pero entre medias de estos largometrajes nos deleitaría con un par de uniones con Van Damme, El Patrullero (2008) y Juego de Asesinos (2011) sin contar Los Mercenarios 2 (2012), o Soldado Universal: El día del juicio final (2012) aunque no llegasen a lo visto en la parte que le ha hecho ser de las mayores estrellas del cine marcial. En este sentido podemos afirmar que ha sabido alternar todo tipo de títulos ofreciendo de forma más puntual de lo esperado títulos imprescindibles del género. Sus sagas encarnando a Boyka en las secuelas de Invicto o el ninja Casey Bowman son de lo mejor a nivel coreográfico, seguidas de títulos como Justicia Letal (2015) o Eliminators (2016) Taekwondo, Kickboxing y Kung Fu, esto último de mano de Stephen Tung Wei, coreógrafo y líder a principios del nuevo siglo de la organización The Hong Kong Stuntmen Association, forman parte de su bagaje sin olvidar las acrobacias que le acercan a las XMA y las MMA, gracias sobre todo a su Boyka, ofreciendo así una revolución dentro del cine marcial pero sin conseguir la confianza de los productores, dejando esto para productos directos a vídeo o alquileres digitales pero dejando una honda huella en los aficionados que reclamamos más de este tipo de cine. Y parece que en este 2017 tendremos una buena ración de títulos con toda la pinta de sumarse a las mejores películas de su filmografía gracias a su unión con el mencionado director Jesse V. Johnson tras Savage Dog (2017), donde por cierto coincide con Cung Le y Marko Zaror, como son Accident Man, basada en el cómic del mismo título y producida y co-escrita por el propio Adkins, reuniéndose con su amigo Michael Jai White además de Ray Park y Amy Johnston, una estupenda película de acción y humor, ligeramente descafeinada, y Triple Threat, con otro reparto espetacular que incluye a Iko Uwais, Tony Jaa, Tiger Chen, Celina Jade, Michael Bisping, Jeeja Yanin, Selina Lo, Ron Smoorenburg, Michael Wong y Tim Man, que es además el coreógrafo.
No puedo dejar de mencionar el actioner de ciencia-ficción Incoming, su primera propuesta para el 2018 donde vuelve a no ser el protagonista, interpretando a un agente de la CIA renegado en la Estación Espacial Internacional, reconvertida en prisión y tomada por terroristas, con sus planes personales para ella mientras los verdaderos protagonistas intentan detener a los villanos de turno. Una horrorosa película de infumables efectos especiales y puramente alimenticia. Pero su unión con Jesse Johnson nos traía este mismo 2018, junto a Incoming, The Debt Collector, la mejor del tándem Johnson/Adkins y con Louis Mandylor. Estupendos personajes, acción brutal y alejada de Boyka, ayudando al británico a desarrollarse como actor y ofreciendo una de las mejores películas del año, aunque esta unión no termina aquí y a la hora de escribir estas líneas se encuentran rodando Avengement, de nuevo con Madylor y con Dan Styles (Vikingos) como coreógrafo de lucha. Y en diciembre de este año estrenará Abduction, co-producción con China que le reúne con Andy On, una vuelta a sus orígenes en Hong Kong.
¿HEREDERO NATURAL?
Una vez que hemos repasado por encima las dos carreras, es momento de comparar el impacto de ambos en el cine marcial y ver si Adkins es el heredero natural del belga. Ya hemos mencionado que Van Damme supuso un revulsivo en el género, ofreciendo algo diferente y obligando a los directores a plasmar en imágenes de diferente forma cada coreografía. Adkins con Invicto 2 hizo lo mismo, pero a pesar de cambiar el tipo de coreografías, no ha conseguido que los productores apuesten ni por él ni por el cine marcial, por lo que en este caso no podemos afirmar con rotundidad dicha herencia. Pero mientras que la carrera de Van Damme se hundió, la de Adkins ha ido creciendo pero de forma muy limitada. Producciones que cuesta sacar adelante, como las nuevas entregas de Invicto o Ninja, pero que van logrando estrenarse gracias a sus fans incondicionales. Pero esto no es único. El apoyo que ha tenido Van Damme de sus fans, algo que les devuelve en cada evento al que asiste, ha sido también esencial para mantener su carrera. Ver sus pelis alimenticias, y dejando claro lo que no nos gusta de ellas, Van Damme nos escucha, y suele coincidir su propia opinión con la de sus fans, siendo así muy exigente consigo mismo y siendo totalmente consciente de la calidad final de algunos de sus trabajos. Esto lo obliga a esforzarse en cada nuevo proyecto, buscando historias interesantes y directores con personalidad.
Está claro que ambos actores han sido revulsivos para el cine marcial, siendo Van Damme toda una leyenda y Adkins una estrella. Pero la mayor diferencia está en las diferentes épocas. Mientras que Van Damme aparecía en la parte final de los ’80, sin Internet, sin descargas ilegales, sin el vídeo digital ni crowfundings, lo tuvo “más fácil” que Adkins. Y entrecomillo “más fácil” ya que tampoco es que sea fácil triunfar en el cine y conseguir que los productores inviertan en nadie. En la actualidad muchos proyectos cinematográficos se ruedan gracias a las campañas de donación, siendo relativamente fácil que puedas hacer tu propia película e incluso estrenarla en alguna plataforma digital. Esto multiplica la competencia, y aunque por otro lado favorece la visibilidad del talento, como primera criba, resulta duro que confíen en nadie, sobre todo en un género que o es el más comercial actualmente, el del cine marcial puro y duro. Pero sin duda es aún más negativo a la hora de convertirse en una estrella sobresaliente, por no hablar de estrenar en cines. De esta forma Adkins no ha conseguido un reconocimiento más allá del fandom. A pesar de estas diferencias, podemos ver el paralelismo de ambos actores dentro del circuito del cine marcial, cada uno en su época, siendo sin duda, los mejores en cada momento, surgidos en Occidente.
Pero sin duda existen otros factores que hace converger las carreras de ambos. Por un lado tenemos su procedencia, ambos europeos, ambos expertos pateadores, musculados y con una elasticidad y velocidad envidiables. Ya sabemos que el cine de Hollywood se nutre de actores, actrices, directores, coreógrafos y demás equipo con gente extranjera, y el cine de acción sobre todo. Si vemos las estrellas del género, tenemos italianos, austriacos, belgas, chinos, franceses, hawaianos o thailandeses, y con la irrupción de Van Damme, ya vimos en los artículos dedicados a sus secuelas bastardas, los productores parecían empeñados a presentaros a más europeos especialistas en artes marciales. En esta ocasión, Adkins no puede considerarse un producto surgido a raíz de Van Damme, por mucho que el pequeño Scott Adkins tuviese en su habitación pósters del belga, pero no deja de ser curioso esto. Respecto a las patadas, las artes marciales siempre han brillado por las mismas, aunque ahora se estilen las técnicas usadas en MMA. Las patadas son las que van a dejar claro si de verdad son expertos en lucha, y ambos actores tienen las mejores patadas del cine marcial occidental, aunque hay un buen puñado de actores que les siguen de cerca, pero eso es otro tema para otro artículo.
El factor más interesante es ver cómo, sin buscarlo, Adkins ha aparecido en varias secuelas de pelis de Van Damme. No voy a extenderme demasiado, ya que de esto mismo hablamos en los mencionados artículos sobre La VanDammexploitation. Si ya apareció con Van Damme en El Patrullero y Juego de Asesinos, enfrentándose, y en Los Mercenarios 2 Adkins era la mano derecha del villano interpretado por el belga, Adkins compartía película y recogía el testigo en Soldado Universal: El Día del Jucio Final (2012), una especie de apadrinamiento final de Van Damme. Y en el 2016 aparecía Blanco Humano 2, extremadamente lejos de la original de Van Damme, a la que llegó de repente, en una de sus películas alimenticias.
Es un caso muy curioso ya que los que han intentado subirse a la estela de Van Damme han copiado poses y técnicas, incluyendo el famoso split, pero Scott ha evitado copiar o inspirarse demasiado de nadie, y ha llegado igualmente a meterse en los zapatos de su ídolo.
Y llego al final, donde voy a dar mi opinión en particular. ¿Es Scott Adkins el heredero natural de Jean Claude Van Damme? No. No, ya que Van Damme está demostrando tener mecha para rato, por lo que no es el momento de un recambio. Adkins no buscar ser el nuevo Van Damme, y consigue distanciarse lo suficiente como para que nadie les compare, a pesar de la otra similitud entre ambos que es ofrecer una peli buena por cada tres alimenticias (por no llamarlas malas o flojas) Está claro que hay muchísimos puntos que parecen igualar las carreras de ambos, pero los suficientes para separarlos a ambos, algo de lo que los fans salimos ganando al poder disfrutar de películas de ambos. Van Damme necesita seguir con buenos proyectos para seguir siendo la leyenda viva que es, mientras que Adkins tiene que continuar trabajando como hasta ahora, para seguir siendo la mayor estrella occidental del cine marcial, y algún día, ser la leyenda que debería ser.