El cine marcial suele renovarse de vez en cuando apareciendo actores que aspiran a convertirse en las nuevas estrellas, pero no todos lo consiguen. En este artículo vamos a repasar algunos nombres que lo han intentado pero se han quedado a medio camino.
Conseguir ser todo un referente en este género es sumamente complicado, sobre todo cuando hablamos de éxito internacional. En países como China o Vietnam, por poner de ejemplo dos cinematografías muy diferentes en cuanto a estrellas marciales, hay gente que tiene éxito, pero no consiguen salir de sus respectivos países. Por otro lado, en occidente, surge gente que a pesar de su indudable calidad, no terminan de hacer despegar su carrera aunque tengan títulos potentes y más que recomendables que terminan siendo islas de cine marcial en un océano demasiado grande para como para llamar la atención.
Incluso algunos han probado en televisión antes de hundirse en la serie B y Z, olvidando demasiado pronto su nombre. También tenemos casos de gente mítica pero con tan escasos títulos de calidad que terminan siendo recordados por una o dos películas.
(CASI) ESTRELLAS OCCIDENTALES
Si ahondamos en el cine marcial occidental, tras Chuck Norris, Jean Claude Van Damme y Steven Seagal, fueron algunos los que intentaron seguir sus pasos. En el caso de Van Damme, ya vimos que gente como Daniel Bernhardt, entre otros clones del belga, lo intentaban, con un éxito relativo en los videoclubs durante la década de los noventa, pero uno de los casos más llamativos es el de Jeff Speakman. Todo un maestro en Kenpo Karate y heredero de Ed Parker, comenzó su carrera en 1988 apareciendo como secundario en algunas producciones de serie B, e incluso en 1990 aparecía como uno de los miembros de seguridad de una mansión en Lionheart, el luchador, de Van Damme. Pero no fue hasta 1991 que daría el salto como protagonista en la magnífica Arma Perfecta, dirigida por Mark DiSalle, actor, productor, guionista y director pero con una escasa filmografía en todos estos campos. DiSalle comenzaba su carrera como productor y actor en Contacto Sangriento (1988), para, un año después, dar el salto como director de nuevo con Van Damme en Kickboxer, película de la que también fue guionista y apareciendo como reportero norteamericano. Siguió con el belga el año siguiente en Libertad para morir, produciéndola y apareciendo en un cameo.
Volvería a dirigir la que sería su última película en esta labor, Arma Perfecta, además de producirla, lo que nos hace una idea de cómo los productores, además de él mismo, buscaban proseguir el éxito de Van Damme con una nueva estrella, Speakman. El resultado es la película que conocemos, y si no, ya estás tardando ya que las coreografías, supervisadas por el propio Parker junto a Bryan Hawkins y Rick Avery, son estupendas. Un arte marcial diferente al practicado por Van Damme, la mayor estrella en aquella época, y al de Seagal, que ese año estrenaba Buscando Justicia y justo antes de su canto del cisne con Alerta Máxima (1992). Además presentaba a la mafia coreana, algo totalmente nuevo tras años de ver Tríadas chinas y yakuzas japoneses. Cuando apareció este film, los fans del género alucinamos con ese principio mítico donde vemos a Speakman practicar mientras suena ese maravilloso tema del grupo Snap. El resto del film no sólo mantenía esa calidad, si no que la aumentaba, haciéndonos esperar su siguiente película con muchas ganas.
Además podemos ver muchas caras conocidas en el reparto, desde Mako a James Hong, pasando por Seth Sakai, el profesor Toru Tanaka, Cary-Hiroyuki Tagawa, Roger Yuan, James Lew, Philip Tan, Al Goto, Jeff Imada o Al Leong, algunos de ellos sin acreditar. Tuvo el suficiente éxito como para plantearse una secuela, pero los problemas internos de la productora, la Paramount, modificó los planes y terminó cancelándose. Además, Speakman había firmado con Paramount para varios films, siendo uno de ellos un proyecto sobre un policía luchado contra terroristas que igualmente terminó por cancelarse, aunque el guion siguió dando tumbos hasta convertirse en Speed (1994). Esto provoco que Speakman tuviese que esperar hasta 1993 para su siguiente film, Calles Violentas, producida por la Cannon y Surge Productions, donde Speakman interpretaba a un policía que abandona el cuerpo cuando en una toma de rehenes, muere uno de ellos. Tiempo después se verá involucrado en una lucha entre bandas de negros y latinos provocada por un grupo de ladrones y ex-policías. Buenas coreografías de Kenpo, obra de Bryan Hawkins de nuevo y dedicada a la familia del Kenpo, que permiten lucirse al actor, pero sin olvidar la acción balística.
Entretenida, y aunque inferior a Arma Perfecta, una digna sucesora del éxito de la misma. En el reparto tenemos algunas caras conocidas por el aficionado al cine marcial, como Christopher Neame, el villano de El Mensajero del Infierno (1994) de Chuck Norris o Richard Coca, el joven problemático de Sólo el más fuerte (1993). Tras esta película llegó El Experto (1995), donde el Kenpo comienza a dejar paso a la acción balística y un bajón respecto a las anteriores películas de Jeff donde deberá enfrentarse al asesino de su hermana. Una historia de policías, justicia y venganza cuyo guion original fue modificado hasta convertirse en algo muy diferente a lo previsto, una especie de Doce del Patíbulo (1967) debido a la incorporación del propio Speakman que dirigió Rick Avery, que se encargó además de coordinar a los especialistas, y donde las artes marciales son mínimas. Lo único destacable, además de las pocas escenas de lucha, es que el personaje del villano, Martin Kagan (interpretado por Michael Shamer), estaba basado en un auténtico serial killer, Scott Panetti, además de la presencia de James Brolin (Hotel), padre de la estrella Josh “Thanos” Brolin.
Tras este film, Speakman cayó en la serie B de videoclub de escaso presupuesto, donde las armas de fuego tienen mayor protagonismo que las artes marciales a pesar de contar con actores conocidos como Ron Silver en Asalto Mortal (1995), Martin Kove y Jeffrey Meek en Timelock (1996), Gary Busey y Roy Scheider en Rescate en Cuba (1997) o William Shatner en Tierra de Libertad (1998) Su carrera continuó hasta 2006, con En la línea de tiro, protagonizada por Lou Diamond Phillips, participando como secundario en muchas de ellas y donde las artes marciales no eran nada importantes. De esta forma su carrera fue en picado con productos alimenticios esporádicos mientras seguía su carrera como artista marcial enseñando Kenpo, algo en lo que sigue trabajando en la actualidad. Pudo ser una gran estrella del género, pero entre que no le ofrecían buenos productos y que no eligió tampoco demasiado bien, terminó con su carrera en el cine aunque nos ha dejado sus dos primeras películas como protagonistas, sobre todo el clásico Arma Perfecta, que nunca superó en cuanto calidad.
JON FOO, CALIDAD MARCIAL INDUDABLE
Si en los últimos años ha surgido un actor marcial que parecía que serían quien actualizaría el star system del cine marcial, sin duda es Jon Foo. Nacido en Londres, con padre chino-singapurense y madre medio irlandesa, medio inglesa, ambos eran practicantes de artes marciales, concretamente su padre estudió Karate y su madre Judo, Pero el joven Foo empezó, a los ocho años, a estudiar Kung Fu. Debido a que sus padres se mudaban constantemente, Jon se crio en diferentes países y a los 15 años empezó con el Wushu en Beijing y su primer papel en el cine fue en la película hongkonesa House of Fury (2005), dirigida y protagonizada por Stephen Fung además de Gillian Chung, Anthony Wong y Daniel Wu, además de aparecer gente como Michael Wong, Charlene Choi, Josie Ho, Wu Ma, Philip Ng o Tiger Chen, una estupenda comedia de artes marciales producida por Jackie Chan y con coreografías de Yuen Woo Ping donde Foo pasó algo inadvertido, lo mismo que en, ese mismo año, Batman Begins, donde interpretó a uno de los miembros de la Liga de las Sombras.
Por suerte, en el mismo 2005 participó en Thai Dragon, de Tony Jaa, interpretando a un experto en Kung Fu en una secuencia donde luchaba contra Jaa, una de las mejores escenas del film, junto a la del propio tailandés contra el capoeirista Lateef Crowder. Esta secuencia se planteó como un enfrentamiento entre estilos, el Muay Thai contra el Kung Fu, y es soberbia, gracias a las depuradas técnicas de ambos actores marciales. La pericia y fluidez de Foo es brutal, y debería haber sido la carta de presentación del actor, quien por otro lado ese mismo año participaba en la producción china Jet Lag, una comedia sin relevancia para la carrera del actor, lo mismo que su participación como especialista en El Mito (2005), de Jackie Chan.
Y es que si estos films son de 2005, tuvieron que pasar cuatro años hasta que le pudimos ver en Soldado Universal: Regeneración (2009) la tercera entrega de la saga con Van Damme y Lundgren. Pero su personaje era, sencillamente, Unisol 2. Un personaje muy secundario, de relleno, pero por suerte, al año siguiente, en el 2010, consiguió el papel protagonista en Tekken, adaptación del videojuego del mismo título. Dwight H. Little (Rapid Fire) dirigiría a Foo, además de a Gary Daniels (El Puño de la Estrella del Norte), Cary-Hiroyuki Tagawa (Mortal Kombat), Cung Le (Los Ojos del Dragón), Luke Goss (Hellboy II), Kelly Overton (Van Helsing), Ian Anthony Dale (Moral Kombat: Legacy) y a Lateef Crowder (Falcon Rising), coreografiados por el francés Cyril Raffaelli (El Beso del Dragón) y con el mismísimo hijo de Chuck Norris, Eric Norris, como coordinador de especialistas. Esta adaptación buscaba devolver el brillo al cine marcial, con una cuidada producción, con no demasiado presupuesto, pero todo bien invertido, bien dirigida, con un guion tópico pero entretenido, y con estupendas peleas.
Tanto Foo como Daniels brillan por encima del resto de actores, los cuales cumplen con sus respectivos papeles, ya sean personajes dramáticos o marciales, ofreciendo un buen recital de técnicas donde se adapta muy bien a los personajes del videojuego, a pesar de algunos cambios que no afectan al disfrute de la película. Pero se notaba ese aire de serie B, y el uso de un director con escasa trayectoria de éxito en la pantalla grande, con numerosas series de televisión a su espalda, lo mismo que muchos actores, en estos momentos sin mucho peso en la industria. Es decir, una serie B en todo su esplendor, pero con aires de algo más que salió bien parada pero no gozó del éxito esperado, a pesar de estar los creadores del juego supervisando todo. De esta forma esta presentación de Foo como estrella no tuvo el efecto deseado, pero Foo seguiría trabajando y ese mismo año aparecería Street Fighter: Legacy, un cortometraje sobre el videojuego donde veríamos a Foo como Ryu peleando contra Ken, interpretado por Christian Howard del que ya hemos hablado en anteriores números de la revista y que sirvió de presentación del concepto de Howard y el director, Joey Ansah que se transformaría en la webserie, editada como película en formatos domésticos en España, Street Fighter: El Puño del Asesino (2014), ya sin Foo como Ryu. El corto es muy recomendable, con estupendas coreografías.
A este corto le siguió el largometraje Rebirth (2011), que terminó titulándose Bangkok Revenge, un drama sobre un chico con problemas en tratar con sus propios sentimientos tras un disparo recibido de niño, y su cruzada por descubrir la verdad tras la muerte de sus padres. Entrenado en Muay Thai, tendrá que poner sus habilidades a prueba constantemente, en todo un concierto y una delicia para los aficionados. Foo está en plena forma, realizando patadas, saltos, acrobacias y todo lo imaginable en una estupenda película a la que le lastran un poco las escenas dramáticas e incluso una insulsa y sin venir a cuento, secuencia de sexo. Pero las peleas, coreografiadas por el amigo de Tony Jaa, David Ismalone, un auténtico campeón de Muay Thai, son brutalmente buenas. Contundentes, bastante realistas, y espectaculares. Pero a partir de aquí su carrera ha sido menos espectacular de lo esperado. A pesar del éxito entre el fandom marcial, y haberse hecho un nombre, pasaron dos años hasta que le volvimos a ver como protagonista en Misión Secreta: Extraction (2013), donde era el protagonista, a pesar de formar tándem con Falk Hentschel (DC´s Legends of Tomorrow) en una trama sobre una extracción de una cárcel chechena. Foo estuvo arropado por gente como Vinnie Jones (Snatch. Cerdos y Diamantes), Sean Astin (El Señor de los Anillos) y Danny Glover (Arma Letal), pero ambos actores tienen una carrera llena de productos alimenticios, justo lo que es para ellos, no así para Foo, quien se luce de nuevo con un personaje más violento y duro de lo habitual en él.
La película funciona bastante bien, una serie B entretenida con buenas coreografías de la mano del gran James Lew, la primera película realizada por un estudio directamente para internet, o eso decía la campaña de publicidad. Rodada en dieciocho días, también se vanagloria el film de anunciar el no uso de dobles, donde todos los actores hacen sus escenas arriesgadas. Y aunque están bastante bien, no consigue ser algo más que una entretenida película con ciertos toques a lo The Raid, pero sin copiarla en exceso.
Este mismo año 2013, Foo participó como especialista en Objetivo: La Casa Blanca y como actor en Vinkingdom, historia basada en relatos vikingos donde el protagonismo se lo llevaba Dominic Purcell (Blade: Trinity) En 2014 sólo participó en un corto, Duality, para estrenar una peli por año hasta 2016, es decir, Los Olvidados en 2015 y Proyecto SWAP en 2016, apareciendo como secundario de Johnny Mesmer en un par de actioners del montón. Claro está que su última aparición fue en ese mismo 2016 pero en televisión, adaptando la franquicia de Jackie Chan, Hora Punta, siendo un estrepitoso fracaso. Foo no es Jackie, y los guiones de la serie eran demasiado descafeinados que provocaron que antes de terminarse de emitir en Estados Unidos la primera temporada, se canceló, emitiéndose en España sólo los tres o cuatro primeros episodios. Muy mala, si, aunque las coreografías no estaban demasiado mal, es de esas series que necesita al menos cuatro episodios para arrancar bien, pero el nivel era demasiado bajo para darle una oportunidad. Y Foo no ha vuelto a participar en nada. En las redes sociales se le puede ver entrenando y cantando, con un look muy hippie, pero demostrando escaso interés en continuar su carrera como actor. Toca esperar a ver si vuelve a protagonizar algo.
ASIA: ANDY ON, JEEJA YANIN Y ALGUNOS MÁS
En Asia también tenemos casos parecidos. Uno de los más destacables es Andy On, nacido en Estados Unidos, pero de ascendencia china, siempre fue muy fan de Jackie Chan, lo que le llevó a probar suerte en el cine. Sin conocimientos marciales, empezó a entrenar con Chung Chi Li, del equipo de especialistas de Jackie, para, posteriormente, estudiar un mes en el Templo de Shaolin de cara a su primer papel de estrella, Black Mask 2: City of Masks (2002), de Tsui Hark y sustituyendo a Jet Li, protagonista de la primera entrega. Aquí coincidió con Scott Adkins, Tobin Bell (Saw), Silvio Simac (Danny the Dog), Tracy Lords (Blade) o Blackie Ko (La Armadura de Dios) pero no tuvo el éxito esperado. Demasiados efectos digitales. A partir de aquí comenzó una carrera de eterno secundario, con estupendos papeles como en True Legend (2010) o The Lost Bladesman (2011), pero se le resistían los papeles protagonistas. Su pericia marcial, desarrollada a la vez que su carrera, le conseguía numerosos papeles, rodando por ejemplo cinco películas en 2006, tres en 2008, cinco en 2010 o seis en 2014, pero en todos ellos como secundario o villano incluso en producciones occidentales, o co-producciones, como Blackhat: Amenaza en la Red (2015) y más recientemente en Abduction, donde se volvió a reunir con Scott Adkins. Un actor que prometía mucho pero se ha quedado a medio camino, siendo un nombre conocido pero sin el brillo de otras estrellas.
Un caso parecido es el sufrido por la tailandesa Jeeja Yanin. Otro descubrimiento de Prachya Pinkaew, el mismo de Tony Jaa, especialista en Taekwondo y Muay Thai, que se lanzó al estrellato en Chocolate (2008). Tras el éxito de Jaa, se anunció una contrapartida femenina, y vaya si lo fue. Con similitudes peleando, pero también muchas diferencias, Yanin apareció en el panorama marcial con fuerza, convirtiendo a este título en un clásico moderno. Brutal y oscuro, con muchos estilos en pantalla, obra del gran y fallecido Panna Rithikrai, parecía lanzar a la joven estrella a primera línea, pero por desgracia nunca llegó ese momento. En 2009 aparecería Raging Phoenix, donde mezclaba el Muay Thai con el baile en una película comercial pero con un toque moderno que no llegó a calar entre los aficionados. Algo parecido le pasaría dos años después con This Girl is Badass (2011) comedia con acción, entretenida, pero en una segunda línea dentro del panorama marcial tailandés.
Los esfuerzos de Jeeja no daban sus frutos, pero continuó trabajando, aunque fuese como secundaria en The Kick, co-producción con Corea del Sur para lucimiento de miembros de los K-Tigers en una historia repleta de acción y, como dice el título, patadas. Sin duda, una espectacular película muy recomendable, pero que tampoco ha tenido la respuesta que se podría esperar. Pero al menos mantenía la mecha de Jeeja encendida, y cuando se anunció su incorporación a Thai Dragon 2, junto a Tony Jaa, con rodaje en 3D, nos frotamos las manos. Podría ser la consagración de la joven, pero también conocíamos los problemas alrededor de Jaa, y era un trabajo de encargo para finalizar el contrato con la productora, Sahamongkol.
El resultado fue una forzada secuela, muy loca y casi bizarra, y a pesar de los numerosos defectos, es una película que mejora con cada visionado, dejando de lado la locura del guion y ciertas situaciones, y disfrutando de las excelentes coreografías, a pesar de las ayudas digitales y cables en momentos que pueden ser casi bochornosos, pero siempre muy divertidos. Pero no ayudó demasiado a Jeeja, quien tuvo otros dos años por delante hasta que apareció en la serie de la HBO Asia, Halfworlds, en la segunda temporada. De esta forma afianzaba su carrera en productos de calidad, mientras miraba a Hollywood, o Hollywood la miró a ella cuando en 2016 su nombre apareció en Rompiendo las Reglas 3 de Michael Jai White. Por desgracia, no se le sacó demasiado partido, viéndola entrenar mientras un luchador liga con ella. Un personaje secundario con sus minutos en pantalla, pero sin aportar nada. Ese mismo año participaba en Blanco Humano 2, con Scott Adkins como protagonista. Una insulsa secuela del éxito de Van Damme con John Woo como director, donde Jaanin sobra más que nada. Un papel extremadamente secundario. Lo siguiente es la serie, disponible en Netflix, Monkey Twins, de nuevo como secundaria, dando apoyo de esta forma como eterna segundona, siempre esperando Chocolate 2, pero que no llega mientras sigue trabajando sin descanso en papeles de todo tipo, pero nunca al nivel de Tony Jaa. Y potencial para ello, tiene.
Hay muchos más ejemplos, como el vietnamita Johnny Tri Nguyen, que con Clash y The Rebel, además de su participación en Thai Dragon, que no ha conseguido despuntar como se merece. O Amy Johnston, que poco a poco se hace un nombre pero espaciando mucho sus apariciones en películas, que no se si demuestra querer tirar por otros derroteros, por su canal de Youtube y su primer libro editado, o es por la falta de oportunidades.
Quizás podríamos meter a Michael Jai White, otro actor que parecía estar a la altura de Adkins, pero que debido a su irregular filmografía, parece haberse quedado unos cuantos pasos por detrás. O Fan Siu Wong, Louis Fan, que a pesar de la mítica Historia de Ricky y apariciones especiales en Ip Man, Ip Man 2 o Kung Fu Jungle, no tiene el peso de estrella que se merece, y eso que protagoniza mucha serie B china, de la que hablaremos en algún momento del futuro próximo. O Vincent Zhao, que mientras que en cines no consigue el éxito, mantiene una digna carrera en televisión y productos muy localistas.
El mundo del cine marcial es complicado, y el éxito no llega a todos de la misma forma, pero es bueno recordar algunos nombres, por si en cualquier momento nos sorprenden con una nueva película que les ponga en el sitio que merecen.