la importancia de “La Serpiente a la Sombra del Álguila”

la importancia de “La Serpiente a la Sombra del Álguila”

la serpiente a la sombra del aguila

Años Setenta del pasado siglo, las películas de artes marciales ya llevaban varios años divirtiendo a una generación de entusiastas seguidores orientales y el género empezaba a irrumpir con éxito en el resto del mundo; actores como Jimmy Wang Yu, Lo Lieh, Yueh Hua, Chang Cheh, Ti Lung, David Chiang… era conocidos y seguidos de cine en cine para ver sus evoluciones pseudomarciales, pues la mayoría de estos actores en realidad no tenían reales conocimientos marciales, sino que realizaban coreografías que poco tenían de calidad técnica, lógicamente si exceptuamos algunos memorables casos.

Cuando la fórmula acción violenta más artes marciales igual a éxito en la taquilla empezaba a dar muestras de cansancio apareció el fenómeno Bruce Lee para revitalizar el género, con mejor técnica marcial, espectaculares escenas y una cierta interpretación histriónica que alejaba lo que se veía en pantalla con la realidad de las artes marciales, con expresiones, gestos y gritos que se apartaban de la realidad marcial pero que daban muy bien en pantalla. Cuando la “gallina de los huevos de oro” que era Bruce Lee falleció todos los directores hongkoneses intentaron crear sosias del finado para conseguir que la “gallina” diera nuevos “huevos” aún después de muerto; nombres como Bruce Le, Bruce Li, Bruce Liang, Bruce Lai, Bruce Thai, Dragon Lee, Danny Lee…, copaban las carteleras de medio mundo, pero la fórmula estaba agotada y las películas de artes marciales empezaron a cansar al público, siempre ávido de nuevas sensaciones. Y de pronto llegó Jackie Chan.”

Chan Kong Sang, conocido por todos como Jackie Chan, empezó como un nuevo sosias de Bruce Lee (incluso le llamaban Sing Lung, término parecido al apodo de Bruce: Siu Lung), languideciendo como una copia de alguien que era irrepetible. Pero Jackie no era un mero sosias, él quería ser original, quería ser… simplemente… Jackie Chan, y lo consiguió con la ayuda del director Yuen Woo-ping, que, después de haber actuado y posteriormente coreografiado varias películas para la compañía Shaw Brothers quería dirigir, independizarse y crear su propio sello. Woo-ping fue realmente el artífice del gran éxito de Jackie Chan, pues se había dado cuenta que la fórmula cinematográfica estaba a punto de sucumbir por sobreexplotación, que no se podía repetir el antiguo modelo indefinidamente, y ya no estaba Bruce Lee para “salvar los muebles”, los sosias no podían cubrir su falta.

El origen de la comedia marcial.

En 1978, Yuen Woo-ping, decide unirse al director y productor Ng See-yuen, dueño de la compañía independiente Seasonal Film Corporation, y coescribir con él un sorprendente e innovador guión, en el que mezclaron una excelente coreografía marcial del más puro Kung-fu clásico con una actuación desenfadada y simpática, para ello contó con un increíble y veterano actor Yuen Hsiao Tien, su propio padre, y sumó al equipo al joven Jackie Chan, que con tan solo 24 años era un diamante en bruto que también aportó ideas al guión original y reforzó el enfoque cómico, y al increíble pateador coreano Hwang Jang-Lee, que coreografió los combates junto con el experto en artes marciales chinas Hsu Hsia. El resultado fue un gran éxito en Hong Kong primero y en el resto del mundo después: “La Serpiente a la Sombra del Águila” (“Snake in the Eagle’s Shadow”, “Se ying diu sau”, en su cantonés original).

El éxito de “La Serpiente a la Sombra del Águila” hay que encontrarlo en varios factores que encajan perfectamente como en un puzzle:

La sorpresa inicial de la irrupción de un nuevo género: la comedia marcial. Antes de esta cinta, algunas películas tenían breves momentos románticos y algunos más cómicos y relajados para equilibrar, aunque fuera mínimamente, la sangrienta violencia del resto del film. Pero con esta película el tono relajado, distendido, simpático… está perenne en toda la cinta, incluso en medio de la batalla hay momentos para la sonrisa y la complicidad del espectador.

El protagonismo de una persona común, llena de buenas intenciones, algo inmadura y despistada, que podía ser cualquiera, que se enfrentaba a una circunstancia adversa que podría acabar con cualquiera (en este caso personificado por un temible, letal y malvado maestro de artes marciales) pero que finalmente salía triunfadora, venciendo sus miedos, sus limitaciones y, con ello, a su formidable enemigo. Todo ello hacía que un empático espectador se sintiera reflejado en las penalidades del protagonista, “si él puede llegar a ser un maestro de Kung fu ¿por qué no voy a conseguirlo yo? Si me esfuerzo y entreno duro…”.

Los entrenamientos duros y mortificantes, que en alguna película ya habían sido vistos pero que en esta se trataban desde una óptica divertida, con guiños y complicidad con el espectador.

Las increíbles coreografías que podían disfrutarse en pantalla, con artes marciales clásicas bien resueltas, que podían ser imitadas por los incipientes practicantes autodidactas de artes marciales chinas.

La elección de todos los actores que aparecen en pantalla, sobre todo los protagonistas, con unas capacidades físicas y técnicas envidiables, con el máximo pateador de las películas hongkonesas (con permiso de Tan Tao-liang): Jang-Lee, en una actuación sobria y sublime, un encantador viejo maestro: Hsiau Tien, y un Jackie Chan inspirado, con una mímica capaz de hacer sonreír al más huraño espectador.

La increíble actuación y excelente química de todos y cada uno de los implicados en la película, desde el director hasta el más ínfimo de los actores, pasando por los protagonistas y coreógrafos de acción, química que se trasmite en cada uno de los fotogramas.

Esta película fue la tabla de salvación de Jackie Chan, pues estaba harto de hacer películas que no le gustaba hacer, y se encontraba bastante desmoralizado tras algunos fracasos de taquilla, a punto de viajar a Australia para reencontrarse con sus padres e iniciar una nueva carrera como cocinero en la embajada americana situada en el continente austral, en donde trabajaban éstos. Con el éxito de “La Serpiente a la Sombra del Águila”, con ese estilo más cómico de ver las artes marciales, comenzó la verdadera carrera cinematográfica de Jackie, siendo los anteriores trabajos como especialista, doble de escenas peligrosas y actor, una mera semilla del Jackie que todos conocemos y apreciamos.

Tras “La Serpiente a la Sombra del Águila”, viendo el tremendo éxito de la cinta, que batió record de recaudación de taquilla en Hong Kong, Woo-ping y See-yuen probaron nuevamente con otra película del género recién creado, la comedia marcial, para comprobar si la fórmula era correcta o había sido una mera casualidad, por lo que, junto con el mismo equipo y actores, produciría “El Maestro Borracho” (“Drunken Master”), que recaudó en la taquilla hongkonesa casi el triple que su anterior éxito, y asentó completamente las bases de la comedia marcial, consagrando el género. El siguiente año Woo-ping, ya sin Jackie Chan, dirigiría “La Danza de la Mantis Borracha” (“Dance of Drunken Mantis”), y el nuevo género quedó instaurado en la mente y los corazones de todos los espectadores amantes de las películas de artes marciales.

Hay que reconocer que antes de “La Serpiente a la Sombra del Águila”, Jackie ya había protagonizado algún primer atisbo de comedia marcial que serviría como la semilla que después germinó en el éxito comentado.

Estas películas que fueron gestadas pocos meses antes fueron “Snake and Crane Arts of Shaolin” y “Half a loaf of Kung fu” (que se estrenó en 1980, cuando Jackie ya era famoso).
A partir de aquí, con el nuevo género plenamente integrado en el subconsciente del espectador, se filmaron innumerables películas con mayor o menor fortuna, películas que con el tiempo fueron evolucionando, cambiando el telón de fondo de los últimos años de la dinastía Ming, por épocas más recientes e, incluso contemporáneas. Años después irrumpirían las películas de parodia marcial tipo “Kung fu sion”, “Shaolín soccer” “Los tres pequeños ninjas”, “La salchilla peleona”… pero eso, como diría el genial Rudyard Kipling: “es otra historia”.

La serpiente… tiene una sombra alargada.

“La Serpiente a la Sombra del Águila” supuso un antes y un después en el género cinematográfico de las artes marciales, y no solamente por instaurar el subgénero de la comedia marcial, sino porque influyó enormemente en la manera de abordar las películas de acción, incorporando la comedia a híbridos cinematográficos como son: acción policíaca con artes marciales (“City Hunter”), artes marciales y wester (“Shanghai Kid” o “Los rebeldes de Shanghai”), acción con artes marciales y buddy film o película de colegas (toda la serie de “Hora punta”), acción con elementos fantásticos (“El esmoquin” o “El talismán”), etcétera.

Aunque existen multitud de títulos he querido indicar solo algunos de los protagonizados por Jackie Chan, ya que este es un monográfico dedicado a él.

Aunque “La Serpiente a la Sombra del Águila” no fue la primera película que tenía un título largo y exótico, por ejemplo: “Snake and Crane Arts of Shaolin” es anterior (comercializada en vídeo años después en España con el título de “Shaolín Kung Fu”, curiosamente también protagonizada por Jackie Chan), a partir del extraordinario éxito de “La Serpiente a la Sombra del Águila”, en España se empezó a poner de moda por las distintas distribuidoras cinematográficas el colocar títulos largos y estrambóticos a películas marciales queriendo atraer a los cines a ávidos espectadores que esperaban ver historias similares a la de “La serpiente…”. Por ejemplo, “Drunken Master” se comercializó en España con el nombre de “El mono borracho en el ojo de tigre”, pero existen títulos tan curiosos como: “Tormenta de Kung fu en el paraíso” o “El maestro novato aprendió hasta del gato”.

A finales de los años Setenta, Jackie Chan, ya convertido en “el payaso de los mejores golpes”, como alguien le describió, se alejó de la sombra de Woo-ping y tomó su propia senda, pero paralela a la comenzada con el director que le dio la gran oportunidad de triunfar, se convirtió en guionista, productor y director de sus propios trabajos, aunando la fórmula que les estaba procurando tanto éxito: comedia, acción y artes marciales tradicionales, aunque prontamente, incorporó otros elementos eficaces alejándose de las artes marciales clásicas e incorporando elementos cotidianos para la defensa.

Títulos como “La hiena salvaje”, “El chino”, “Lord Dragón”, “Los supercamorristas”, de principios de los años Ochenta son fieles ejemplo de ello, manteniendo en todo el metraje el tono distendido y simpático, incluso en las escenas que pudieran parecer más sangrientas; claro ejemplo lo tenemos en el combate que Jackie Chan mantiene con el impresionante Benny Urquidez en “Los supercamorristas”, incluso en medio de la batalla podemos ver que hay momentos para la sonrisa y la complicidad con el espectador, con Jackie simulando un combate de entrenamiento relajado en vez de un letal combate por su vida.

Para crear estos personajes icónicos, en la que una persona inocente y tranquila se ve inmersa sin querer en una situación que evidentemente le sobrepasa, y de la cual no tiene más remedio que terminar saliendo airoso tras mucho sufrimiento y voluntad, Jackie muchas veces ha reconocido que se inspiró en dos famosos cómicos americanos de la época cinematográfica muda: Búster Keaton y Harold Lloyd, llegando incluso a homenajear a este último en “Piratas en los mares de China”, en una escena copiada literalmente de su película “El hombre mosca” (“Safety Last”), en la cual ambos actores quedaban colgados con una mano del extremo de una de las agujas del reloj de un campanario.

En cuanto a la incorporación de elementos cotidianos para defenderse… Bruce Lee ya lo hizo en “Kárate a muerte en Bangkok”, cuando usa un serrucho para abrir la cabeza de uno de sus agresores, pero con Jackie Chan esto llega a paroxismo, llegando a usar como arma para su defensa elementos como pueden ser: bicicletas, muebles, neveras, carros de la compra, escaleras de mano…, lo que da un aspecto más divertido a la secuencia, y por ello así lo hace el amigo Jackie.

En otras películas, con otros actores, algunos elementos cotidianos eran usados como arma con algún golpe o uso puntual, pero con Jackie esto se hace de una forma mucho más amplia y versátil, siendo esto copiado hasta la saciedad por otros cineastas, por ejemplo, recordad los combates de Jason Statham, sobre todo en su serie “Transporter”, pero con una ligera e importante diferencia, mientras que Statham emplea los utensilios con violencia y crueldad, cuando lo hace Jackie Chan nos trasmite simpatía pues lo hace de una forma graciosa no salvaje.

En “La Serpiente a la Sombra del Águila”, ya puede verse el uso de elementos cotidianos para defenderse como la pipa de fumar, el abanico, la banqueta…, pero esto no debe confundirnos, ya que éstos eran elementos usados como arma desde hace varios siglos por los chinos, pero Jackie Chan vio el gran juego que podían dar en pantalla, por lo que empezó a hacer trabajar la mente y aumentar la variedad de objetos según iba rodando más y más películas.

Esto también fue imitado por otros actores, entre ellos Sammo Hung, el orondo compañero de Jackie Chan, en la Academia de Arte Dramático Chino del maestro Yu Jim-Yuen, cuando estaba aprendiendo desde pequeño las disciplinas teatrales chinas que después llevó a sus películas, incluyendo la acrobacia y las artes marciales chinas, convirtiéndose ambos en “wuchou”, o “cómicos guerreros”. La culminación del humor (y la eficacia marcial) llegó cuando el obeso actor empleó dos raquetas de tenis para defenderse del ataque de doble sai, el arma okinawense, usados por Yasuaki Murata en “El regreso de la banda de los supermorristas”.

Sammo fue digno continuador de las películas de comedia marcial, junto a su amigo Jackie Chan en varias películas y en otras en solitario, siendo especialmente recordada “Le llamaban dragón gordo” “Enter de Fat Dragon”, en la que parodiaba a un entusiasta y torpe imitador de Bruce Lee, que finalmente logra vencer a sus más temibles enemigos abandonando la imitación y combatiendo con Kung fu tradicional.

Sammo, junto con otro compañero más joven de la citada academia de opera china, llamado Yuen Biao, acompañaron a Jackie en innumerables películas, con el humor y la simpatía como elemento conductor de la historia. Además de las comentadas “Los supercamorristas”, “Piratas en los mares de China” y “El regreso de la banda de los supercamorristas”, podemos verles juntos también en títulos como: “Los tres dragones” o “La banda de los supercamorristas”.

En la actualidad el género de la comedia marcial no ha muerto, tan solo ha evolucionado, como lo ha hecho el resto del cine, que hibridiza y mezcla géneros en un intento de encontrar nuevas fórmulas con las que llenar los cines.

“La Serpiente a la Sombra del Águila” personificó la revitalización de las “películas de chinos”, con gran respeto hacia las artes marciales tradicionales mostrando en pantalla una excelente técnica y gran humor; su gran magia… el insuflar en muchos de los espectadores el aliento del Kung fu quitándole la severidad y la tragedia que venía trasmitiéndose hasta la fecha y demostrando que las artes marciales pueden ser divertidas, que se debe pasar bien con ellas en vez de ser una carga emocional.

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