Cine Marcial de los ´90

Cine Marcial de los ´90

cine marcial de los noventa

En pasados post vimos qué artes marciales reinaron en las décadas de los setenta y ochenta, repartiéndoselas entre el Kung Fu, el Bruceplotation, el Karate y los Ninjas. Esta repartición corresponde a diferentes ciclos precedidos por una decadencia del cine marcial como resultado de una explotación que llevaba a la saturación del mercado con productos cada vez de menor calidad. En esta ocasión, veremos qué pasó en los noventa y en el nuevo siglo, rompiéndose esta especie de maldición a partir del años 2000, donde aunque hay estilos que sobresalen por encima de otros, han llegado a convivir algunos de ellos, con casi dos décadas con momentos de gloria de artes como el Muay Thai o el Pencat Silat gracias al éxito internacional de Tony Jaa e Iko Uwais. No obstante, no han llegado a reinar por encima de otras artes de lucha. Estrellas como Donnie Yen, Scott Adkins o Michael Jai White, sin olvidar a Jackie Chan, mantienen el género vivo en una amalgama de estilos del que los aficionados salimos ganando.

VAN DAMME Y EL KICKBOXING: PEGANDO EL LOS NOVENTA

El belga Jean Claude Van Damme fue el relevo tanto de Norris como del cine ninja que triunfaba en los ochenta. Comenzó a llamar la atención en 1986 con su villano Iván “El Ruso” en Retroceder Nunca, Rendirse Jamás, y dos años después, la Cannon lo lanzó con Contacto Sangriento, toda una película mítica del género que ensombreció su otro villano en Águila Negra (1988) junto a Kosugi. Ya en 1989 llegaron Cyborg y sobre todo Kickboxer. En abril llegó la post-apocalíptica y de bajo presupuesto Cyborg y en septiembre, su lanzamiento definitivo. Cyborg es más de culto por los problemas de rodaje y se recuerda por Van Damme, no por la calidad de la propia película, pero Kickboxer fue la que le presentó realmente, con una envidiable forma física, y un guion muy de género pero que funcionaba perfectamente.

El carisma de Van Damme hizo que el Kickboxing y el Muay Thai pegasen un subidón en los gimnasios, haciendo que nos olvidásemos de las técnicas de Norris y sus personajes duros. Y por supuesto, hizo que apareciesen muchas otras producciones con estas artes marciales de fondo, además de la saga que continuaría ya sin Van Damme. Su elasticidad y potencia muscular, junto a su estilizada técnica hizo que en el cine marcial reinase total y completamente, a pesar de algunos baches tanto personales como cinematográficos, siendo Street Fighter: La Última Batalla (1994) el primero de ellos, provocando en parte que su carrera no fuese tan taquillera como antes.

Pero eso no significa que hiciese malas películas, ya que su unión con directores hongknoses nos trajo a un Van Damme que supo arriesgar, y con dosis mayores o menores de artes marciales, con títulos como Blanco Humano (1993) de John Woo, Al límite del riesgo (1996), Replicant (2001) y Salvaje (2003) con Ringo Lam o Double Team (1997) y En el Ojo del Huracán (1998) con Tsui Hark. The Quest (En busca de la Ciudad Perdida) en 1996 fue su debut como director volviendo al subgénero de los torneos, pero no fue suficiente para ir perdiendo el favor de los grandes estudios. Pero antes de llegar a eso, hay que recordar que el éxito de Van Damme de nuevo hizo que productoras menores no sólo estrenasen films de Kickboxing o Muay Thai, si no que buscaban actores que ofreciesen más cine de artes marciales en general. Así aparecía gente como Jeff Wincott en Ley Marcial II (1991) junto a Cynthia Rothrock, protagonista de la primera parte, y otra actriz que ya llevaba unos años trabajando en el cine de Honh Kong y que en 1990 protagonizaría China O’Brien y su secuela, donde a su vez aparecía Richard Norton y Keith Cooke.

Junto a ellos, los vídeclubs españoles tenían a otros artistas marciales y actores como Olivier Gruner con títulos como Némesis (1992), Savate (1995) o Lobo de Guerra (1997), Gary Daniels, Loren Avedon, Billy Blanks, Keith Vitali, Don ‘The Dragon’ Wilson o Jalal Merhi. Con mayor o menos suerte, los noventa y el éxito de Van Damme en pantalla grande hizo que por un lado el campeón de Kickboxing Don Wilson copiase sin miramientos las producciones de Van Damme, y Jalal Merhi creó junto a Richard Pepin PM Entertainment Group, Inc, una especia de relevo de la Cannon ofreciendo cine de acción y artes marciales de bajo presupuesto con muchos de estos actores.

Caso aparte es el de Jeff Speakman, que en 1991 estrenaba Arma Perfecta presentando así el Kenpo Karate del Maestro Ed Parker. El boom dentro del cine marcial que fue este film le llevó a continuar con una carrera demasiado mediocre para lo que se merecía, aportando de esta manera un título de culto e indispensable pero sin llegar al éxito que hubiese promocionado más este arte marcial. Calles Violentas (1993) fue su última gran película, cayendo en el abismo de la serie B de menor calidad a pesar de sus esfuerzos. Curiosamente Speakman participó en 1990 en Lionheart, el Luchador de Van Damme como extra.

Paralelamente a Van Damme, el norteamericano Steven Seagal consiguió que la mismísima Warner Bros. le produjese Por encima de la ley (1988), co-escrita por el aikidoka, que además se encargaba de las coreografías donde mostraría su técnica. De esta forma entraba en el grupo de estrellas del cine de acción y artes marciales con películas como Difícil de Matar (1990), Señalado por la Muerte (1990), Buscando Justicia (1991) y sobre todo Alerta Máxima (1992), su film con mayor presupuesto. Pero este éxito, aunque conseguía ofrecer otro tipo de acción gracias al Aikido, no consiguió mantenerlo, y tras En Tierra Peligrosa (1994), que también dirigió, comenzó su caída con algunos buenos títulos pero no los suficientes para mantener el estrellato.

Y aunque traspasó el propio subgénero marcial, con fans de todas las edades, sus películas pasaron de estrenarse en cines al vídeo, con bajos presupuestos, numerosos dobles debido a que no paraba de engordar, con algunos intentos por conseguir el éxito de nuevo. Pero parece que se cansó y tras problemas legales con productores, rumores con la mafia y demás, entró en una vorágine de rodajes en Bulgaria, con escasos medios y talento detrás de las cámaras, como el director Keoni Waxman, habitual desde hace ya demasiados años, pero consiguiendo una continuidad y algo de éxito y dinero en Centroeuropa e incluso en China, aunque lejos de los que fue al comienzo de su carrera. El Aikido llegó y aunque la gente veía que era diferente al estilo de Van Damme, no supuso nada para que el belga no reinase durante los noventa, haciendo que Seagal triunfase sobre todo en los videoclubs tras su efímera carrera en pantalla grande.

Y mientras Van Damme y su influencia continuaban con éxito, Jackie Chan conseguía por fin llamar la atención en Hollywood de forma inesperada con Duro de Matar (1995), estrenándose en Estados Unidos en 1996. No hablaré de ¡Arde Hollywood! (1997), una mera colaboración, ya que en 1998 llegaría Hora Punta, su primera película en la Meca del Cine. Y de esta forma, mientras la estrella de Van Damme comenzaba a apagarse, así como la de muchos de esos actores que aparecieron tras él, la de Chan comenzaba a brillar en Occidente, recogiendo de nuevo el testigo para que el Kung Fu volviese a reinar en el cine marcial.

NUEVO MILENIO: KUNG FU, MUAY THAI Y MMA

Jackie conseguía el éxito en occidente, alternando en su carrera con producciones chinas y occidentales, con Shanghai Kid en el 2000, mismo año en el que triunfaba por todo el mundo Tigre y Dragón, consiguiendo cuatro premios Oscar, entre muchos otros. Mientras Jackie volvía a poner de moda el Kung Fu, con los reestrenos de películas anteriores a Duro de matar, el prestigioso Zhang Yimou hacía su tríptico de Kung Fu con las magistrales Hero (2002), La Casa de las Dagas Voladoras (2004) y La Maldición de la Flor Dorada (2006), dando más empaque aún al cine marcial. Todo ello hizo que viésemos Kung Fu por todas partes, en cualquier género, desde Blade II (2002), con Donnie Yen como actor y coreógrafo, la trilogía que comenzaba con Matrix (1999) con la aportación de Yuen Woo Ping, Daredevil (2003) y su spin-off Elektra (2005), e incluso en Scooby-Doo (2002), una locura provocada por Jackie, Ang Lee y Zhang Yimou.

La aparición de Jet Li en 1998 en Arma Letal 4 le presentó para que diese el salto en el 2000 con Romeo debe Morir. Jet hizo lo mismo que su amigo Jackie Chan, y aunque participaba en films en occidente, mantenía su carrera en Estados Unidos y Francia, siendo producido por Luc Besson en sus mejores films, El Beso del Dragón (2001) y Danny the Dog (2005), aunque participó en algunas mas pero sin el éxito esperado como Nacer para morir (2003) con Mark Dacascos, o El Asesino (2007) junto a Jason Sthatam. El Único (2001) ya le había unido a Sthatam, y es una rara avis en esta etapa, ya que sin ser como las producciones de Besson, consiguió bastante éxito aunque no llegase al nivel que queríamos los que le conocíamos de sus films hongkoneses.

Alternó también estos films occidentales con sus rodajes chinos, y consiguiendo que muchos de ellos llegasen incluso a nuestro país como la excepcional Fearless (Sin Miedo) (2006), The Warlords: Los Señores de la Guerra (2007), La Espada del Dragón (2011) o Furia y Honor (2013). También tenemos que recordar que el mismísimo Sylvester Stallone contó con él para su trilogía Los Mercenarios (2010), aunque su papel en cada nueva entrega era más y más pequeño. Dos años antes participó en otra saga, La Momia: La Tumba del Emperador Dragón (2008), tercera entrega de las aventuras de Brendan Fraser y que contó con él como villano, además de poder verle de nuevo junto a Michelle Yeoh. Y ya que menciono a una de las reinas del cine marcial, a pesar del éxito de Tigre y Dragón, los papeles de Michelle en Occidente no cubrieron las expectativas, aunque también hay que admitir que han estado más orientados a su trabajo como actriz que al marcial, como en Memorias de una Geisha (2005), junto a Zhang Ziyi y Gong Li, Sunshine (2007), Los Niños de Huang Shi (2008), Babylon (2008) O The Lady (2011).

Pero este nuevo milenio trajo una gran diferencia, y es compartir la primacía entre varias artes marciales ya que en 2003 apareció Tony Jaa y su Ong Bak, trayendo de nuevo la fiebre del Muay Thai. Por desgracia, tras Thai Dragon (2005), su carrera entró en un bache (no voy a entrar en detalles, pero la leyenda negra durante el rodaje de las dos secuelas de su debut fueron las causantes) y aunque seguía estrenando incluso en España, no consiguió crear tendencia de forma general.

Es cierto que el impacto de su debut fue espectacular y aunque aparecieron otros títulos de cine marcial tailandés por todo el mundo, sólo se incorporó al género y al recordar en las acrobacias y escenas arriesgadas a Jackie Chan, ayudó a aumentar su imagen, y eso que sus films norteamericanos sacrificaban muchas cosas de las que le han hecho una leyenda, como stunts sin protección o el uso de dobles (bueno, sabemos que Jackie ha usado más de los que la gente cree, pero nos entendemos).

Ni el cine de Kung Fu ni el de Tony Jaa y amigos, Jeeja Yanin (Chocolate) o Dan Chupong (Nacido para matar) lograban destacar e influir al género, cosa que en parte sí lograron Scott Adkins, Michael Jai White y el film Warrior (2011) En 2006 llegaba Invicto 2, secuela del film de Boxeo carcelario de 2002 que cambiaba al protagonista, Ving Rhames por el experto karateka Michael Jai White para interpretar al boxeador George “Iceman” Chambers y enfrentarle al espectacular Boyka en una cárcel rusa. De esta forma ambos actores daban la campanada con un estilo de lucha entre las MMA y las XMA, coreografías llenas de acrobacias y patadas espectaculares, junto al volumen muscular de ambos y su estado de gracia.

Llevaron las coreografías marciales, de J.J. Perry, a otro nivel, marcando sus carreras y el propio cine marcial. Sus carreras han mantenido este tipo de técnicas, y en 2011, el drama Warrior, con el mundo de la competición de las MMA de fondo, llegaron a todas las audiencias y consiguiendo premios y nominaciones. Este film que contó de nuevo con Perry para las peleas, es similar a lo que Hero hizo con el cine de Kung Fu, es decir, acercarlo al gran público y a los críticos, que se deshacían en elogios, algo impensable para una película de artes marciales.

Esto se debió en parte al enfocarla hacia el drama, demostrando que buenos actores como Tom Hardy o Joel Edgerton, podían ser más que solventes en el octógono. Sobre todo Warrior provocó que apareciesen muchas películas independientes de MMA, de la misma forma que los invictos de Adkins lo hizo directamente en el cine marcial más puro, ofreciendo multitud de títulos con historias más o menos dramáticas, más o menos espectaculares. Incluso antes de ella, en 2008, se estrenaba Rompiendo las reglas, una versión de Karate Kid moderna con el arte marcial de moda, gracias al éxito en la televisión norteamericana del UFC. Con Jonathan Eusebio como coreógrafo, miembro del 87Eleven Action Desing, fue una aportación al cine marcial más comercial, pasando al vídeo con dos secuelas con nuevos personajes pero un protagonista común en ambas, Michael Jai White, que se encargó además de dirigirlas.

Paralelamente, muchas estrellas de las MMA han dado el salto al cine, bien como secundarios o como protagonistas en modestas películas, ayudando a que se acentúe su presencia y reinado en el siglo XXI.

Scott Adkins, Michael Jai White, Matt Mullins, Jon Foo o el fallecido Darren Shahlavi han sido los que han intentado brillar entre todos, siendo los dos primeros los únicos que lo han logrado aunque el éxito en pantalla grande se les escape. Pero al igual que en los ochenta y noventa con los videoclubs, ambos actores han conseguido una legión de admiradores que esperan con ganas sus films, siendo Adkins el que más se prodiga en el género. La producción de cine con artes marciales en la actualidad es escasa, con estos actores y pocos más ofreciendo de vez en cuando títulos de calidad, y de Asia sólo Donnie Yen ha conseguido llamar la atención, al margen de Jackie Chan, que sigue siendo él mismo y estrenando y rodando tanto en China como en Estados Unidos e incluso España.

Donnie con la trilogía, de momento, Ip Man ha llamado la atención como para que cuenten con él en Occidente, aunque sus papeles no sean lo que el experto luchador necesita y queremos, pero siempre permitiéndole lucirse marcialmente en Rogue One: Una Historia de Star Wars (2016) o xXx: Reactivado (2017) lo mismo que Iko Uwais y sus dos entregas de The Raid. La primera entrega le permitió realizar un cameo en el debut de Keanu Reeves como director, El Poder del Tai Chi (2013) y tras la secuela también apareció en Star Wars: Episodio VII – El Despertar devla Fuerza (2015) aunque prácticamente no se le ve. Y seguimos esperando Beyond Skyline (2017) junto a sus compañeros de las redadas asesinas que le han encumbrado.

Pero no consigue un proyecto que demuestre su calidad marcial, y casi mejor, ya que esto hace que sigua rodando en Indonesia a pesar de apariciones especiales o proyectos como la esperada Triple Threat, donde participa junto a Tiger Chen, Tony Jaa, Adkins, Jai White, el luchador de UFC Michael Bisping, Jeeja Yanin o Celina Jade.

Cada uno con su estilo, y con coreografías de Tim Man, habitual en las últimas películas de Adkins como Ninja 2 o Accident Man (donde además tendremos a Jai White o Amy Johnston), espero que sepan aprovechar los distintos estilos de cada uno para ofrecer grandes peleas de todo tipo.

Resumiendo, el siglo XXI ha ido sumando diversas artes marciales en el cine, sin poder destacar ninguno hasta que llegaron las MMA, siendo realmente las que tienen mayor presencia en el cine internacional ya que en cada país asiático siguen rodándose películas de sus artes marciales locales, con más o menos éxito, pero sin dar la campanada a nivel mundial. Las MMA han reactivado completamente el género, sobre todo en la serie B, debido en parte al escaso interés de los productores en invertir a lo grande en el cine marcial, relegándolo al vídeo bajo demanda (VOD), a plataformas como Netflix, directas a televisión o a venta en DVD o BR, si es que llegan ya que en muchas ocasiones, films estrenados en nuestro país en, por ejemplo, Netflix, nunca llegan al formato físico. Y mejor no hablo de esto en nuestro país, donde son más ciegos aún y no dejan de repetir fórmulas para conseguir un éxito de taquilla.

Es evidente que en España se están haciendo otros productos diferentes a la comedia o el drama, pero siguen sin querer hacer nada que tenga que ver con las artes marciales, y eso que como ya sabes, talento hay. Esperemos que algún día, y pronto, produzcan algo para esos formatos digitales y se enriquezca así el panorama internacional marcial, como está haciendo por ejemplo el chileno Marko Zaror, que tras sus estrenos locales ha conseguido meter la cabeza en Hollywood aunque no con el protagonismo esperado.

¿Qué nos deparará el futuro del cine marcial? ¿Veremos estilos como el Krav Maga o el Savate en el cine más allá de en títulos puntuales? Sólo el tiempo lo dirá.

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Esta entrada tiene un comentario

  1. Javiño

    Que bueno sería ver las carátulas.
    Llevo meses intentando buscar una peli de los 90 tipo la de kickboxer así de torneos pero no recuerdo el nombre.
    Más bien una escena donde un luchador rompía unos bloques de hielo con fuego si mal no recuerdo

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