Rubén Rondón, un campeón marcado por los golpes

Rubén Rondón, un campeón marcado por los golpes

Su historia se caracteriza por la superación, pero nada ha conseguido apartarlo de su objetivo. Hoy con solo 20 años es campeón del mundo del Open Mundial de la WKA y siete veces campeón de España en k1 y muay thai por FEKM, WKA, y lAEMMA . Además, al mismo tiempo se labra su carrera como modelo y actor.

Siempre se dice que los comienzos no son fáciles, pero siendo realistas hay algunos más complicados que otros. Se suele presuponer que la infancia y la adolescencia son periodos más sencillos que la vida adulta. No en todos los casos. No lo son cuando se tiene que vivir una separación. No lo son cuando se tiene que ver sufrir a una madre. No lo son cuando no se puede estar tranquilo en el instituto por el bullying. Y tampoco lo son cuando un padre te echa de casa siendo menor. Por todo eso ha tenido que pasar Rubén Rondón, el campeón de muay thai que a sus 20 años ha recibido más golpes fuera que dentro del ring. A pesar de su pasado marcado por las dificultades consiguió hacer del muay thai su luz al final del túnel.

El gimnasio en el que entrenan los deportistas acaba convirtiéndose en una segunda casa para ellos. Incluso se crea una pequeña familia. En aquel gimnasio ubicado en Carabanchel todos se saludan, chocan puños y conversan animadamente hasta que da inicio el entrenamiento. Rubén llega algo tarde ese día. A su llegada se encuentra con Antonio Ricobaldi, el padre de esa pequeña familia de gimnasio y uno de los culpables de que Rubén Rondón esté creciendo exponencialmente en su carrera profesional. Éste le pide explicaciones por su retraso. Es exigente, aunque se puede ver de lejos el cariño y la ilusión que hay puesta en él. El chico se excusa: “vengo de correr”. Y con ese simple comentario se puede ver su constancia y su ambición, ya que después empieza a entrenar como uno más, con toda su energía.

Esa constancia y dedicación fueron las que le llevaron a ganar siete campeonatos nacionales y el Open Mundial de la WKA en 2019, la más importante de sus victorias. Aquel día llegó prácticamente solo a Azuqueca de Henares, donde se celebraba el mundial. “Mi padre me dijo que podía ir si pagaba su billete, el de su novia y el de los hijos de ella”. Así que esa vez se presentó solo. Ni siquiera acompañado por su entrenador en ese momento. “Tuve tres combates y gané los tres, encima iba lesionado de un pie. Además, ahí es donde conocí a Toni (Antonio Ricobaldi), en ese mundial”. A la vuelta de ese mundial su padre le había dado la espalda, le echó de casa. Tuvo que irse con su madre a pesar de las dificultades económicas que vivían. Entonces Antonio le abrió las puertas de Madrid para que ese chico que luchaba por superarse y por un futuro mejor pudiera tener oportunidades. En esta historia hay otro nombre clave, Ángel García, productor de cine quinqui y ex karateca. Él se hizo cargo de Rubén y le dio un hogar en la que se convertiría en su nueva ciudad. “Antonio y Ángel fueron como una salvación para mí, porque me han ofrecido la oportunidad de venirme a Madrid, competir… de todo. Y están apostando por mí al 100%. Así que para mí lo son todo. Que nos hayamos encontrado seguro que fue el destino”. Ese mundial fue, a su vez, el que le hizo confiar en que era posible tener un futuro en ese deporte donde es tan difícil alcanzar la cima. “Fui un poco desorientado, no sabía lo que iba a pasar, pero gracias a eso también creo mucho en mí porque fui prácticamente solo y me atreví a hacer algo que la mayoría no se hubiera atrevido a hacer”, cuenta alegre el luchador.

Aunque se dedica al muay thai una gran parte de sus combates sucedieron en ese colegio en el que le hacían bullying. Eso es lo que le llevó a apuntarse a kárate y posteriormente a buscar un deporte más de contacto, más duro. Unas agresiones que vivió bajo la absoluta indiferencia de los profesores y profesoras del centro. Sin embargo, asegura que ese pasado le ha hecho más fuerte en la actualidad, como una especie de arma secreta que usa en sus duelos sobre el ring. “De alguna forma me da una energía extra que mi rival no tiene, porque yo he pasado cosas que seguramente mi contrincante no haya pasado, entonces creo que no me puede ganar tan fácilmente”, explica Rubén. Además cuenta que ese pasado también le ayuda a mantener los pies en el suelo: “creo que todo lo que sube baja por así decirlo, así que hay que andar con cuidado y tener los pies en el suelo y no creerte un dios porque un día puedes estar en una televisión y al otro día… a saber donde. Cambia mucho, da muchas vueltas el mundo y como cambia para bien puede cambiarte para mal”.

Su palmarés deja claro que Rubén pelea con uñas y dientes dentro del ring. 52 combates de los que ha ganado 48, la mitad aproximadamente por KO. No por nada le apodan “el Aniquilador”. Fue Antonio, su entrenador, quien le puso el mote. También ha declarado en varias ocasiones que ve como su alumno se transforma en el cuadrilátero “como Dr. Jekyll y Mr. Hyde”. Le llaman así porque en su último campeonato noqueó a dos de sus contrincantes y al tercero lo ganó, “aniquilo en el combate, soy agresivo cuando peleo”, comenta el joven.

  • ¿Le gusta que le llamen así?

  • Me gusta que me lo llamen… – se ríe – Me vengo arriba con eso.

En el ring saca toda la rabia y agresividad, un carácter que se contrapone a cómo es fuera de sus combates, un chico tranquilo y relajado. En las peleas se transforma y recuerda todo lo que le ha costado llegar hasta ahí y todo lo que hay en juego cada vez que sale a batallar. Está en juego su futuro. Está en juego hacerse un hueco en las ligas profesionales. “Gano por mí, por la gente que me apoya, por mi madre… Por todos”, afirma. No quiere decepcionar a nadie que crea en él.

  • ¿Qué siente antes de subir al ring?

  • Antes de salir al ring se siente miedo y también miedo a fracasar. Pero bueno, una vez que te subes ya se te olvida todo.

El peleador tiene un ritual antes de salir a los combates, realiza el Wai Kru Ram Muay, una tradición tailandesa que se debe hacer antes de luchar en señal de respeto y que podría traducirse como “baile de guerra que saluda al maestro”.

Solo tiene tres derrotas y no están exentas de polémica. En la final de un campeonato de España se dio uno de esos combates perdidos. “Ese combate me lo robaron porque le di un palizón y a él le dejaron descansar, le dejaron recuperarse y al final le dieron la victoria. Fue la final de un campeonato de España en el que tuve 5 o 6 combates antes de ese y me la robaron. La gente sabía que el ganador era yo, gritaron pero ni caso, hubo hasta insultos al árbitro pero nada, no hicieron nada”, explica indignado Rubén.

  • ¿Acepta bien la derrota?

  • Buah, fatal, porque siempre quiero ganar. Perder no me gusta. Tengo que ganar en todo. Aunque también tengo que aprender a perder porque lo llevo muy mal.

Se considera a sí mismo como un chico ambicioso. “Siempre quiero más, nunca me conformo”. Por eso no es de extrañar que sus sueños y objetivos apunten tan altos. Quiere llegar a las grandes ligas como One Championship o la archiconocida UFC, en la que tiene a Connor McGregor como referente. También habla con mucho cariño sobre Poli Diaz, más conocido como ‘el potro de Vallecas’ del que dice: “Es como una leyenda. Me enseñó trucos de boxeo para los combates y me vinieron muy bien para luego usarlos. Fue muy guay conocerlo porque yo veía sus combates”.

A su vez, Rubén ejerce como maestro de muay thai y de MMA y refleja en sus clases todo lo que ha aprendido tanto dentro como fuera del cuadrilátero. “Doy clases de thai y de MMA a chavales pequeños y grandes, hay de todo. Creo que puedo ayudarles con el deporte, sobre todo los pequeños tienen mucha ilusión por aprender cosas nuevas, entonces sí que les ayudo bastante. Ya que tengo algo de experiencia pues se lo enseño”.

Además, forma parte de la selección española de artes marciales mixtas, con la que tiene sus próximos retos próximamente. “Voy a ir a los mundiales ahora, hay mucho nivel”, señala el joven.

Aunque esos sueños no solo se quedan en el deporte, él quiere abarcar más ámbitos. Quiere hacer algo rompedor y poco usual como es mezclar el muay thai, el modelaje y la interpretación. Luchador, modelo y actor. Tres mundos que a priori suenan contrarios pero que Rubén Rondón demuestra combinar. “Quiero ser el mejor también en temas de moda, hacer grandes series y compaginarlo todo para que eso haga una explosión, quiero llegar a lo más alto en las tres facetas, no solo en el muay thai”. En el futuro se ve triunfando en las tres disciplinas, a las que les encuentra ciertas similitudes: “las tres tienen cosas parecidas, por ejemplo, el tema de actuar es en directo igual que en un combate. Es muy parecido todo. En la moda igual, salir al ring es igual que caminar por una pasarela”.

El deporte le salvó y le dio un futuro y unos objetivos por los que luchar. “El deporte me ha cambiado completamente la vida. El Muay Thai me ha acompañado desde los trece hasta ahora. Si no llega a ser por este deporte no sé qué habría hecho”. Como ya ha dejado claro espera arrasar en todo lo que se proponga. “Espero que me vaya todo bien, aunque no siempre sea posible, pero que vaya todo bien como tenemos planeado. Espero que vaya genial, como va ahora pero mejor.”

La vida parece estar devolviéndole todo lo sufrido en el pasado. Su historia bien podría haber sido el argumento de una película, pero se trata de una historia real. De una historia de absoluta superación y fuerza de voluntad. La historia de un niño que solo quería defenderse y que posteriormente utilizó el deporte para refugiarse y evadirse. La historia de alguien que ha tenido que aprender a base de los golpes más duros, los de la vida. Esa pequeña luz al final del túnel que fue para él el muay thai se ha transformado hoy en día en los grandes focos que le alumbran al subirse al cuadrilátero y en los flashes de sus sesiones fotográficas. A Rubén Rondón le queda mucha trayectoria por delante, pero él más que nadie sabe lo que es pelear por sus sueños.

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