En la actualidad puede verse por toda China, al amanecer y al atardecer, como millones de chinos se ejercitan en los distintos aspectos y escuelas del Wei Cheng. Se practica en escuelas e industrias, en oficinas gubernamentales y en moradas campesinas, enseñándose su saber en las escuelas y centros cívicos de todo el país, tanto en la zona rural como en la urbana, desarrollándose nuevos estilos técnicos basados en los antiguos y apoyados con el conocimiento moderno de la kinesiología, o estudio de la anatomía como máquina orgánica. Pero todo ello comenzó varios milenios atrás, como expondré a continuación.
El “Nei Ching” de Huang Ti.
Como comenté en la anterior entrega, la totalidad de los estilos y sistemas internos chinos tienen su raíz y razón de ser en las enseñanzas taoístas, las cuales aparecen documentalmente como tales a partir del siglo VI a.JC, pero que (sin tener todavía el apelativo taoísta) se hallan en la cultura china desde tiempos ancestrales.
La tradición atribuye los comienzos del Wei Cheng a Huang Ti, el llamado Emperador Amarillo, uno de los grandes antecesores legendarios de la nación china, quien se afirma que vivió entre los años 2698 y 2598 a.JC. Dada su antigüedad y la mezcla de historia y mitología, suele datarse erróneamente el origen en esta época, pero la historia comprobable muestra que el valor de los ejercicios vitales ya había sido conocido y reconocido por chinos anteriores a estas épocas tan remotas.
El único libro que se atribuye a Huang Ti, trasmitido hasta el presente, es el “Nei Ching” (“Huangdi Neijing”, en pinyin), el llamado “Canon de la Medicina Interna del Emperador Amarillo“. Los diferentes volúmenes de esta obra estaban compuestos por tiras de bambú, unidas entre sí al modo de un abanico, en cuyas tiras se escribían los ideogramas que formaban la obra en cuestión de arriba a abajo, y leyendo las tiras de arriba a abajo, y de derecha a izquierda.
Aunque se le atribuya a Huang Ti, la realidad es que el Canon fue compilado y gestado por varios médicos chinos, seguramente entre los siglos III y I a.JC, a finales de la Dinastía Chou, que querían dotar de grandeza a sus teorías médicas atribuyendo su obra a una personalidad mítica y querida por todos. De todas formas, fuera cual fuera su autoría, se considera al “Nei Ching” como el texto antiguo más importante de la Medicina Tradicional China, así como un libro básico dentro de la teoría taoísta que marca el inicio de un estilo de vida saludable. Además, fue el primer texto de la historia de la humanidad que se aparta de las viejas creencias chamánicas que afirmaban que la enfermedad era causada por influencia demoníaca, indicando, acertadamente, que la enfermedad aparece como efecto natural de la dieta, el estilo de vida, las emociones, el medio ambiente y la edad, cosa que se ha empezado a comprobar milenios después, indicando de esta manera la extraordinaria sabiduría de los autores de tales afirmaciones, y más en la época en la que emitieron.
La obra “Anales del Arte” editada por el célebre historiador Ban Gu (32-92 d.JC) como uno de los volúmenes que componían la enciclopedia: “Historia de la Dinastía Han” (“Han Shu”), nos da noticia de que “Nei Ching” constaba de dieciocho volúmenes, divididos en dos grandes temas: “Ling shu” (“Núcleo Espiritual“), en el cual se indica la terapia de la acupuntura con minucioso detalle, y “Su wen” (“Cuestiones Simples” o “Preguntas básicas”), que incluye el fundamento teórico de la Medicina Tradicional China y sus métodos de diagnóstico. Cada uno de estos grandes temas estaría compuesto por nueve volúmenes, que sumados formarían los dieciocho que componen “El Canon de la Medicina Interna“. Este dato es refrendado por el erudito médico Huangfu Mi (215-282 d.JC).
Desgraciadamente, el Canon que ha llegado a nuestros días no es el texto completo ya que este se perdió entre los siglos XII y XIII (durante las dinastías Sung meridional y Yuan). Entre lo poco que ha sobrevivido parcialmente cabe destacar dos textos fundamentales: el “Ming Tang” (“Salón de la Luz”), que es un texto vital para comprender el Feng Shui, o estudio ambiental, y el “Taisu” (“Gran Base”), que es un maravilloso texto sobre acupuntura.
Otro problema para seguir la pista de esta obra es que los chinos, durante su historia, han denominado a las mismas obras con distintos nombres. Así, por ejemplo, se afirma por algunos estudiosos del tema que el “Ling shu” se llamó en su origen “Chen ching” (“Zhenjing”, en pinyin), esto es: “Porción del Canon”; mientras que a la segunda mitad del Canon (el “Sun wen”) se la denominó “El Axis Vital” y “Los Nueve Instrumentos Misteriosos“, en los “Anales de Libros Clásicos” editado como uno de los volúmenes que componían la enciclopedia: “Historia de la Dinastía Sui“.
La obra original del “Nei Ching” fue la base de toda la Medicina Tradicional China y fue una obra tan perfecta que fue reeditada durante siglos con diferentes nombres, e incluso se hicieron resúmenes y obras comentadas. Por ejemplo: en la Dinastía Sui (581-618 d.JC) Yang Shangshan escribió un libro de texto medicinal resumiendo la obra de Huang Ti, con el nombre de “Principios de la Substancia“. Otro ejemplo: en la Dinastía Tang (618-907 d.JC) Wang P’ing (Wang Bing, en pinyin) reeditó los volúmenes que componían “Cuestiones Simples“, comentando y aclarando dichas Cuestiones, de tal forma que la obra se amplió a dieciocho volúmenes, divididos en ochenta y un capítulos.
En la actualidad se usa una versión “autorizada”, el “Chang Guang Bu Zhu Huangdi Neijing Suwen” (que puede traducirse desde su transcripción pinyin como: “Nuevas grandes correcciones y anotaciones de las Cuestiones Simples del Canon de la Medicina Interna de, Emperador Amarillo”. Esta obra fue gestada durante varios siglos por grandes estudiosos y expertos médicos y teóricos, que fueron actualizando el texto encontrado originariamente, realizando correcciones y anotaciones hasta llegar a la versión “oficial”, que fue producto de la Oficina Editorial Imperial del siglo XI, basándose principalmente en la versión de Wang P’ing. A este texto, se le agregaron numerosas ilustraciones realizadas durante la dinastía Ming (1368-1644 d.JC).
Una demostración de que toda la obra de Huang Ti en realidad tiene una base taoísta es que los libros fueran dieciocho volúmenes divididos en dos grupos de nueve, ya que el nueve es un número mágico para los taoístas; esto también puede observarse en los ochenta y un capítulos de Wang P’ing, ya que el ochenta y uno es un número especialmente mágico, al ser nueve veces nueve.
Los ejercicios de Wei Cheng, que eran trasmitidos de maestro a discípulo, ya aparecen en el apartado “Cuestiones Simples” del “Canon de la Medicina Interna del Emperador Amarillo“. Con posterioridad, los Wei Cheng se fueron ramificando en su largo desarrollo histórico en muchas escuelas y sistemas diferentes.
Hua-T’o y el Wu Chin Si.
El gran médico Hua-T’o (141-203 d.JC) fue, según la tradición, el primer hombre que usó analgésicos por primera vez en la historia, y es famoso también por haber ideado una serie de ejercicios de Larga Vida basados en las actitudes de cinco animales, a la que llamó precisamente Wu Chin Si, literalmente: “Juego de Cinco Animales”, y que ideó para promover el bienestar físico y mejorar la salud.
El Wu Chin Si (Wuqinxi, en pinyin) consiste en cinco cortas formas (o coreografías) dedicadas cada uno de ellas a un animal (ciervo, tigre, oso, mono y grulla), que tinene como fin el prevenir y curar enfermedades. Dichas formas se realizaban (y se realizan) con movimientos relajados, suaves, flexibles y largos, mientras que la respiración era relajada y natural, combinando movimiento y respiración, y además se imita fielmente el animal homenajeado, no solamente sus movimientos físicos, sino que también se imitan sus actitudes y su expresión.
Siguiendo estas premisas, cuando se practique el Wu Chin Si se debe realizar siguiendo las siguientes reglas:
- Con el juego del ciervo, el practicante debe imitar su manera relajada, moviéndose de forma asustadiza, estirando el cuello y mirando con sorpresa. Su efecto es el relajar el cuerpo.
- Con el juego del tigre, el practicante debe imitar su fiereza, moviéndose majestuosamente con los ojos penetrantes e indómitos. Su efecto es el fortalecer el cuerpo.
- Con el juego del oso, el practicante debe imitar su pesadez, moviéndose firme y pesadamente, aunque con gran elasticidad (igual que el oso), y mirada relajada. Su efecto es el tonificar los órganos internos.
- Con el juego del mono, el practicante debe imitar sus expresiones y su vivacidad, moviéndose de forma ágil y relajada, y manteniendo siempre una mirada inteligente al tiempo que divertida. Su efecto es el aumentar la agilidad de los miembros.
- Con el juego de la grulla, el practicante debe imitar los movimientos pausados y arrogantes del ave, y al mismo tiempo su elegancia y equilibrio. Su efecto es el tonificar la capacidad pulmonar y la cardiaca.
Si queremos ser fieles totalmente a la verdad debo decir que en realidad el famoso cirujano no “inventó” este método de salud, pues se basó en métodos aún más antiguos que imitaban los movimientos de los animales y de los pájaros. Muy posiblemente, se basó en el antiguo arte del Tao-yin del cual se conoce un pergamino (el “Daoyin tu”) encontrado en 1973 en las excavaciones de la tumba del noble Dai de la Dinastía Han, sita en Mawangdui.
Entre las pertenencias de este rico noble halladas en su mausoleo se encontró el citado pergamino, que está fechado en el año 168 a.JC y puede verse en la actualidad expuesto en el Museo Provincial de Hunan en China; en él pueden observarse cuarenta y cuatro dibujos coloreados representando figuras de personas, tanto hombres como mujeres, realizando ejercicios Wei-Cheng, algunos de los cuales imitaban el comportamiento de algún animal.
Estas serían las primeras representaciones gráficas de un juego animal incluido en el Wei-Cheng, lo cual nos demuestra que en el siglo II a.JC estos sistemas ya habían calado hondo entre los nobles como método de longevidad y de calidad de vida, y que Hua-T’o sólo perfeccionó y codifico el sistema. En la actualidad el Wu Chin Si aún sigue practicándose con asiduidad.
Wei Cheng en el Templo Budista de Shaolín.
Se dice que Bodhidharma, falsamente considerado como el fundador del Kung-fu Shaolín (e incluso, en algunas obras, es considerado erróneamente como el fundador de la Orden Shaolín) enseñó a los monjes budistas chinos una serie de técnicas Wei Cheng basadas en las enseñanzas hindúes: el Shi pa Lo Han sho.
En realidad, la construcción del Templo Shaolín comenzó en el año 19 del período Taihe (año 495 de nuestra era), durante la Dinastía Wei Septentrional (398-534 d.JC.), cuando un bonzo hindú llamado Bhadra llegó a Shongshan (en la actual provincia de Henan). Parece ser que sus dos discípulos chinos: Hui Guang y Sheng Chou eran expertos artistas marciales, y fueron los que enseñaron a defenderse a los primeros monjes que salían del Templo en sus peregrinaciones, ya que los bandoleros y demás peligros les esperaban en los caminos.
Un registro verificado muestra que Bodhidharma llegó al Templo en el año 527 y murió en el 536, y que a la llegada de este en Shaolín ya se conocía y practicaba el Kung-fu, pues la práctica marcial se inició con Sheng Chou, y floreció durante las dinastías Sui y Tang.
Bodhidharma, el “patriarca” hindú llamado Dat Mor y P’u-tí Ta Mo en China y Daruma Taishi en Japón, fue el vigésimo octavo patriarca hindú que viajó a China a expandir correctamente la fe budista, convirtiéndose de esta forma en el primer Bodhidharma chino. Bodhidharma significa en sánscrito: “patriarca y único heredero legítimo de Buda”, algo así como un Papa budista. Como Bodhidharma es un título y no un nombre propio, a partir de ahora llamaré a este personaje histórico por uno de sus nombres chinos: Ta Mo (Da Mo, en pinyin).
La finalidad de la peregrinación de Ta Mo fue la de corregir el budismo de los monjes de la Dinastía Liang (Dinastía Meridional que existió entre los años 502 y 557 de nuestra era), ya que aunque el budismo ya estuviese arraigado en China en aquellos años se practicaba de forma una tanto heterodoxa y la instrucción didáctica estaba muy descuidada por sus discípulos.
Se dice que al llegar al Templo Shaolín, Ta Mo pensó que para poder enseñar el perfecto budismo a los monjes del templo debía tener las ideas muy claras, por ello se dedicó a meditar durante nueve años sentado silenciosamente cara a la pared “escuchando el ruido de las hormigas”, dentro de una cueva rocosa en el exterior del templo que más tarde sería llamada con su nombre. Esta meditación silenciosa durante tanto tiempo entra dentro de la leyenda Shaolín, esto es, hechos exagerados o simples mentiras de las que siempre se ha rodeado el tema Shaolín, como lo de decir que Ta Mo se cortó los párpados para no quedarse dormido durante la meditación y que de estos nacieron las hojas de té. Hay que tener en cuenta que Ta Mo solo vivió nueve años en el Templo, por lo que si se dedicó todo el tiempo a meditar poco tiempo le quedaría para trasmitir sus enseñanzas. Lo que si es cierto es que Ta Mo predicó la doctrina Chan (llamada posteriormente zen, en Japón) o escuela intuitiva, que es una de las sectas Sunya del budismo, dentro del Mahayana (o Budismo Gran Vehículo).
Según la enseñanza budista Mahayana, el cuerpo y el alma son uno e inseparables, por lo que si queremos tener un alma fuerte deberemos tener también un cuerpo robusto. Ta Mo estaba convencido de ello, por lo que empezó a desarrollar en sus alumnos una disciplina física y mental con la que fortalecieran su cuerpo y, con él, su alma. Según parece, alguna vez dijo: “Espíritu y cuerpo deben estar inseparablemente unidos. Ahora, vosotros estáis tan abrumados por las demandas del cuerpo que parecéis incapaces de comprender la benevolencia de la unidad de mente y cuerpo. Por lo tanto, os voy a dar una doctrina, entrenad vuestro cuerpo y vuestra mente con ella, entonces lograréis una más elevada percepción“.
Según el pensamiento de Ta Mo, la mente controla el cuerpo y el dominio del cuerpo puede conducir a una mente pura. Con el transcurso del tiempo, con la práctica de los ejercicios Wei Cheng ideados y enseñados por Ta Mo, los discípulos shaolín se convirtieron en hombres fuertes y sanos.
Estos ejercicios de Larga Vida ideados por Ta Mo consistían en dieciocho maniobras corporales a las que denominó: Shi pa Lo Han sho, esto es, “los dieciocho movimientos de las manos de Buda”, (Eki-Kinkyo en japonés, demostrándose con ello que este sistema llegó hasta Japón). Estos ejercicios servían para mejorar la salud de los monjes, así como para templar su voluntad, ya que cuando viajaban de un monasterio a otro en peregrinación, o difundiendo sus enseñanzas por las más alejadas comarcas de la geografía china, los monjes debían tener una especial fortaleza física y un gran ánimo voluntarioso.
Los ejercicios Wei Cheng del Shi pa Lo Han sho fueron descritos originalmente en dos libros: el “I Chin Ching” (“Yi Gin Ching” en pinyin moderno), conocido en occidente como “El Clásico Libro del Cambio del Músculo“, y el “Hsien Siu Ching” (“Shii Soei Ching” en pinyin), también conocido como “El Clásico Libro del Lavado de la Médula“. El “I Chin Ching” enseñó a los monjes a restablecer su salud y a fortalecer sus cuerpos debilitados, en tanto que el “Hsien Siu Ching” enseñó a los monjes a utilizar el chi para limpiar la médula ósea y fortalecer la sangre y el sistema inmunológico, así como para proporcionar energía al cerebro y alcanzar la iluminación. Desgraciadamente solo ha llegado hasta nuestros días el “I Chin Ching“.
Con el tiempo, los dieciocho movimientos ideados por Ta Mo traspasaron los límites monacales y fueron usados como método de entrenamiento físico por muchos artistas marciales, fundiéndose su saber con varios estilos de Kung-fu, y pasando a ser parte de sus conocimientos y enseñanzas; así, por ejemplo, el famosísimo y carismático general Yueh Fei, adiestró a sus tropas a principios del siglo XII con el Shi pa Lo Han sho como ejercicios cotidianos de fortalecimiento físico.
A principios del siglo XIV, durante la Dinastía mongola Yuan (1271-1368 d.JC) un joven noble llamado Chueh Yuan (conocido también por el nombre cantonés de Gok Yuen), del pueblo de Yen Chou, pasó un tiempo en el Templo Shaolín con el fin de meditar, y allí aprendió el Shi pa Lo Han sho de Ta Mo que le enseñó el monje Hung Yun. Sobre la base de los dieciocho movimientos, mezclándolos con movimientos que imitaban las actitudes animales, el joven Chueh ideó otros setenta y dos ejercicios, aumentando de forma notable la eficacia del sistema. No contento con esto, Chueh Yuan abandonó el Templo en busca de otras fuentes de inspiración.
Cuenta la tradición que en las inmediaciones de la ciudad de Lanchow, Chueh Yuan fue testigo del combate entre un viejo ambulante: Li Chieng (también conocido como Lee Sau) y un joven bandolero, el cual fue vencido rápida y fácilmente por el anciano. Profundamente asombrado Chueh Yuan preguntó a Li Chieng sobre su extraordinaria victoria, y este le explicó que llevaba muchos años practicando Ch’uan Shu (Boxeo Chino), y que si quería aprender debía asistir a las clases que impartía un alumno suyo: Pai Yu Feng (también conocido como Bak Juk Fung), el maestro de Kung-fu de la localidad de Shansi. Parece ser que Chueh Yuan pidió a Li Chieng que le llevara ante su alumno-maestro, y cuando se reunieron los tres, Chueh mostró sus setenta y dos ejercicios gimnástico-marciales a sus nuevos amigos, convenciéndoles de que debían fundir los movimientos de Ta Mo y los ideados por él con sus conocimientos marciales; de esta forma, los tres recientes amigos se trasladan al Templo de Tung-Fu con el fin de afinar su obra.
El sistema que pusieron a punto contenía ciento setenta y dos series de boxeo chino, agrupándolos en cinco estilos distintos que adoptaron el nombre de cinco animales: la serpiente, la grulla, el tigre, el dragón y el leopardo. Una vez creadas estas series, los tres volverían al Templo Shaolín de Soon-Shan para enseñar su sistema de combate a los monjes que allí se hallaban.
Lo que estos tres hombres habían tratado de conseguir era un sistema que tuviese lo mejor del Kung-fu de aquella época, mezclando técnicas internas y externas, y dividiéndolo en cinco subsistemas que se especializase cada uno de ellos en un apartado específico de sus conocimientos. De esta forma, el apartado del dragón servía para desarrollar la voluntad y el espíritu, la técnica de la serpiente educaba el chi, o energía vital, la sección del leopardo ampliaba la velocidad y los reflejos, mientras que la secuencia del tigre desarrollaba los músculos y tendones, y el apartado de la grulla estaba enfocado para la consecución de fluidez y elegancia en los movimientos. Estos cinco estilos animales constituyen la base de los sistemas de Kung-fu Shaolín que perduraron durante más de trescientos años y por los que los monjes fueron conocidos y famosos en toda China.
(Continuará).