¿Qué es la Esgrima histórica?
La respuesta es llana y simple: es un arte marcial. Igual que cualquier otro. Igual que el kárate o el taekwondo. De hecho, se trata de la columna vertebral de HEMA (Historical European Martial Arts). Es un arte marcial que comenzó en Centroeuropea a mediados de los años noventa, y con el paso del tiempo, en todos los países del continente han ido surgiendo grupos que se dedican a su práctica. Cabe destacar que en los últimos años, este arte marcial se ha extendido al nuevo continente, y las últimas noticias que tenemos es que han surgido varios grupos en China.
¿Pero qué es la Esgrima Histórica y que es HEMA realmente? Aclaremos un par de conceptos:
HEMA: Artes Marciales Históricas Europeas. Como suena, todo arte de combate que sea de origen europeo e histórico (armado o no) entra dentro de esta definición.
Esgrima histórica: Para esta definición se hace necesario que la disciplina que practiquemos sea armada (en el 99% de los casos será una espada).
Por ello sacamos en conclusión que todas las disciplinas de la esgrima histórica pertenecen a HEMA, pero no todas las disciplinas de HEMA pertenece a la esgrima histórica (ringen alemán, por poner un ejemplo). En este artículo nos centraremos en el mundo de la esgrima histórica.
Lo primero que tiene que saber una persona que se quiere iniciar en la Esgrima histórica, es saber qué disciplina quiere practicar. Este punto es muy importante ya que no todas las salas de armas imparten las mismas disciplinas. El conocimiento de la esgrima histórica se saca a través de tratados históricos que los antiguos maestros grabaron, por lo que no nos vale cualquier cosa.
El primer tratado del que se tiene conocimiento es el I33 que data del siglo XIV. Se trata de un manual de lucha de espada a una mano y broquel (un escudo de 30 cm de diámetro). A partir de este tratado podemos encontrar más abundancia de fuentes históricas y más disciplinas.
Cronológicamente se distribuyen de esta manera: espada de una mano y broquel (siglo XIV), espada de mano y media o espada larga (siglo XV), espada de punta y corte (siglo XVI), espada ropera (siglo XVII), espadín (siglo XVIII) y sable (siglo XIX). Podríamos decir que estas son las disciplinas más comunes, pero realmente hay muchas más: la daga del siglo XV o el montante del siglo XVI por poner algunos ejemplos.
Lo más común es que en cada sala de armas se estudien dos o tres disciplinas, siendo las armas estrella la espada ropera y la mano y media. Hecho que es cierto en España, ya que si cruzamos los Pirineos, la ropera se va viendo cada vez menos (es una espada propia de los países mediterráneos). Dado que estas dos disciplinas son las principales de nuestros país se merecen que las expliquemos pormenorizadamente:
La espada de mano y media: En países anglosajones “longsword”. La típica espada de mediados del siglo XV. Ante la mejora de las armaduras se hizo necesario crear un arma más grande capaz de atravesarlas. Se maneja principalmente a dos manos por lo que presenta una larga empuñadura. El tamaño de la hoja oscila entre los 90 cm la más tempranas, hasta los 110 cm las más tardías. El peso así mismo, varía entre 1,3 kg las más ligeras, hasta 1,9 kg las más pesadas; siendo un estándar el 1,5kg-1,6kg. Se trata de una espada empleada tanto para su uso en campaña como para duelos, pero empleada por la gente pudiente (nobleza).
La espada ropera: Es la espada por excelencia del siglo XVII tanto en España como en Italia. De hecho, su nombre se debe a que era una pieza más de la indumentaria. Se maneja, a diferencia de la anterior, con una mano, por lo que nos deja libre la otra para que empuñemos una serie de opciones: una daga, un broquel, una capa… Al contrario que la mano y media, esta espada era de uso común por todo el mundo, independientemente de su estatus social o económico.
Las armas
¿Cómo son las armas que usamos para entrenar y aprender estos antiguos sistemas de combate? Este punto es de vital importancia, porque es un rasgo que define nuestro arte marcial. Las armas han de ser lo más parecido a cómo eran en la antigüedad.
Consideramos fundamental estos dos aspectos:
- Material: Han de ser de acero (no vale aluminio). Si las armas de verdad son de acero, debemos entrenar con acero. La sensación que tienes cuando las hojas de metal chocan entre sí no son las mismas que si usamos espadas de madera o de algún polímero.
- El rigor: Las dimensiones y los pesos han de ser históricamente correctos. Esto es primordial, ya que el arte marcial viene condicionado por el arma. De nada nos sirve entrenar con una espada ultraligera argumentando que así seremos más rápidos.
De todas maneras, sería una falacia por nuestra parte decir que nuestra réplica es igual que una histórica. De hecho, lo normal es que nuestra espada esté conformada con un acero de mayor calidad que el histórico, y que esté manufacturada con un proceso mejor que el histórico. Por supuesto, para la buena práctica de nuestro arte marcial, todas las espadas han de ser armas negras (sin filo ni punta). Además de vestir siempre con protecciones adecuadas.
Protecciones
Para poder realizar los combates con seguridad no basta con que las espadas no tengan filo, al fin y al cabo siguen siendo de metal. Es necesario protegerse. Los que estén pensando en armaduras de metal de época ya pueden irse olvidando. Los que se protegen de esta manera están haciendo Esgrima de arnés o bohurt. Pero eso es otra cosa bien distinta.
Nuestra esgrima, es una esgrima de duelo, no de batalla, por lo que ese dato condiciona nuestro estilo de combate. Pongamos de ejemplo la espada de mano y media: lo que nunca podremos hacer será pelear de la misma manera, con las mismas técnicas si vamos protegido con 30 kg d armadura, que si vamos sin ella. Para atravesar esa armadura (combate con arnés) se precisa trabajar de una manera que nosotros no hacemos. En Esgrima histórica nos centramos en el duelo. En un duelo histórico no se combatiría con armadura, tan sólo con ropa. Dado que nuestro objetivo es recrear esos duelos siendo lo más fieles a la historia pero sin dejar de lado la seguridad, debemos ir protegidos.
Cuando la Esgrima histórica comenzó en nuestra país, no existía la oferta que hay hoy en día, por lo que la gente se protegía como podía: con protecciones de Motocross, guanteletes, coletos de cuero… Por suerte, esos tiempos pasaron y hoy en día contamos con proveedores especializados que suministran material de calidad para trabajar con seguridad. Contar con protecciones adecuadas es vital para poder combatir libremente. Necesitamos armas de verdad para hacerlo lo más realista posible y necesitamos protecciones para poder usarlas con seguridad.
El combate
La piedra angular dónde se sujeta la Esgrima histórica. Sin combate no hay nada. No hay arte marcial, la técnica que estudiamos carecería de sentido si no somos capaces de trasmitirlas en combate. Gracias a las protecciones podemos combatir a pleno contacto. Velocidad real y potencia real. Con estas premisas resulta curioso comprobar las pocas lesiones que tenemos (gracias a las protecciones).
Cuando se comienza, se saluda a modo de respeto y para indicar a tu oponente que estás preparado. El combate transcurre con normalidad hasta que uno de los dos logra tocar al otro. Es punto merece la pena explicarlo detalladamente:
En Esgrima histórica el objetivo no es dar al oponente como en Esgrima deportiva, al contrario, es lograr darle sin que nos den a nosotros. Por ello, de nada nos sirve darle un golpe a nuestro oponente para que un segundo después el oponente nos dé a nosotros. En la vida real, con armas afiladas y sin protecciones, los dos contendientes estarían muertos. Para nosotros, de nada sirve dar un golpe un segundo antes si por ello recibimos otro golpe. Nuevamente, volvemos a lo mismo, se trata de dar, sin que nos den. Dentro de la sala de armas, en un combate habitual, esta es la práctica. Cuando uno de los luchadores está cansado, se avisa al compañero y el combate termina.
Los eventos
Que la Esgrima histórica lleve pocos años funcionando si la comparamos con otras artes marciales orientales, no quiere decir que nos limitemos a ser un puñado de practicantes desperdigados por la geografía nacional sin relación entre nosotros. Todo lo contrario, continuamente se está fomentando el que los practicantes viajen para pelear y aprender de otros instructores. Para eso se montan los eventos. Prácticamente a lo largo del año hay en algún punto de nuestro país uno u otro evento. Algunos reúnen a mas gente y otros a menos. son jornadas de aprendizaje en las que un alumno puede aprender del trabajo de otros y puede pelear contra otra gente diferente, que aunque practique su misma disciplina, pueda pelear con un estilo diferente al seguir a otro maestro histórico.
Por poner un ejemplo, aunque nosotros practiquemos con espada ropera, nuestro estilo es de un maestro italiano (Salvatore Fabris). Por eso, es tan enriquecedor en estos eventos pelear contra una persona que practique la misma espada, pero que siga otro estilo (la verdadera destreza según la tradición del maestro Rada, por ejemplo).
Otros eventos diferentes son los torneos. Resumir aquí toda la reglamentación sería demasiado largo, pero baste decir que cada torneo tiene sus propias reglas y su propia manera de funcionar.
Los tratados
Este arte marcial que hoy tanto nos apasiona, en su día dejó de tener interés y no hubo continuidad, a diferencia de las artes marciales orientales en las que podemos establecer una genealogía de aprendizaje.
No. Esto ha habido que rescatarlo prácticamente de la nada. Y aquí es dónde entran en juego los tratados. A nuestros días nos han llegado una buena cantidad de material histórico que los antiguos maestros tuvieron la molestia de plasmar en papel. Lógicamente, cuanto más retrocedamos en el tiempo, menos material encontraremos para trabajar.
Al principio debió de ser una ardua tarea, pero a día de hoy, es posible encontrar manuales sin mucho esfuerzo a través de Internet. Hasta podemos encontrarlo traducidos al castellano. No es raro que un instructor siga un manual (el de Simung Ringeck por ejemplo) y tenga dos o tres traducciones/ interpretaciones, y además, haga la suya propia.
CONCLUSIÓN
Espero que toda esta perorata sirva para aclarar un poco más lo que hacemos y arrojar un poco de luz ,sobre todo frente a la comunidad de artes marciales en este país. De manera que, el que esté interesado en iniciarse en la práctica del combate armado sólo tiene que averiguar cuál es su sala de armas más cercana y pasarse un día a probar. Para ello os dejo el enlace de la página web de Arcensis, dónde hay un mapa en el que se muestran muchas de las salas de nuestro país: http://arcensis.es/encuentra-tu-sala
Para conocer un poco mas de nuestro mundo os invitamos a seguirnos a través de nuestro Facebook: Sala de armas Salvatore Fabris.